Emilia
Todos los veranos una de las familias del pueblo organiza una fiesta cerca de la playa, una fiesta sólo para los jóvenes, inicialmente era como una fiesta para que los más niños del pueblo pudiéramos también disfrutar de la noche hasta que fuimos creciendo y con nosotros creció la fiesta.
En un principio eran juegos, dulces y ponche, ahora es lo mismo, juegos, pero en lugar de dulces y ponche, somos un montón de jóvenes bebiendo alcohol en la playa hasta el amanecer.
Llegamos tarde a la fiesta con mis primos, decidimos tomar unas rondas de tequila y después demoraron por lo menos quince minutos en convencerme de subir adelante de un auto, con León conduciendo.
Cuando llego lo primero que veo es a Carlos entre un grupo de mujeres, lleva una camisa blanca y me ve de inmediato entre todos, fijando su mirada en mí, pero algo me pasa, me dan celos de verlo con un grupo de mujeres que ríen alrededor de él; casi no me puedo concentrar en verlo a él, sólo las veo a ellas reír, tocar los brazos de Carlos en disimulados ataques de risa mientras él los quita rápidamente y mueve la mano, indicando que vaya donde él, pero me niego, alejándome a otra parte de la fiesta, arrastrando mis celos y mi orgullo enorme conmigo.
Estoy cerca de una fogata con los pies en la arena, mis primos hablan alrededor y Rafaela, una prima, me habla de algo de Dante, su hermano, mientras yo apenas le pongo atención, sólo sigo el hilo de su monólogo, demasiado enojada y concentrada en dejar de salir con Carlos hasta que el hilo se rompe y escucho a Rafa.
—¿Y a qué viene éste para acá? —murmura Rafa, su ceño fruncido haciéndome voltear para ver a Carlos pasar entre mis primos directo hacia mí.
—Ni idea —respondo girando para darle la espalda a Carlos.
—¿Por qué me estás ignorando, pajarito? —se sienta a mi lado sobre el tronco, pasando una pierna a cada lado mientras Rafa lo mira con una mezcla entre confusión y unas ganas de sacarlo de ahí a patadas.
—No te estoy ignorando, tú te viniste a meter acá —respondo viendo a mis primos observar junto a León, Tami se acerca y tira del cuello de la camisa de León mientras le dice algo no muy amistoso.
—Llegaste y te pedí que fueras donde mí, pero no fuiste.
—¿Para qué? Yo te vi feliz con todas esas mujeres, que les encanta reírse de tus chistes aburridos y tocar tus brazos... a ti te encanta esa atención.
—Pajarito, ¿Estás celosa? —pica mi cintura con un dedo, la música suena y se mezcla con el sonido de las olas.
—¿Por qué debería? No somos nada.
—Si somos —sonríe mirándome demasiado divertido para mi gusto.
—No, Carlos, no te confundas, no somos nada... sólo lo hicimos y ya —susurro acercándome a él.
—Mentira, —toma mi mano que alejo rápidamente de su agarre— son tus celos y tu orgullo, pajarito, pero no importa, tengo paciencia, así que cuando se te pase puedes ir a buscarme.
—¿Cuándo se me pase qué?
—Tus celos sin sentido, a mí sólo me importas tú —se levanta del tronco afirmando mi mentón con una delicada fuerza para dejar un corto beso en mis labios.
—Sigue pensando que son celos, animal, no podrías estar más equivocado.
Me da una sonrisa tensando su mandíbula para alejarse otra vez y sentarse entre sus dos hermanos mirándome fijamente desde lejos, no le pongo atención, porque eso es lo que quiere, Carlos piensa que me tiene comiendo de la palma de su mano y no es así. Se atreve a darme un beso delante de todos mis primos y yo me quedo sentada ahí, viéndolo lejos, evita cada mano de mujer que intenta afirmar sus brazos. Esos brazos deberían estar alrededor mío. ¡No! No, no, no, Emilia...
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Lo Que Quede De Verano © [Disponible En Amazon]
Romanceᴅɪꜱᴘᴏɴɪʙʟᴇ ᴇɴ ᴀᴍᴀᴢᴏɴ Emilia pretende tener un verano tranquilo después de tantos meses de terapia por su accidente; acompañado del mar, el sonido de las olas y las hojas de los árboles, está segura que es justo lo que necesita, quizás recordar un po...