Carlos
La encontré hace unas semanas, intenté no buscarla porque cuando terminó conmigo en la casa de Bapi, llevando mi sudadera, me molestó cómo tomó algo sin sentido para alejarse de mí, la vi salir sabiendo que volvería a verla, pero sin tener claro si volvería a buscarla para estar juntos.
Tatiana no buscaba algo real en mi habitación, de hecho, no había nada de ella así que creo que sólo lo hizo para molestar a Emilia después de vernos en la feria del pueblo días antes del juego, con Emilia caminábamos de la mano cuando de lejos vi a Tatiana que se endureció por algún extraño motivo de ver mis dedos entrelazados a los de Emilia. Fue peor cuando la ignoré. Con Tatiana estuvimos un verano juntos, hace muchos años, en la adolescencia, y quizás si dije cosas apresuradas, pero fueron sólo producto de la edad, la inmadurez, de ninguna forma las hubiese dicho con la seriedad con la que le hablo a Emilia.Pero ya estaba hecho, volvimos a casa y luego con Arturo viajamos a Rosario para el año universitario, sólo unas semanas después la vi caminando con un overol, un día jueves, cubierta de pintura, salió de su universidad y caminó hasta un café a quince minutos por el puente, luego volvía a la universidad y salía dos horas más tarde.
Hace cada jueves lo mismo, sin falla, mientras en mi mente corrían muchos pensamientos como "no tiene idea de que no debería tener una rutina tan sólida, es una presa ideal para algún psicópata obsesivo... como yo", pero a diferencia de un psicópata obsesivo, yo jamás le haría daño.
Jamás podría lastimar su cuerpo, su alma o su corazón, entonces no me acerqué, sólo la veía los jueves, caminaba hasta su universidad y después la seguí hasta el apartamento con León. Cuando llegaba, León jamás estaba en el apartamento, estudiaba hasta tarde en la universidad y llegaba siempre después de las diez de la noche. Si, hasta esa hora me quedo cerca viendo que esté bien.
Y yo, sólo la veía de lejos, la veía cargar materiales de la universidad, libros, a veces sentía el impulso de ir a ayudarla, pero no estaba listo aún para hablar con ella, hasta que vi que aún sigo en su fondo de pantalla, sacó su teléfono después de salir del café y se detuvo a mirar el cielo para tomar una foto, ahí fue cuando me vi, en una de nuestras fotos abrazados en su teléfono, lo miró unos segundos y lo guardó.
—¿Qué haces? —me mira fijamente, camino hasta ella quedando su pecho a unos centímetros de mi cuerpo.
Pero no respondo nada, sólo siento unos segundos su respiración cerca de mí y la observo hacia abajo, sus ojos color caramelo que recorren mi cara, doy una media sonrisa y dejo salir una risa por mi nariz antes de voltearme y alejarme. Ahora que la tengo frente a mí sólo quiero que sepa que la encontré, es un aviso. ¿De qué? Aún no lo sé, estoy demasiado molesto todavía.—¿A dónde vas? ¿Me seguiste para eso? ¿Para seguir jugando conmigo? Eres una burla, Carlos.
Sólo doy media vuelta caminando para observarla molesta, muy molesta. Creo que jamás la había visto enojada.
—Es un aviso Emilia, te encontré y te estoy observando siempre... no lo olvides, siempre cumplo mi palabra.
Parece que en cualquier momento le saldrán llamas de la rabia que come su rostro, frunce sus cejas en la última mirada que le doy, antes de dar vuelta en la esquina y que me pierda de vista.No estoy jugando con ella, sólo estoy dándole más tiempo para que planee cómo escapar de mí antes de que la tenga nuevamente en mis brazos, sé que va a escapar apenas pueda, con cualquier excusa que inunde su cabeza, así que espero que lo tome como lo que es, un aviso de que estoy más cerca de lo que ella piensa y que en su mente se creen mil ideas sin respuesta de porque estuve frente a ella sin dejarme romper por mis ideas de ponerla sobre mi hombro y cargarla hasta mi apartamento para hacerla mía otra vez, hasta que llore, lágrimas de placer, claro, jamás podría hacerle daño.
Llego al apartamento y encuentro a Arturo en su computador con audífonos, escribiendo ruidosamente como siempre, seguro está redactando algún contrato o algo de abogados, dejo mi abrigo en la entrada y camino a la cocina a hervir agua mientras miro por la ventana como comienza a oscurecer hasta que Arturo quita sus audífonos y voltea.
—¿Qué pasa? —pregunta confundido.—Le hablé a Emilia, —respondo preparando una taza de té, malísimo comparado con el té que prepara Emilia— ¿Cómo supiste que pasaba algo?
—Estás muy ruidoso, ¿Qué dijo?
—Me preguntó si estaba jugando con ella.
—¿Le hiciste algo? —su tono se vuelve preocupado, entrelaza sus dedos sobre su abdomen mirándome serio.
—Me acerqué a ella y cuando estaba muy cerca, la iba a besar, pero me arrepentí, pensé que no era la mejor forma para todo este tiempo así que sólo me alejé y me fui —rio pensando en lo lunático que parece.
—¿Por qué? ¿Ya no quieres estar con Emilia? —Arturo claramente no lo encuentra divertido, su expresión dura como una piedra.
—Obvio que quiero, pero quiero que aprenda que no puede dejarme así por algo tan absurdo, no sé en verdad, quiero que aprenda algo, pero no tengo muy seguro qué es.
—¿Vas a traerla acá? No la hagas sufrir, si ya no sabes que quieres deberías sólo dejarla ir.
—No aún, pero cuando lo haga te avisaré.
—¿Me escuchaste?
—Si, pero no la voy a dejar... Tendría que ser estúpido para dejarla ir —Arturo suspira y encoge sus hombros— Emilia es lo mejor que me ha pasado en la vida, Arturo, lo único que quiero es estar con ella... pero necesitamos tiempo, los dos.
Arturo sigue escribiendo fuerte en el computador, mientras yo sigo hablando con él o más bien sigo mi monólogo, nunca opina de más, ni pregunta de más, quizás es la conexión de gemelos que no necesita que hablemos de más mientras todo flota implícito entre nosotros. Excepto algunas cosas.—Arturo... —lo interrumpo dejando un tazón con café a su lado, veo como redacta en su computador, sólo me responde un despreocupado ¿Mm?— ¿Crees que todo esto vale la pena? Me refiero a Emilia, el tiempo, esperar.
—¿Por qué me preguntas eso? —deja de escribir de golpe y estira sus dedos sobre el teclado, le respondo que no lo sé, que quizás su opinión me pueda ayudar— Creo que sólo tú sabes si Emilia vale la pena o no para ti, para esperar y quizás intentar buscar una manera de estar cerca de ella.
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Lo Que Quede De Verano © [Disponible En Amazon]
Romanceᴅɪꜱᴘᴏɴɪʙʟᴇ ᴇɴ ᴀᴍᴀᴢᴏɴ Emilia pretende tener un verano tranquilo después de tantos meses de terapia por su accidente; acompañado del mar, el sonido de las olas y las hojas de los árboles, está segura que es justo lo que necesita, quizás recordar un po...