Capitulo ocho: Un tipo

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Un día.

Ha pasado un día desde que Joseph se fue a Los Ángeles. En la primera noche he de admitir que sentí cierto vacío que aunque no haya sucedido nada más íntimo entre nosotros dejo su esencia y marcado el lugar en mi cama.

El día siguiente por la mañana fue aún peor, estaba tan acostumbrada a recibir mensajes de él que ver el movil y al no haber ningún mensaje sentí que algo me faltaba.

Ese día era mi turno en el consultorio, el dia más ocupado en el que pense que el atender paciente tras paciente mi mente se iba a mantener ocupada y me iba impedir darle vuelta al asunto.

Que error.

Por más que intentaba consentrarme en lo que las personas me decian, no podia, solo podía darle vueltas al porqué no había mandado ningún mensaje aún. ¿Por qué no había dado señales de vida?

La frustración llegaba a mi, pues el trabajo siempre habia sido una escapatoria para destraer mi mente. No funciono.

De salida del trabajo regrese a casa de mis padre y regrese el vehiculo, las primeras preguntas de mis padres se sintieron incomodas pues no les diria que habia estado saliendo con un famoso, quiza ni siquiera me creerian, despues de que no obtenian ninguna respuesta clara de mi parte dejaron ir su curiosidad y yo me senti agradecida por ello. Por unos minutos mi mente dejo ese pensamiento que llevaba agobiandome todo el día.

Pero debia volver a mi departamento.

Al llegar no pude evitar suspirar, lance mi quepeña mochila al sofa y me quite los bonitos botines que llevaba puestos, camine descalza hasta la cocina pues mi estomago comenzaba ha hacer ruidos raros por la falta de alimento, mis ganas de preparar algo de cenar eran nulas, abrí las puertas de refrigerador y logré ver un poco de comida rápida que había llevado Joseph hace dos noches. Acomode la comida en un plato y lo calenté en el microondas, unos minutos después ya estaba cenando en compañía de mi peludo amigo.

Mis ojos se perdieron en el pequeño balcón que da a un parque tras el edificio. Solo se ve el cielo oscuro adornado de unas pocas estrellas y el ruido de los niños jugando no faltaban. La vida seguia en normalidad. Sin embargo yo no me sentia normal, algo habia cambiado, algo estaba alterado en mi.

Mi traicionera mente comienza a jugar conmigo, un par de lagrimas salen de mis ojos y dejo de comer.

¿Por qué me siento así?

Mis manos van directo a mi cara sin importarme que puedan estar manchadas de comida.

Es acaso depresión post-Joseph.

Es estupido. Me permito llorar por unos minutos hasta que mi cuerpo me lo permite me tranquilizo. Me muevo en automático, hago mi rutina de antes de dormir, llenar los platos de mi compañero de cuatro patas, limpio la cocina, cierro las ventanas y puertas, al terminar camino a mi recamara y me dejo caer sobre la cama cuando estoy frente a ella.

Tomo el móvil en mis manos y decido a poner un poco de música, esta siempre habia levantado mi animo, por un momento la idea de reproducir la canción que mando Joseph pasa por mi mente, entro a la lista de reproducción y sonrió al ver que ha agregado otra canción en ella.

Sonrió y presionó play.

Car's Outside de James Arthur.

Dejo el móvil a un lado y recuesto mi cabeza en la almohada, cierro los ojos y me dejo llevar por la letra y melodía de la canción. Por un momento en mi fantasía podría pensar que estoy dentro de un video musical o alguna cosa por el estilo. Me rio de mi misma.

Yo sola me metí en esto, yo me permití comenzar a sentir algo y ahora siento que salí herida de nuevo, herida por mis propias expectativas. Yo sabía que iba a regresar a su país y que lo más probable es que no nos volveríamos a ver o hablar, después de saber que había participado en una serie reconocida a nivel mundial sabía que estaba destinado a una vida muy diferente a la mía.

Contigo siempre      Joseph Quinn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora