CAPÍTULO XIII: ALGUNOS ALIADOS

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<<Dime, Merlina, ¿crees que el amor que le tienes a Enid pueda convertirte en un monstruo?>>

La pregunta de Kazimir quedo flotando en su mente por un largo tiempo, incluso muchas semanas después, como un señalamiento de que pronto todo tendría otro significado peor que el anterior, ¿una forma de autoconservación? Posiblemente, nunca se enamoro y al ver a sus padres pensaba que el amor era una cosa de chispazo automático, eso en definitiva no sucedió con Enid, tal vez esas emociones sí eran producto de la luna roja.

"¿De verdad? No, sabes que es mierda eso, es algo más, aun no encontramos qué, solo es cuestión de tiempo". Dijo esa parte de ella que la acompañaba en sus incógnitas.

-Supongo que deberé ser paciente para descubrirlo. -susurro de mala gana.

-¿Qué es lo que quieres descubrir? -pregunto Enid recargando su mentón en el hombro de Merlina, sonriéndole tiernamente.

Merlina se sobresalto un poco, no esperaba estar acompañada a las tres de la mañana y menos que Enid estuviese allí en vez de dormir después de ese exhaustivo entrenamiento.

-Mi potencial letal que se supone tengo. -respondió un poco más tensa de lo usual. -Por mucho que entrene, no paso de magia básica.

-Yo veo mucho avance, ¡ya puedes hacer telequinesis, leer mentes y levitar! Eso para entrenar un mes es soberbio. -exclamó orgullosa. -Eres realmente increíble, Merlina.

Entreabrió los labios, realmente le agradaban los cumplidos de Enid, lo suficiente como para sobre exigirle con tal de conseguirlos, exactamente como un maldito perro esperando una palmada en la cabeza, ¡miserable! Bajo su hombro, Enid gruño decepcionada por separarse de Merlina, rodeo la mesa de trabajo y se sentó frente a ella.

-¿No deberías estar durmiendo? -le dijo Merlina sin quitar atención a su libro de hechicería de media dificultad.

-Tú también deberías estar durmiendo.

-Tengo que estudiar demasiadas cosas, ¿Cuál es tu excusa para no estar en la cama?

-Odio dormir sabiendo que nadie está cerca, nuestros padres están buscando a Kazimir, me siento inquieta en las noches, por eso vine a esperarte. -respondió apretando sus manos, realmente le avergonzaba reconocer que quería estar junto a Merlina.

-Enid, debes aceptar la soledad y encarar el miedo, huir es de cobardes. -replicó Merlina dándole vuelta a la hoja. -Vete a dormir.

-Me iré cuando tú también vayas a dormir. -refunfuño indignada.

-No iré a dormir hasta aprender el hechizo de localización. -extendió la mano para tomar su pluma, remojo en tinta y comenzó a escribir algo en un pedazo de papel amarillo. -Después de leer, practicare hasta conseguirlo.

-Te esperaré.

-No soportaras el entrenamiento. Ve a dormir.

-No sin ti. -repitió inflando las mejillas. -Además, ¿y si Kazimir decide atacar? Alguien debe cuidarte.

Merlina, que escribía se detuvo, alzo la vista a Enid, la cual estaba sonrojada mientras contenía la vergüenza estrujándose los dedos nerviosamente. Merlina miro el grueso libro amarillento de sus manos, medito un poco la posibilidad de ignorar a Enid y seguir estudiando o dejar de lado un poco aquella lección para ir con ella a dormir un poco. Estaba cansada, entre entrenar con Morgana y Aidoneus magia y habilidades psíquicas, en representación de Carmilla que era la hija de Aidoneus que enseñaría combate cuerpo a cuerpo y con armas estaba un brujo gruñón que daba buena clase apenas para entretenerse. Después, para rematar habilidades de hipnosis y de obediencia con Anfitrite. La noche le quedaba de nueve a siete de la mañana que tocaba levantarse, ducharse, comer y después repetir las lecciones. Usaba parte de la noche para visitar a Kazimir y, siempre a las tres y media salía rumbo a la cueva para charlar un poco, llevarle comida y medicinas. Lo último parecía más un acto meramente cortes que interesado, se sentía confundida con ello, ya luego averiguaría el motivo.

LUNA ROJA: INHERENTE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora