“Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.”
Apocalipsis 13, 16-18.
Todo era un caos, su amado pueblo estaba siendo atacado por la propia naturaleza, no comprendían como era que el agua había conseguido emerger con un cuerpo monstruoso que caminaba por la tierra mientras arrojaba chorros de agua a los edificios para destruirlos. No solo eso, de la nada aparecieron personas con ropas oscuras que le daban un aire oriental. Era confusión total, estaban tan aterrados que los pocos que consiguieron escapar a las montañas oraban. Los animales corrían despavoridos adelantando a los poco más de cien adultos y jóvenes, que caminaban con expresión pálida y llena de miedo como remordimiento pues los ancianos y niños fueron los primeros en perecer.
-Savitri, ¿A dónde vamos ahora? -pregunto Genesh con aspereza. -Las montañas están llenas de animales salvajes, el agua llegara pronto. Si no llegamos a un refugio vamos a morir.
Savitri tenia apenas veinticinco años, había empezado a estudiar leyes para darle una mejor vida a su familia pero el dinero no había alcanzado para pagar más de dos semestres de carrera y tuvo que regresar a su aldea para trabajar y conseguir el dinero. Sus padres eran mayores de edad y su pequeño hermano Runna de tan solo cinco años de edad, sufría hidrocefalia. Desde que volvió hacia seis años no paro de velar por su familia, no tuvo tiempo para enamorarse o de siquiera divertirse. Sus padres hacia apenas dos días le dijeron que la vida era corta como para desperdiciarla, ellos cuidarían a Runna y trabajarían las tierras que Savitri consiguió para ellos después de salvarle la vida al gobernante de allí.
La vida no fue muy generosa con él pero tampoco dura, simplemente lo ponía aprueba o, como decían sus padres: los dioses probaban la fortaleza de los hombres con duros desafíos para encontrar la iluminación. Savitri no creía en dioses o demonios, simplemente en las acciones humanas y el azar, nada más eso. El azar pudo ponerlo en peores condiciones como esclavo en las minas de África o mejorar su vida volviéndolo un jeque muy acaudalado. Pero no, lo puso en un punto levemente más inferior al estándar con una familia que no podía ayudarlo demasiado. No se quejaría, habiendo millones peores que él por demasiada desgracia comiéndose su mente y estabilidad, él podía comer, dormir abrigado y beber agua con accesibilidad.
A su corta edad demostró ser demasiado inteligente y perceptivo, pero fingía desconocer demasiadas cosas; apenas podía ser un buen hijo y hermano, ¿Cómo seria buen vecino y habitante? Lo que aprendió cuando era niño era que las personas buscaban personas capaces y se colgaban de ellas para no tener que sufrir. Si era así, solo cargaría con su familia con todo orgullo y deber, pero no con un vecino vicioso o mujeres que buscan conseguir las cosas sin levantar un dedo. Aun con ese eslogan en su mente, el pueblo se dio cuenta de su brillante habilidad para detectar cambios en la naturaleza, su afinidad con la medicina y gran mano para la agricultura.
Savitri por un tiempo fue llamado: Balarama Jalaiuda. Tomo mucho conseguir que recordaran su verdadero nombre, que había pasado de primogénito en primogénito por aproximadamente más de cien generaciones. Amaba a su familia y honraría eso con alzando su nombre por lo alto. Pero aquel nombre divino se le dio pue son importaba si eran temporadas áridas como llenas de lluvia, todo cultivo tocado por Savitri resistía las adversidades y llegaba a término multiplicándose por cinco veces lo esperado. De allí se le dio el trabajo de agricultor en jefe pero no quería eso, no esa responsabilidad pero el pueblo clamo su intervención, tras intercambiar su trabajo por una casa decente y atención medica para su hermano, consiguió mejor estilo de vida.
Su madre, santa y divina como lo es una exquisita mujer que ama a sus hijos más que a ella, su esposo y su fe, le dijo con cautela un día: “Mi hermoso como fuerte Savitri, te amo y procuro desde que estabas en mi vientre y he rogado a los dioses desde ese momento hasta el fin. El trabajo de una madre es guiar a sus retoños para que florezcan, darles sabiduría para su futuro y enseñarles amor para su muerte. Ahora bien, te digo que el humano es cruel y embustero, si algo no recibe con buena abundancia, armara jaleos. No abuses de esta buena racha, sé moderado como humilde, si ellos creen que es todo lo que puedes darles por pocas monedas, te dejaran estar”.
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LUNA ROJA: INHERENTE AMOR
FanficNada es lo que parece. Merlina y Enid se enfrentan a una profecía que parece unirlas pero ¿Los aliados de verdad son aliados? Ambas pasarán pruebas que las harán reafirmar su amor y descubrir si de verdad pueden estar juntas.