"El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para poder sentir su calor."
Proverbio Africano.
San Francisco, nueve años atrás.
La música en los auriculares era alta, mientras bailaba con el ritmo de su emoción grandiosa, era la luna llena después de su cumpleaños y, según la tradición de los Sinclair por milenios, enlobaria. Todo estaría bien, había practicado y leído tantos libros de lobisones como aprendido de sus hermanos Jacob, Alexander y Blas, quienes ya habían enlobado y mantenían corriendo bajo la luna llena y solían contarle lo increíble que se sentía poder aullarle a la luna como seres poderosos.
Dio otro salto y la canción termino y jadeo excitada por la anticipación. Los niños la miraban con envidia, pues los Sinclair eran precoces para enlobar y solo pocos podían convertirse sin necesidad de luna llena, sus hermanos mayores no corrieron con la suerte porque ella seria la última en hacerlo. Las expectativas sobre la pequeña Enid Sinclair de ocho años la ponían de un humor delicado pero no menos emocionante.
-Suerte, Enid. -dijo Waverly Earp con ánimos. -Que envidia te tenemos, yo tengo que esperar a los doce años, pero tú ya puedes.
-Cuando enlobe, te llevare a la montaña vieja y cazaremos algunas liebres. -prometió Enid con esa sonrisa tierna y sincera que solo ella tenía.
-Deslumbras como el sol cuando eres de la luna, Enid. -dijo Earp con aire pensativo. -Madre dice que cuando existe esa incongruencia caótica, aparecerá alguien que serene como la luna pero pertenecerá al sol. -chasqueo los dedos. -El amor de tu vida será así.
-¿Ah? Yo jamás me enamorare, ¡eso es para perdedores! -exclamo Enid subiendo a la roca que tenía cerca y puso una expresión de un aventurero. -Yo viajare por el mundo, conociendo muchos lugares y uniendo a los lobos. Para esa vida llena de acción, no hay tiempo para el amor.
-Ya... pero creí que te gustaba ese cuento del lobo y el cuervo. -ladeo la cabeza con esa sonrisa burlona. -Y esperabas a tu rey cuervo.
-Bueno, sí, pero tengo mucho futuro por delante como próxima líder de los lobisones, no quiero perder el tiempo en cosas como el amor.
Waverly había soltado una risa enorme y ambas niñas comenzaron a jugar, en espera de las nueve de la noche, cuando comenzaría la ceremonia de Enid. Los demás niños se unieron a ellas entre varios juegos que acostumbraban los cachorros como ellos, entre esos el famoso: muerde la presa. El juego favorito de Enid era "caza la rata" y era buena en ese juego, muy ágil como rápida y astuta para su edad.
El tiempo paso rápido pues cuando se acercaba el tiempo de elegir otro juego, Augustus apareció para llevarse a Enid a preparar. Rápidamente la chiquilla se despidió con emoción y recibió porras por parte de sus compinches de travesuras y sus amigas Earp. Aunque Willa era más de sentarse a leer y cuidarlos, era parte importante de las amistades de Enid ya que le enseño matemáticas, física, astronomía y algo de química básica. Waverly era la compañera de peleas y juegos. Wynnona era rebelde y solía enseñarle a Enid ciertas conductas criminales como brincar las bardas, forzar cerraduras y robar algo de los almacenes, aunque claro que Wynnona le enseño más sobre el fino arte de tener muchas amantes femeninas hermosas y dejarlas a las dos citas.
-¿Estas lista? -le preguntó su padre con expresión orgullosa.
-Impaciente, ¡sí! -exclamo imitando a su padre cuando enlobaba. -No puedo esperar, papi.
-Tranquila, mi pequeña bolita de pelo, calma. -le dijo riéndose mientras la cargaba con felicidad. -Por la luna, has crecido bastante estos años, ya no queda nada del cachorro que cabía en mi brazo, ¡ya ocupo los dos!
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LUNA ROJA: INHERENTE AMOR
ФанфикNada es lo que parece. Merlina y Enid se enfrentan a una profecía que parece unirlas pero ¿Los aliados de verdad son aliados? Ambas pasarán pruebas que las harán reafirmar su amor y descubrir si de verdad pueden estar juntas.