21. "Un regalo para recordar"

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La victoria de Gryffindor fué aplastante, haciendo que la casa del león ganara la copa anual de quidditch. Todos los alumnos celebraron en el estadio, y Sasuke pudo ver a Naruto satar y gritar junto con su equipo, allá abajo en el césped.

Aún no podía creer que Namikaze hubiera besado su mejilla en público. Hacía par de meses que las miradas cómplices y algunas indirectas eran lanzadas entre los dos, pero nunca algo que demostrara a las personas que ambos tenían algo. No sabía qué, pero ya Sasuke dudaba que fuese una amistad común.

¿Se atrevería a hablar del tema? Claro que no, su cara ardía y su corazón era un tambor de batería cada vez que lo tenía al lado y ocurrían ese tipo de situaciones.

No tuvo la intención de acercarse a él, Naruto estaba sumergido en la celebración con los Gryffindor y se sentiría muy fuera de lugar, sobre todo porque su casa había resultado perdedora.

Empezó a bajar las escaleras de la torre con el resto de los alumnos, cuando éstos comenzaron a dejar el estadio. Siguiendo la larga y bulliciosa procesión, pudo ver otra vez a Naruto junto a los suyos mucho más adelante, así que cuando entró al colegio, ya el rubio estaba en el patio siendo felicitado por muchos. También lo haría, pero supuso que más adelante; sin embargo, cuando tuvo la intención de seguir caminando hacia su torre, esa chica, Shion, pasó a su lado y golpeó su hombro con brusquedad. Ella se detuvo frente a él con las manos en sus caderas.

—¿Qué crees que estás haciendo?— reclamó y Sasuke levantó una ceja —No sé que métodos usas, pero deja de provocar que Naruto ande detrás de tí. No sabes la mala fama que le das. Todo el mundo piensa que ahora le gustan los chicos, ¿y besarte en público? ¡Que asco!

—Ve a decirle a él, a mí me importa poco lo que opines— respondió, metiéndo las manos en los bolsillos de su pantalón y rodeándola para seguir su camino.

—¡No me provoques, Uchiha! Quiero a Naruto y haré lo que esté en mis manos para abrirle los ojos. Seguro le diste Amortentia, sucio marica.

Sasuke cerró los ojos con fuerza y sus dientes chirriaron de lo apretados, pero no detuvo su andar sinó hasta par de metros después, cuando Naruto se acercó corriendo. La sonrisa soleada de Namikaze se borró al ver su expresión furiosa, y luego sus atención fué hasta Shion, quien aún estaba en el lugar, cruzada de brazos.

—¿Estás bien?— preguntó.

—Perfectamente— respondió Sasuke, sin cambiar su expresión severa —Felicidades por la copa.

—Gracias... eh... ¿Seguro que no ocurre nada? Te ves molesto— señaló —Shion...

—Ya te dije que nada— exclamó.

—¿Fué... fué el beso?— Sasuke, recordando la escena, no pudo sostener por más tiempo su mal carácter.

—No— dijo con sinceridad y también sonrió un poco cuando el rubio volvió a hacerlo.

—¡Naruto!— gritó Kiba desde el patio y ambos miraron en la dirección —¡¿Qué haces?! Vamos a la sala común a celebrar.

—¡Espera un momento!— respondió éste y volvió a mirar a Sasuke —Ojalá pudieras venir.

—Ya estoy un poco agotado de los Gryffindor— suspiró éste —Así que en verdad no me apetecería aún si pudiera. Quiero tranquilidad y debo comenzar a empacar mis cosas para la salida de mañana.

—¡Cierto! ¡Rayos, yo también!— se golpeó en la cabeza —Se me había olvidado completamente.

—¡Naruto...!— volvió a gritar Kiba.

—¡Ya voy, demonios!— respondió éste —¿Nos vemos en la noche?

—Supongo— respondió, retomando su caminar.

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