Capitulo cinco: ¿Quieres pasar?

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Después del paseo en el zoológico fuimos a comer a un pequeño lugar en el que disfrutamos de platicas y comida deliciosa. Sentía miradas sobre mí y algunas veces llegué a ver a distintas personas que miraban a nuestra dirección, unos minutos después un par de chicas comenzaron a acercarse de a poco a pedirle fotos y alguno que otro autógrafo a Joseph.

Por un momento me siento incómoda de que los medios comiencen a relacionarme con él, no es que sea una tortura convivir con Joseph sin embargo se sabe como son las movidas de los periodistas de farandula.

Poco después nos retiramos del lugar y conduzco de regreso a su hotel donde nos despedimos aún estando dentro del vehículo.

—La pase muy bien— habló él viendo hacia mi lugar.

—De verdad me alegra que lo disfrutaras— me sincere con él. —Yo también la pase muy bien.

—Lo pude notar, parecías una niña pequeña de un lado a otro— se burló.

—Hace años no iba— le sonreí

—Jamas había visto tantos animales en un solo lugar.— confeso— En Londres no hay tanta variedad de animales.

Le sonreí orgullosa.

Han pasado unos días desde nuestra salida al zoológico, hemos continuado saliendo a diario, le muestro una pequeña parte de la ciudad en mis tiempos libres. Entre el centro histórico de la ciudad, llevarlo a un par de museos, incluso ya conoce mi adorado hogar, el dia de hoy lo tuve libre y decidí llevarlo a conocer Tequila un bonito lugar a las a fueras de la zona metropolitana, tomamos un tour que a decir verdad disfrutamos mucho.

Cada dia me siento más cercana a él, me siento cómoda estando a su alrededor, estar a su alrededor se siente normal, como si fuera un lugar al que pertenezco.

Llegamos a su hotel una vez termino el pequeño viaje.

Por un momento podría pensar que realmente no nos queríamos separar, es una sensación extraña, no lo sentía desde hace demasiado tiempo. Sacudí mi cabeza, seguro solo es mi mente haciendome una mala jugada.

—¿Quieres pasar?— me propuso él.

Lo pensé por un momento, estaba realmente cansada, mis piernas comenzaban a doler y la comida comenzaba a hacerme sentir con sueño.

—Claro por qué no— acepte.

Tome mis cosas y los dos bajamos del vehículo. Caminamos en silencio hacia la entrada del lugar, y un par de chicas que trabajan en el hotel lo saludaron con un "Buenas tardes Señor Quinn" y una sonrisa cada una. Me veían recorriendo todo mi cuerpo conforme iba caminando, me sentí un poco incomoda por su mirada juzgona, seguro creen que hare algo con Joseph. No pude evitar darles una sonrisa burlona cuando puso su mano en la parte baja de mi espalda y me guiaba hasta el ascensor.

Su toque a la piel desnuda de mi espalda provocó una carga de electricidad que recorrío mi cuerpo entero. Ese toque a pesar de ser mínimo me embriago y quería pedir más.

Una vez que se cerraron las puertas del ascensor caí en cuenta de algo. Estaba dentro de un ascensor completamente cerrado a un lado de un hombre que provoca demasiado en mi, y solo lo conozco desde hace un par de días.

Él presionó el botón marcando nuestro destino en el piso 15, trague un poco de saliva, pues no son muy de mi agrado las alturas. Podríamos sumarle el hecho que estar durante mucho tiempo en espacios cerrados me provoca pánico.

Mi mirada se concentró en las puertas. Comencé a contar para poder mantener mi mente en otro lado que no sea el ascensor, tan pronto como cerré los ojos sentí una gran mano en mi espalda.

Contigo siempre      Joseph Quinn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora