Capitulo cuatro: Zoológico

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Mientras conduzco a traves de la avenidas y calles de la ciudad, la musica de Måneskin sale de las bocinas a nuestro alrededor, esta vez con un volumen más bajo.

Por mi visión periferica veo a Joseph viendo por su ventana como un niño pequeño conociendo algun lugar magico.

—Entonces Joseph, ¿Qué te trae por México?— le pregunto

Se gira rapidamente a mi.

—Conocer nuevos lugares — me sonrie— Habia escuchado que es muy bonito por aca.

—Son preciosos sus paisajes— asentí orgullosa de la diversidad de ecosistemas que posee mi pais.

—Sus playas, su cultura es interesante— ríe— y su gente es muy amable.

—Oh sí— reí— he escuchado eso de los extranjeros sobre que los mexicanos tenemos cierta forma de ser muy.... cariñosa.

Alternaba mi vista entre Joseph y el camino.

—Asi que ¿ahora voy a poder conocer a mi guia desconocida?— pregunta él con cierto grado de gracia.

—Tú pregunta y yo respondo.

—Me parece bien. ¿A qué te dedicas?

—Soy terapeuta— le sonrio.

—Oh vaya, eso es genial.— dice con cara de sorpresa— realmente no crei que fueras terapeuta.

—¿Por qué?— hice una pausa— ¿De qué tengo cara?

—No lo sé quiza algo relacionado con el arte.— su sonrisa es realmente linda.

—Oh pues— reí un poco— en realidad eso tambien me gusta.

Gira un poco su cuerpo, lo que el cinturon de seguridad le permite, hacia mi.

—¿Qué practicas?— habla con genuina curiosidad.

—Quiza un poco de todo... realmente me gusta bailar, cantar, he intentado escribir un par de veces— una sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar cada una de las veces que he practicado las distintas disciplinas que nos ofrece el arte. —Pero lo que realmente amo es dibujar y pintar.

—Eso es increíble— me dice— quiza algún día podria ver un poco de lo que haces.

—Claro no veo porque no.— asiento, en realidad esto es un poco raro para mi, casi nadie conoce lo que he hecho, quiza porque lo considero algo personal y me da miedo a las criticas que pueda recibir de la gente, pero con Joseph se siente diferente.

—Y ¿La actuación?— pregunta.

Niego con la cabeza— Nunca lo he intentado, soy un poco penosa.

—Tan penosa no eres—bromea él— Estas llevando a un desconocido a conocer tu ciudad.

Reí

—Esto se sale totalmente de mi zona de confort, Joseph— Lo vi por unos segundos mientras esperamos la luz de siga en un semaforo— No es como que vaya por la vida siendo guia de extranjeros desconocidos.

—¿Qué lo hizo diferente?

—Tú

—¿Yo?

Asentí con la cabeza.— Inspiras confianza.

Parece que se sonroja un poco por mi declaración. Sonrio victoriosa.

—Tienes buen gusto musical— cambia de tema.

—De todo un poco— le digo orgullosa mientras muevo un poco los hombros.

Poison de Alice Cooper comienza a sonar a traves de los parlantes.

Contigo siempre      Joseph Quinn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora