Capitulo 31

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"Queridos lectores, les regalo esta maratón de Disparo al corazón, espero les guste va con mucho cariño y esfuerzo".
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SOFÍA GARCÍA.

Salí del salón rápidamente y llegué a un jardín, me senté en un banco y suspire tratando de calmarme...

Que zorra desgraciada esa mujer, ganas no me faltaban de arrancarle a golpes esa sonrisita cínica que tenia, pero al menos se la borre con clase y no relajándome a su nivel, pero no solo es la única desgraciada ya que Francesca también lo es por meterse con una mujer casada y más encima con uno de sus socios

Cerré los ojos y respiraba lento tratando de calmarme y no volver al salón para matar a esa zorra, siento un aroma dulce...es ella, siento como se sienta a mi lado, abro los ojos y la miro

- ¿No deberías estar adentro con tus socios?- digo molesta.

-No, cuando mi futura esposa se siente mal.

-Lo único que quiero es regresar a esa estúpida fiesta y arrancarle el pelo a esa zorra.- mi comentario le causo risa

- ¿Qué te causa risa? Ni siquiera sabes lo que esa arpía dijo.

- Escuche todo y me gusto como te hiciste respetar.

-Lo siento por el show que hice, pero me trato como una mas de tus putas.

- Esta dolida porque nunca pudo conseguir mi atención.

- ¿Y por que dijo que eras tan buena en la cama? - Ríe fuertemente.

- La voz corre rápido con ese tipo de cosas.- deja un mechón detrás de mi oreja- Tú lo dijiste serás la futura señora Amatos.

- Si... lo dije porque debemos aparentar eso.

- Tienes razón - Francesca se puso de pie y me miro sin expresión. - Ya hice lo que debía así que podemos irnos. - dijo fríamente sin mirarme.

Ambas volvimos al salón y nos despedimos de los conocidos de Francesca, salimos a la calle y los fotógrafos y periodistas seguían ahí, hambrientos de contenido para sus revistas

Esperamos a que trajeran el auto mientras nos tomaban fotos, Francesca estaba molesta por mi comentario o tal vez seguía molesta por lo que paso hace un mes, me dolía su indiferencia, pero bien merecida me la tenía aunque en ese momento no supe como reaccionar y creo que todavía me cuesta saberlo

Nos subimos al coche y lo puso en marcha rumbo a la mansión

Silencio... era lo único que había entre nosotras, ella manejaba sumergida en sus pensamientos mientras que yo apreciaba las calles de Sicilia, la mire y no había ni una expresión en su rostro que me hiciera saber en que podría estar pensando.

No sabía cómo tocar el tema de lo que pasó, pero le debía una disculpa por tratarla Mal aunque no sabría como ella se tomaría mis disculpas sabiendo que no es una mujer que de a torcer el brazo

-Francesca...

-¿Qué quieres?- pregunto fría.

-Quiero disculparme por lo que dije la última vez en la playa, fui grosera y...

- Dijiste lo que pensabas así que da igual. - me interrumpió.

- pero no por mi debías irte de tu casa.

- Te hice un favor, deberías agradecer que no tienes que ver la cara de un monstruo.

No pude decir nada luego de sus últimas palabras era obvio que seguía molesta por lo que dije y no podría culparla, pero en el fondo solo quería una cosa...

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