CAPÍTULO XXXIII: EL CACHORRO QUE QUIERE SER LOBO

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Enid lanzo un gemido de rabia antes de siquiera poder determinar lo que acababa de pasar, aunque no era algo extraño, sino común y repetitivo. Wynnona le extendió la mano para ayudarla a levantarse pero la chica de un manotazo la alejo, rodó para ponerse de pie; los demás lobisones la miraban con lastima y mofa por no poder enlobar con la cantidad de entrenamientos a los que la sometían. Ajax salió de la trampa con ayuda de Carmilla, que se encogió de hombros, no era culpa de ambos pero ni siquiera el estímulo de salvarlo había conseguido nada en Enid. La clase comenzó, uno que otro lobisón animaban a Enid, era mucho el estrés así que era normal que su mente se bloqueara.

Eran amables al intentar consolarla pero en ese maldito momento estaba que se la llevaba el diablo por su situación tan penosa como lamentable. Ajax la abrazó el resto del día libre mientras leían más libros de la biblioteca ocultista y de no servir para nada colocaban distintivos con un breve resumen del contenido. Enid era la que más avanzaba en ese terreno, ya que sin el entrenamiento lobisón, tenía al menos cinco horas extra que los demás. En ese momento estaba sentada, terminando otro libro cuando apareció Merlina con algunos papeles en las manos.

-Hola, Merlina. -dijo Enid animada al tener compañía. -¿Qué haces aquí? Creí que tenías algunas de esas clases particulares para la magia avanzada con Tyler.

-Las tengo, pero Tyler se ha lesionado en un entrenamiento con los lobisones, así que lo han obligado a descansar por hoy.

-Ugh, lamento eso. -arrugó la nariz al imaginar el tipo de "lesión" que obtuvo Tyler.

-No le habría pasado si no se confiara. -suspiro Merlina. -Es algo imprudente, un rasgo que al parecer pertenece a los que me rodean.

Enid se coloreo del rostro, era obvio que se enteró de lo sucedido en aquel nuevo intento fallido de enlobarla. Merlina se sentó a su lado, para comenzar su propia labor. Ambas permanecieron en silencio dos horas, por algunos momentos, Enid sentía que Merlina tenía un aroma dulzón extrañamente asociado a las flores, como las rosas. Agito levemente la cabeza, debía concentrarse más en lo que hacía que en si alguien olía a flores o no; pero la novedad de eso en Addams la hizo no poder concentrarse en absoluto, la miraba a hurtadillas pensando en los secretos que podría guardar Merlina y que nadie sabría, ¿se los diría a ella? Tal vez no, eran amigas pero posiblemente no la consideraba alguien digno de confianza.

-Si tienes algo que decir, dímelo de una vez, Enid. -dijo Merlina sin despegar la atención a sus labores. -Si pudieras taladrar con la mirada; tendría un enorme boquete en la cara. -le miro de rápido. -¿Estás bien?

Usualmente Merlina no mostraba interés en nada que no fuera concerniente a los diarios o cosas de su propósito de prepararse para el Armagedón. Irónicamente esa atención era como probar una experiencia nueva que te hace sentir que nada saldrá mal con extender la mano y confiar en ella lo que sientes.

-No realmente, creo que puedes sospechar el motivo. -comenzó a decir apretando su lapicero con fuerza, una sonrisa funesta se asomaba con ironía. -Tantos intentos, tantas horas desperdiciadas para que no lo pueda conseguir, es frustrante.

Merlina la escucho; miro sus manos, gestos como respiración. Cada expresión o movimiento de Enid era apreciado con Merlina, aunque usualmente ignoraba esas cosas y se enfocaba en lo que le decían, Enid era distinta. Un libro abierto interactivo era la chica: su lenguaje era más corporal que verbal, un dato que sus allegados ignoraban, por ejemplo sus padres y Ajax, que confundían timidez con frustración e ira para con todo. Tal vez era negligencia a los sentimientos de la chica o una medida de minimizar su frustración con palabras amables y de ánimo que solo conseguían lo opuesto.

-Sé que es de esperar que no pudiera y que es lo más probable que jamás lo consiga... -suspiro con el rostro demacrado. -Ya sabes que pensaba el jefe de mi manada dejarme a cargo después de todo esto pero si no enlobo ni siquiera podre estar allí.

LUNA ROJA: INHERENTE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora