6. "Bajo el sauce"

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Después de las prácticas en la mañana, dejó rápidamente su escoba y los protectores de su uniforme en su taquilla, para salir corriendo casi chocando con Shikamaru, quien solamente rodó los ojos y rió el verlo irse.

Habían pasado tres semanas desde que había comenzado a estudiar con Sasuke, y si bien el Uchiha al inicio era bastante callado y serio, con el transcurrir de los días se había soltado, de alguna forma, pues ya no tenía reparos en hablar o regañarlo cuando cometía algún error. Pasar tiempo junto a él era algo que atesoraba, y le hacía tener esperanzas de que tal vez, el hecho de confesarle sus sentimientos no fuese una total locura.

Sin cambiarse el uniforme deportivo entró al comedor, donde ya varios de los alumnos tomaban su almuerzo, incluyendo a Sasuke, quien al verlo sonrió de lado, pero siguió comiendo un arroz con judías y filete de res.

—Ni siquiera te diste un baño. Estás apestando mi almuerzo— se quejó y Naruto rió con diversión, alcanzando también un plato vacío para servirse.

—No puedo perder el tiempo, se acercan los exámenes del mes— justificó —¿Está bueno eso que comes?— señaló la carne.

—Pruébalo— ofreció, retirando las manos del plato, y Naruto tomó un trozo con su tenedor.

—Sí, lo está...— canturrió, buscando con la vista la fuente de la carne para tomar un filete —¿Qué vamos a estudiar hoy?

—Historia de la Magia.

—¿Qué?— exclamó con su boca llena y después tragó —La odio, es taaan aburrida...— protestó.

—A mí me gusta— confesó Sasuke.

—Pero tú ya naciste aburrido— se burló y recibió un golpe en su cabeza por parte del pelinegro, para después reír junto a él.

Era simplemente refrescante pasar esos ratos compartidos cada día, y a pesar de las protestas de sus amigos porque se había alejado un poco de los grupos, Naruto no podía negarse ni una vez a ir con Sasuke. Ahora podía ver sus expresiones con claridad; su enojo, su risa, ya no estaban escondidas por su flequillo negro. Entonces concluyó que no era que antes lo consideraba menos, sinó que era tímido para entablar una conversación. El hecho de que solamente pasara su rato con él, lo constató. Sasuke estaba realmente solo en el colegio, por eso se sentía afortunado de que le permitiera acercarse.

Le dijo que lo esperaría bajo el sauce del patio Norte, un lugar enorme cerca de los límites de Hogwarts, pero que a pesar de lo hermoso, todavía estaba muy solo debido al frío invernal que aún permanecía en pleno febrero. Subió a su sala común, se dió un baño y con uniforme limpio y un cuaderno, corrió para llegar a su encuentro, maldiciendo la demora en las escaleras cuando éstas lo obligaron a dar un rodeo, por cambiar de dirección. Al abandonar el edificio lo vió sentado bajo el sauce de ramas desnudas, justo en el lugar donde un rayo de Sol atravesaba el follaje y pegaba en el suelo alejando un poco el frío, dando una imagen de fotografía.

 Al abandonar el edificio lo vió sentado bajo el sauce de ramas desnudas, justo en el lugar donde un rayo de Sol atravesaba el follaje y pegaba en el suelo alejando un poco el frío, dando una imagen de fotografía

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—¿Lo hará a propósito?— se preguntó en voz baja mientras se acercaba —No puede ser más lindo.

Terminó recostado al tronco mientras el Uchiha leía en voz alta un libro de la asignatura, su voz era monótona y muy tranquila.

—En el siglo XVII, las relaciones entre magos y muggles estaban en su peor momento. Desde principios del siglo XV, la persecución de brujas y magos se aceleró en toda Europa, por lo que muchos en la comunidad mágica sentían que la oferta para ayudar a sus vecinos muggles con su magia era equivalente a ser voluntario para ir a buscar la leña para su propia pira funeraria. Muchos magos y brujas fueron encerrados y condenados a muerte bajo la acusación de brujería, y mientras que algunos, (como Lisette de Lapin en 1422) lograron usar la magia para escapar, otros como Sir Nicholas de Mimsy-Porpington en 1492, no fueron tan afortunados y se vieron despojados inmediatamente de sus varitas. Las familias mágicas eran particularmente propensas a la pérdida de familiares más jóvenes, cuya incapacidad para controlar su propia magia era notoria, y los hacía vulnerables a muggles cazadores de brujas (...)— siguió por otro largo rato, hasta que notó que el rubio se había quedado irremediablemente dormido, otra vez.

Sasuke resopló una risita y sonrió, apoyó la cabeza en el tronco del árbol y se detuvo a mirarlo mientras respiraba tan pausadamente en sueños. Debía despertarlo, pero eso significaba que el tiempo que les quedaba juntos estaría más cerca de terminar. Ojalá pudiese detenerlo allí, ser capaz de disfrutar su cercanía, aunque solo sabía que se habían hecho amigos por la necesidad de Naruto en avanzar en las materias. Al menos le servía de algo. Suspiró un poco dolido, pero entonces se sobresaltó cuando el rubio se despertó en medio de una exclamación.

—¡Punto, punto... es un pun...!— se detuvo a media frase y miró a Sasuke, después de darse cuenta de que había estado soñando. El pelinegro lo empujó por el hombro, haciéndole caer a la hierba húmeda.

—¡¿Solo tienes quidditch en ese cerebro?!— gruñó —Estás haciéndome perder el tiempo.

—No, no, lo siento, Sasuke...— se apresuró a decir, tomando una de sus manos entre las suyas y con ojos de ruego. El Uchiha apretó los labios al ver el enlace y luego volteó el rostro —He estado cansado por las prácticas y nunca he estudiado tanto en mi vida. Perdóname, ¿sí?

Sasuke sacudió el agarre, recuperando su mano, y abrió otra vez el libro para alegría de Naruto.

—Si te vuelves a dormir, me voy a ir y te dejaré solo— amenazó fingiendo enojo y reanudó su lectura por otro largo rato —(...) el Estatuto Internacional del Secreto Mágico, fue firmado por primera vez en 1689, pero no fue sino hasta tres años más tarde, en 1692, que se estableció oficialmente y efectivamente comenzó a ser aplicado por cada Ministerio de Magia.

—¿Ahí es donde se aplica esa cláusula 73, de la que hablaba la profesora Yūhi?— preguntó Naruto, inclinándose hacia el libro para ver el texto.

—Sí— exclamó Sasuke —¿Puedes decirme en qué consiste?— el rubio se quedó pensativo, intentando recordar mientras rascaba su nuca.

—Cada órgano de gobierno mágico será el responsable de la ocultación, la atención... y el control de todas las bestias mágicas, seres y espíritus que habitan dentro de las fronteras de su territorio. Si cualquier criatura causa daños, o queda en conocimiento de la comunidad muggle y la nación del órgano de gobierno mágico, éste será sujeto de disciplina por la Confederación Internacional de Magos— respondió con una enorme sonrisa al ver a Sasuke sonreir igual.

—Al fin entró algo a tu cabeza— se burló.

—¡Oye...!— protestó Naruto, pero sin borrar la alegría de su cara —Ya, está bien, lo admito. Es que aprender contigo es fácil. En verdad eres increíble— halagó. Sasuke ésta vez no pudo esconder su sonrojo, y al darse cuenta de la mirada curiosa de Naruto, se puso de pie rápidamente con la intención de irse —¿Por qué te vas? ¿No te gusta que te halaguen?

—Cállate, tonto— protestó ya caminando. Naruto corrió tras él y colocó un brazo sobre sus hombros, sin poder ocultar la diversión contagiosa que hizo al Uchiha reír también.

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