CAPÍTULO XXIX: LOBO CON PIEL DE OVEJA

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Merlina seguía a Kazimir, por un bar extrañamente oculto de la enorme ciudad de Inglaterra. La había visitado una vez y ya, aunque las calles las recordaba con precisión, en esa ocasión su mente estaba ocupada en Enid y como estaban todos intentando armar un plan adecuado para salir de problema. Tras dar vuelta, un callejón de mala muerte les recibió, unas cuantas casas más y llegaron a unas escaleras con olor a licor rancio, orines y vomito, Merlina contrajo la boca en desagrado pero no dijo o hizo más. Kazimir toco la puerta vieja y rota, pronto un brillo tenue trajo el ruido de música, olor a sudor, poca ventilación y comida con licor barato. Entraron ambos con cuidado, un hombre enorme y corpulento les recibió.

-Busco a los Parry. -dijo Kazimir con un perfecto acento inglés.

-Entra, espera en la barra del fondo, ellos te llamaran.

El enorme gorila miro a Merlina, contuvo las ganas de prohibirle la entrada pero al parecer Kazimir representaba todavía una figura imponente y de miedo entre las personas. La música se volvió alta y ensordecedora, las personas rebasaban por mucho el limite de personas que deberían estar en ese lugar. Las meseras en ropas excitantes junto a los camareros que iban en una especie de calzón de cuero que daba una enorme ayuda a su miembro para resaltarlo y hacerlo ver más grande de lo que era.

-Vamos, apresúrate. -la apremio Kazimir por telepatía. -Aquí usan traductores por magia, así que no te resultara difícil entenderlos si no son ingleses. Por favor, no pelees con nadie.

-¿A quiénes buscamos?

-Viejos amigos.

-¿Tuviste amigos? -cuestiono sarcástica Merlina.

-Si tú lo conseguiste con esa cara de mierda y modales jodidos, yo lo haría cien veces mejor. -respondió con mofa.

Merlina no respondió, se concentró en intentar oír algo que no fuera el sonido ensordecedor de las baterías y guitarras en pos del rock y sus derivantes. La gente cantaba y bailaba como sentía el ritmo impuesto con esas letras estúpidas sobre alcohol, sexo y drogas. Regreso la vista a la espalda de Kazimir cuando sus ojos se cruzaron con las de un hombre atractivo que iba de cuero negro, ojos verdes como un destello de canica y una sonrisa encantadora para los pobres ignorantes. Fueron unos segundos, pero sintió que él la reconoció, como si la estuviera buscando por mucho tiempo. Paso a su lado, él la siguió con la mirada hasta que la vio sentarse a unos veinte metros de distancia.

-Es un bar donde se reúnen los excluidos de todas razas. Esta noche es un poco de rock. -explico Kazimir con alegría. -Me hablaron de esto, se siente bien el ambiente.

-¿Te hablaron? -dijo Merlina quitando la atención de aquel hombre.

-Recuerda que al salir de esa prisión me fui a vagar, en mi corto viaje conocí personas, establecí contactos y me reencontré con unos viejos amigos. -se encogió de hombros. -Soy alguien sociable.

-Bien por ti. -replico Merlina regresando su atención al hombre. -¿Tardaremos mucho aquí? No me agrada estar-

Una mujer de rostro amable pero firme les trajo una botella de vodka con dos pequeños vasos adecuados. Señalando al hombre que había seguido con la mirada a Merlina, conocieron a su agradable samaritano. Kazimir abrió la botella, sirvió los vasos y le ofreció un brindis en agradecimiento.

-¿Lo conoces? -le preguntó Merlina.

-No, pero al parecer el sí a lo dos. No es malo, pero tampoco parece ser de ayuda, es tímido. -dijo terminando el trago y se sirvió otro. -Ven, bebe conmigo.

Merlina acepto el vasito para brindar con una expresión recelosa al hombre. Entonces la mesera fue llamada por él, tras decirle algo, esta se marchó con expresión sorprendida. Todos aplaudieron emocionados por antelación a algo que parecía no ocurrir a menudo. Kazimir alzo la ceja interesado cuando un formido hombre le indico seguirlo, solo él, a ver a los Parry. Merlina lo dejo ir sin decir nada, estaba curiosa del hombre así que permaneció pendiente.

LUNA ROJA: INHERENTE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora