Capitulo cuarenta y uno: Hospital

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Me mantuve por unos minutos con la vista perdida al techo, estaba recostada sobre mi espalda, mis dedos paseaban por los rizos dorados de JJ

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Me mantuve por unos minutos con la vista perdida al techo, estaba recostada sobre mi espalda, mis dedos paseaban por los rizos dorados de JJ.

—¿En qué piensas?

Lo instó ha hablar.

—No sé cómo es qué pasó.

—Si bueno, cuando una mujer y un hombre tienen sexo, eso puede pasar.

Él ríe y después pica un poco mis cosquillas.

—Eso sí lo sé, tonta.... Es solo que nosotros nos cuidamos.

—¿Por qué no te lo dijo cuando lo supo?

—Quería estar segura que es mío.

—Entonces ella...

—¿Me engaño? —termina la pregunta —Sí.

—Mierda.

—Creo que ahora eso es lo de menos— suspira y se endereza—solo ahora no se que haré... ella quiere que pase más tiempo con Landon.

—¿Quieres hacerlo?

—¿No se supone que deberías quererlo?

—Pues —lo miro desde mi posición— Cariño es solo que acabas de enterarte que eres padre... solo tómate tiempo antes de tomar alguna decisión.

Acaricio su hombro intentando transmitirle paz y tranquilidad.

—Ella quiere dejarlo una semana conmigo, el próximo mes tiene un viaje de trabajo.

—Lo resolveremos JJ... no estas solo en esto.

—¿Crees que eso nos afecte con el divorcio?

—Lo hablaremos con el abogado.

Ambos estamos en pijama y listos para ir a la cama, vuelve a aferrarse a mi cuerpo hasta que se queda dormido, por su forma de retorcerse en la cama puedo darme una idea sobre los pensamientos que lo perturban durante su descanso.

•••

Camino hacia la bonita cafetería, al ir por la calle algunas personas me miran y murmuran, me hacen sentir como si tuviera algo gracioso o vergonzoso en mi rostro.

Una vez entro visualizo aquella mesa en la que la imagen de una familia me saluda.

Camino hacia ellos, los tacones de mis botas anuncian mi llegada topándome con dos pares de ojos azules y un par hazel.

—Lamentó llegar tarde.

—Me alegra que estes aquí. —JJ me sonríe mientras se pone de pie y se acerca a un abrazo.—Alguien ya estaba extrañándote.

Sonrío cuando me acerco a la pequeña carriola donde un bebé rubio extiende sus pequeñas manos hacia mi.

—Hola a ti también Landon. —lo tomo en brazos cuidando su pequeña cabecita, toma uno de mis dedos entre sus manos.

Contigo siempre      Joseph Quinn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora