Merlina la estaba besando, había comenzado como un contacto levemente brusco de labios y poco a poco se profundizó ablandando su intensión y con la lengua lanzando la invitación de entrar. Enid ya había besado chicos antes, pocos y nada de que presumir, pero el tener a Merlina besándola era nuevo y realmente interesante y tentador.
Ajax era... era un simplón con besos con exceso de saliva y siempre pretendía saber usar la lengua cuando solo la dejaba cubierta en los labios. Merlina por su lado tenía una técnica seca pero efectiva, que realizaba una exploración intensa y clínica de los labios de Enid. Era como un ciego queriendo grabar cada relieve de la superficie para jamás olvidar la belleza del lienzo. Eran también burlones, suaves caricias que se alejaban y luego volvían como un seductor encanto. Se sentía bien, era realmente y jodidamente bueno. De pronto un sabor salado apareció y abrió los ojos, Merlina tenía grandes ríos salados bajando por sus ojos que se unían en los labios y otros bajaban a perderse en su cuello. Alzó las manos para limpiarlas, sentía la culpa de ser responsable de aquel acto tan triste y dolido, Enid no lo recibió como un logro sino como reclamo.
Sus dedos temblorosos recorrieron los ríos para secarlos, suave y caritativamente cómo una deidad compasiva. Merlina suspiró por el toque y abrió los ojos, sus labios se alejaron de los de Enid y ambas se quedaron midiéndose.
-Lamento que lloraras por mi culpa... no quise lastimarte. -dijo pesadamente. -Aunque creí que juraste jamás llorar, porque las lagrimas no cambiaban nada. -susurro la rubia en un jadeo melancólico.
Ya estaba alejándose de Merlina cuando está la sujeto firmemente de las caderas y le sonrió tiernamente, ese gesto jamás visto por nadie dejo a Enid conteniendo el aire y con el pecho palpitando cómo un caballo desbocado.
-Sí cambio algo; volviste. Estás viva. -respondió de inmediato con ternura. -Sobre lo de lastimarme, puede hacerlo, Enid. -dijo ásperamente y se acercó a su oído. -Lastímame, hiéreme y despedázame, Enid. Cualquier cosa que venga de ti lo tomare con deleite... Cara mía.
Un suspiro ronco y suave que estremeció a ambas. Era extraño lo que sentían, ese sentimiento de querer abrazarse tan fuertemente para unirse en un solo ser y estar siempre juntas. Enid sintió un cosquilleo en el vientre y el pecho caliente.
- ¿Segura? -respondió perdida en su estupor y en un cándido deseo que jamás había sentido nunca antes. -Por que te recuerdo que tengo garras... unas que podrían despedazarte por completo.
Ese tono jamás se lo había conocido ella misma y mucho menos Merlina que gruñó complacida y la miró sorprendida. Esas palabras eran excitantes y calientes para ambas. Enid evocó una visión de ambas haciendo el amor mientras podía sentir la piel y sangre de Merlina bajo sus garras, deseosa de más placer que venía del acto mismo y del daño que le ocasionaría. Era excitante y tan tentador que se restregó contra ella en busca de sentirse deseada.
-Mientras seas tú, lo quiero. -dijo de inmediato y cerró los ojos al sentirla seductora. -Quiero todo de ti, sin excepción, todo lo amaré.
Enid abrió la boca para relamer sus labios y Merlina la miró con gesto pérdido, aprovechó aquella oportunidad y deslizó su lengua en la boca de Enid consiguiendo que está gimiera de sorpresa y gusto. No podía estar con las manos quietas, entonces las empleo para rodear el cuello de Merlina y acercarla a su boca. Una fría batalla de habilidades pero en un cálido propósito de conocerse más íntimamente. Ambas estaban perdidas en tantas formas que lo único que podían hacer era condenarse mutuamente hasta que las consecuencias llegaran.
Enid sintió la mano viajera de Merlina en sus costados, lenta y cálida, como si deseara constatar que Enid estaba viva y real. Suspiró en la boca de Merlina y antes de que pudiera decirle que estaba bien, empezó a subir más y más, como una peregrinación devota ante su deidad. La euforia de sentirse deseada y querida eran confortantes, no por las implicaciones de las emociones sino de quién venían y eso era más excitante. Enid no pudo seguir con el beso, lo rompió y soltando un agudo y caliente suspiro que dejó a Merlina tan confundida que no podía recordar nada más que a Enid y ellas besarse. La sensación fría de sus labios la hicieron reprochar, ya estaba por demandarle explicación cuando Enid la tomo de los cabellos y la bajo a su cuello. Eso era nuevo, definitivamente mucho mejor.
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LUNA ROJA: INHERENTE AMOR
ФанфикNada es lo que parece. Merlina y Enid se enfrentan a una profecía que parece unirlas pero ¿Los aliados de verdad son aliados? Ambas pasarán pruebas que las harán reafirmar su amor y descubrir si de verdad pueden estar juntas.