Capitulo quince: Adiós

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Una semana.

Le doy un vistazo a mi departamento, las fotografías están guardadas, los pocos álbumes familiares que tengo, mis lienzos, el bonito caballete en mi estudio, si bien el lugar no está completamente vacío se ve que claramente ya no hay nada personal, mi ropa está en dos maletas increíblemente grandes que llevaré conmigo a otro continente, al llegar debería conseguir ropa más abrigadora pues el clima de México y el de Londres para nada era algo similar.

—Tengo que conseguir tu jaula pequeño —le hablo al perro a mi lado. —Ya tenemos el permiso de la aerolínea y la embajada, no pienso dejarte aquí.

El peludo mueve la cola cuando sueltan un ladrido pequeño.

Rio.

La lámpara de mi teléfono comenzar a parpadear en señal de una llamada entrante.

Videollamada. Joe.

Sonrió contestando.

—Buenos noches cariño.

—Hola Joe.

Me sonríe mientras parece hacer algo al otro lado de la pantalla.

—¿Cómo vas con todo?

—Ya está casi todo en cajas y la ropa en la maleta.

La conversación transcurrió entre cosas que debo y que no debo llevar a Londres, reímos mientras le mostraba la ropa en mi maleta, parecía que estábamos en un desfile de moda y yo era la modelo.

La personalidad coqueta de Joe sale a relucir con algunos comentarios picantes.

—No —dice tajante mientras niega con la cabeza.

Rio —¿Por qué?

No dice nada pero sigue negando con la cabeza, estoy segura que en cualquier momento se va a marear y dejará de hacerlo.

—Yo pienso que luce genial. —habló mientras me veo frente al espejo mientras paso mis manos por el contorno de mi silueta.

—Oh cariño, claro que luce genial... robaras miradas.

Una carcajada sale desde mi garganta.

—¿Tan pronto comenzamos con celos joven Quinn?

Su mirada baja mientras se mantiene en silencio.

—Es injusto, sabes —continue —a ti te desnudan con la mirada... y si te contará la clase de historias que se arman tus fans.

Frunce el ceño.

—¿Qué historias?

Niego.

Por más que insistió hablar sobre el tema me negué hasta que tuvo que cortar por un llamado que le hizo su manager, tenia trabajo al cual asistir.

No negare que el miedo sigue instalado en mi sistema, sin embargo he tomado la decisión que eso no me puede detener de cumplir mis sueños, había trabajado lo suficiente durante años para al fin merecer la vida que quiero.

Cinco días.

Suspiro viendo la pequeña oficina que había sido espectadora de mi experiencia como terapeuta durante el último año. El primer lugar en el que ejercía lo que tantos años de licenciatura y maestría había estudiado. Era el último día ya que hoy mismo pasaría a dejar las llaves en recepción. Hoy cierro una etapa en mi vida para comenzar otra.

Bajo por las escaleras del complejo de oficinas despidiendo como cualquier otro día de la personas que había conocido en ese lugar.

Al salir comenzó a caminar, y cuando menos me doy cuenta estoy en la entrada de aquel lugar lleno de flores y lápidas que adornan uno de los cementerios de la ciudad, supongo que este momento iba llegar en algún punto.

Contigo siempre      Joseph Quinn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora