Capitulo veintiuno: Barbie latina

127 9 2
                                    

—Recuerda mirar a tus retrovisores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Recuerda mirar a tus retrovisores.

—Joe —lo miro —Te recuerdo que se manejar, solo no entiendo porque tienen que conducir a la izquierda.

Se ríe pues sabe que tengo la razón.

—De acuerdo, para adelantar tiene que....

—Ser por la derecha —lo interrumpo miró los espejos al costado del auto —Lo recuerdo, relájate.

—Bueno cariño es mi auto así que se me permite estar un poco preocupado.

Ruedo los ojos.

Me percato de que algunas gotas comienzan a caer del cielo mojando el parabrisas.

—Sip, es momento de detener las lecciones.

—Solo es lluvia.

—Ni en mi país conduzco cuando llueve.

Niega con la cabeza —Brinca para acá yo salgo.

Cuando me detengo frente a un parque, cambiamos de lugares y hago lo que Joe me pide, brinco al asiento de copiloto cuando el sale del auto y lo rodea para entrar de nuevo pero del lado del conductor.

—Tendrás que aprender hacerlo —habla mientras se pone el cinturón de seguridad —Es normal que llueva aquí.

—Lo se solo aún no estoy lista para eso.

Una canción suena por las bocinas del auto, R U Mine de Artic monkeys.

—¿Lo recuerdas? —me pregunta con una sonrisa en el rostro.

—Claro que lo recuerdo. —le sonrió de vuelta —Como olvidar cuando te vi brincando como loco en la cama de un hotel.

—Bueno yo también te he visto brincar sobre la cama. —lo dice con cierto tono pícaro.

Me rio y le doy un pequeño empujón en el brazo.

—Calla.

La gente transita por la calles aun cuando esté lloviendo, la lluvia no detiene la vida londinense.

—Ven acá. —me toma del brazo atrayéndome hacia él.

Quedó nuevamente sentada sobre él, como tantas veces lo hemos hecho.

—Cuando estoy contigo me siento como un jodido adolescente hormonal, me siento como cuando descubrí el sexo.

—Oh Joe, esa es una fantástica declaración de amor. —Tomó su rostro entre mis manos para acercarlo y plantar un beso en sus labios.

—Está más cerca mi departamento.

—Vamos.

Dos semana después

Ha pasado algunos días desde que hice aquel boceto de Joe acostado sobre mi cama, me he tomado el tiempo de perfeccionarlo por las noches antes de ir a dormir, porque si Joe y yo algunas veces dormimos en nuestras propias camas, cada uno en su departamento.

Contigo siempre      Joseph Quinn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora