CAPÍTULO XXVI: PARA PROTEGER

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-Necesito enamorarme profundamente de ti y dejar de amar a Enid.

Tyler palideció al oír aquello; no solo porque él amaba a Merlina y estar a merced de algún plan que tendría como final un giro inesperado, sino por el hecho de que Enid Sinclair iría tras el para terminar lo que dejaron pendiente aquella noche y donde la chica le ganó inesperadamente. Aun recordaba el salvajismo de Enid contra él: las motivaciones fortalecen el espíritu y la carne.

-Que humor tan negro y cruel tienes. -le dijo con una risa divertida. -Vamos, has mejorado en esto.

Sí, debía ser una broma de mal gusto. Merlina se veía bien con esa chica y, a lo que comentaban en la mansión de Gideon, la voluntad de Merlina era proteger a Enid de cualquier daño, por eso planeaban usar a la chica de alguna forma para obligar a Merlina a desistir de pelear contra Thot. Aunque jamás discutieron ese plan, tenía la sospecha de que pronto se verían indicios de aquella intención. Por ahora ayudaría a Addams a conseguir el Sîvrit para que ella pudiera asesinarlo.

-No estoy bromeando. -le dijo con tono áspero y le acaricio la mejilla. -Tengo un plan para obtener poder de una forma acelerada, pero eso me pide un gran pago que no podre recuperar.

Tyler se quedó quieto ante el toque, cauteloso como era, mantuvo la postura de respeto. Merlina entreabrió los labios y la visión acudió a ella como un cruel latigazo de crueldad:

La visión de Gideon golpeándolo con un palo, a patadas y con humillaciones. Lo encerraba en una celda, la comida era una mezcla de masa grisácea, sin algo que lo cubriera del frio y siempre usando las mismas ropas feas y deshechas por el tiempo. De pronto estaba viendo a Tyler convirtiéndose en Hyde para asesinar personas a las cuales él no quería dañar pero si no obedecía, el collar que llevaba en el cuello lo haría obedecer después de una buena descarga.

-¿Merlina? -la llamo Tyler con un hilo de voz.

Merlina regresó del trance, estaba en los brazos de Tyler, quien derramaba lágrimas silenciosas. Algo dentro de ella vibró con un lamentable gesto de compasión como de ternura, Merlina también derramaba lágrimas silenciosas. Tyler sabía que Merlina vio lo que pasó, la soltó dando dos pasos hacia atrás, evitó mirarla y se encogió en su sitio, abrazándose a sí mismo.

-No te atrevas a tenerme lástima. -le dijo con la poca dignidad que le quedaba. -No te atrevas. ¡NO CUANDO NO SABES LO QUE ES PASAR POR ESO! -Tyler apretó la mandíbula para contener su rabia. -Tú no sabes lo que es despertar cada día convenciendote que algún día todo mejorará. Que todo ese desprecio de todos se convertirá en admiración y respeto. ¡TÚ JAMÁS HAS LLORADO HASTA QUEDARTE DORMIDO! -Comenzó a llorar mientras desesperadamente se limpiaba las lagrimas. -Jamás experimentaste el querer ser perfecto, el que todos te acepten. De tener al menos una vez el control de tu propia vida.

-Tyler, yo-

-Perdón pero tú has sido libre desde que naciste, ¡te han amado! -se pasó las manos por el cabello. -Lo supe en cuanto te vi, por eso no te diste cuenta de nada, porque jamás has sido traicionada antes. Todo te ha sido fácil, pero no te das cuenta que a tu alrededor hay muchos quienes arrastran dolor y sangre en su consciencia. Merlina, si no eres capaz de sentir el dolor de alguien, ¿cómo planeas ayudar en esta guerra?

-Es cierto. Jamás experimente ese tipo de dolor... pero sé lo que es perder a alguien que amas, que sea tu culpa. -comenzó a decir Merlina mientras se abrazaba a sí misma. -De... de que tus padres inconscientemente te dediquen una mirada de miedo y reproche. Tal vez no es tan cruel como lo que les ha pasado a ustedes, por eso quise conocer tu dolor, para hacerme más consciente de la realidad. Para hacerme más... consciente.

La chica no solo había visto sino sintió cada golpe, humillación, hambre, sed, frio, calor, dolor, desesperación, odio, desprecio, ganas de morir. Sin evitarlo, se abalanzó sobre él y lo abrazo con fuerza. Tyler quiso alejarla pero era el primer gesto amable y cálido en bastante tiempo que no pudo evitar envolverla en sus brazos y sollozar su dolor. El aire frio, los árboles y animales que residían allí los miraron con cautela de un chismoso oportunista. Entre los que veían, destacaba una lobisona que los observaba desde diez metros perfectamente oculta y silenciosa. Enid Sinclair sintió el pinchazo de los celos, una imagen que nunca la dejaría de perseguir: Merlina y Tyler abrazándose con tanto sentimiento que parecían entenderse a un nivel íntimo. La pequeña Enid apareció de nuevo, señalaba a Tyler con expresión vacía.

LUNA ROJA: INHERENTE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora