Capítulo XVI

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Carlos

Tan básico es Arturo que decidió pedirle matrimonio para hacer un poco más difícil que la relación de ellos termine, pero eso es bueno, significa que está asustado y que quiere asegurar a Emilia a toda costa.

—Déjame felicitarte —sonrío después de que Tami y Benjamín se van del baño para evitar ser víctima de nosotros tres.

—No es necesario, Carlos —responde Emilia secando su cara—, aparte, acabo de vomitar... no creo que quieras abrazarme así.

—Créeme que no podría importarme menos —rodeo los hombros de Emilia con mis brazos mientras Arturo me mira apoyado en el lavamanos, sus brazos cruzados frente a su pecho con una sonrisa, las manos de Emilia intentan mantener una distancia entre nosotros afirmando mi cintura, pero sólo me invita a abrazarla aún más—. ¿Estás molesto, por qué esa cara?

—Para nada, ¿Por qué debería estar molesto?

—Basta, los dos... ¿Para eso quieres que me case contigo? —Emilia se aleja de mi abrazo molesta, está molesta conmigo y Arturo, se gira y sale del baño.

—Amor...

—La hiciste enojar —rio empujando a Arturo antes de que se aleje de mí.

Camino hasta la terraza donde están mis padres con Tomás, mi madre me mira molesta pero no tengo idea qué hice ahora, de la enorme lista de posibilidades por las que ella podría estar enojada no sé cuál es la elegida hoy.

—¿Qué pasó? —pregunto levantando en mis brazos a Tomás.

—Emilia se enojó... ¿Qué hiciste, Carlos?

—¿Por qué siempre asumes que yo hice algo?, Fue Arturo que se puso celoso porque le di un abrazo a Emilia para felicitarlos... Se enojó con Arturo por ser tan inmaduro, mamá, no es mi culpa, lo juro, lo hice con buena intención.

—Mejor no la abraces tanto... Te conozco, Carlos.

—Ay, ¡Qué exagerada! —suspiro, sé cuánto le molesta a mi mamá que le diga que es exagerada— Mejor vamos a buscar a la tía Emi, ¿Vamos?

Tomás se alegra y vamos a buscarla dentro de la casa, Emilia no podría decirme que no si se trata de Tomás y la encuentro en la sala con un paño frío sobre sus ojos, golpeo su muslo con mi pierna y lo dejo a su lado.

—¿Qué?... Tomás —suspira cuando él la abraza y ella envuelve sus brazos a su cintura.

—Quería venir a verte, estaba preguntando por ti, ¿Cierto, Tomás?

—¿Es verdad o es una mentira de papá? —pregunta Emilia dejando que Tomás toque su cara.

—Es verdad.

—¿Van a quedarse en el apartamento hoy? —pregunto y ella me mira de reojo.

—¿Vas a hacer un problema de eso?

—Emilia, qué hostil, sólo te pregunto porque Tomás quiere invitarte a que hagan una pijamada y comer golosinas hoy en la noche.

Emilia tensa su mandíbula y se concentra sólo en Tomás que le habla como si nunca hubiese hablado con nadie, una verborrea, la misma que tengo yo cada vez que estoy con ella, quizás es algo que ella hace en las personas, hacerlos hablar, querer llamar su atención.

Después de comer, Emilia y mi mamá se fueron a su habitación porque le quería mostrar unas cosas, Tomás está jugando afuera con Benjamín y Tamara y yo voy a la habitación de mi mamá a buscar unos juguetes de Tomás antes de irnos al apartamento; están sobre la cama, Emilia ve las fotos de la boda de mis papás y mi mamá le habla de eso como si fuera ayer, se acuerda claro de cada detalle, de las cosas que dijo mi papá y de cómo cree que ese fue el día más feliz de su vida.

Lo Que Quede De Verano © [Disponible En Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora