18. "Primer contacto"

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Naruto siseó entre dientes ante el dolor en su codo. Sentado en el área de descanso debajo de las gradas, dejaba que Shikamaru le ayudara a quitarse los protectores de los brazos.

—¿Qué mierda ocurre contigo?— recriminó el Nara, con el ceño fruncido al ver el semblante adolorido de Namikaze.

—Ha pasado un tiempo...

—Solo unos días, y lo que sucede es que no te concentras. Desde que estás en el equipo, jamás te ha golpeado una bludger— exclamó.

—Es debido al cambio de cuerpos, aún intento acostumbrarme...

—Naruto, sé que eres bueno para mentir, pero conmigo nunca te ha funcionado. No lo intentes ahora— acusó, pero el rubio solo subió su manga para encontrar su codo ya morado e hinchado —¿Es por lo del Boggart?— al ver que no volvió a responder, Shikamaru suspiró —Sabes que eso no fué real.

—Iré a la enfermería— anunció, interrumpiendo sus palabras al ponerse de pie —Encárgate del resto.

La noche anterior el profesor de Pociones lo obligó a volver a su sala común. Dejar a Sasuke inconsciente después de lo aterrador de la visión en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, no se sintió para nada bien.

Encontró su cama y el armario perfectamente ordenado, incluso la pequeña capa de polvo sobre su mesita ya no estaba. Se arrojó al colchón de manera descuidada, solo recibiendo un "bienvenido de vuelta", por parte de su compañero, pero no pudo dormir nada en toda la noche.

Tuvo práctica de quidditch desde bien temprano, así que tampoco logró encontrarse con él; y cuando lo hiciera, ¿qué le diría?

—Que confesión tan patética— gruñó en su garganta y fué a rascar su cabeza, pero jadeó de dolor al lastimar su brazo derecho.

Subió las escaleras de la entrada posterior y atravesaba un largo pasillo rumbo a la enfermería, cuando vió salir a Sasuke de una de las aulas vacías, con  dos libros en una mano y llevando también una bolsa de tela colgada de un hombro. Ambos se miraron durante unos segundos, antes de que el rubio carrapeara y los ojos del Uchiha fueran al brazo que mantenía flexionado frente al abdomen.

—¿Te lastimaste?— preguntó preocupado, acercándose para ver.

—Oh, eso...— resopló una risita nerviosa —No es nada. Una bludger me golpeó, pero seguro es solo una contusión.

—Ya veo...— murmuró —¿Vas a la enfermería?

—Sí.

—¿Sólo?

—Ya te dije, no es gran cosa. Shikamaru se quedó con el resto del equipo— explicó ¿Por qué le costaba tanto hablar con él ahora? Ni siquiera lo podía mirar con naturalidad.

—Entonces voy contigo— anunció y no esperó a que Naruto contestara, regresó al aula, dejó los libros y volvió a salir.

—Sasuke, estás ocupado...

—Esos eran para tu repaso en la tarde. Puedo venir a buscarlos después— se encongió de hombros. Naruto entrecerró levemente los ojos, el Uchiha se veía muy relajado ¿Acaso no había entendido su confesión? —Ah...— metió la mano en la bolsa que traía al hombro y sacó una túnica negra —La dejaste ayer, me tomé el trabajo de limpiarla.

—Gracias, no era necesario— Naruto fué a tomarla, pero Sasuke la regresó a la bolsa antes de que lo hiciera.

—Después te la daré, ahora es más importante atender eso— señaló su brazo —¿Te duele mucho?

—No tanto, soy un chico fuerte— bromeó, entonces decidido a no lucir tan nervioso.

—Eso lo sé de primera mano— rió —Fué una gran y vergonzosa aventura.

—Estoy de acuerdo— suspiró Naruto —Pero... me alegra conocerte más ahora— murmuró y lo miró para ver su reacción, sonriendo al notar un leve sonrojo en ese rostro que extrañó tanto.

—Hablé con Hinata— dijo Sasuke, haciendo saltar todas sus alarmas.

—¿Sí...?— preguntó ansioso, deteniendo su caminar. Uchiha asintió.

—Tenías razón, simplemente no dejaba que las personas se me acercaran. Fué agradable y no me sentí preocupado, porque ella es realmente dulce— confesó y sonrió al ver la mandíbula de Naruto tenzarse un poco —¿Celoso?

—¿Eh...? ¿Por... por qué lo estaría?— balbuceó.

—Porque hasta ahora solamente hablaba contigo— apuntó y Naruto suspiró aliviado.

—Está bien que hagas más amigos, solo... no te alejes mucho.

—No lo haré— aseguró en voz baja y siguió caminando.

Sasuke vió como con un hechizo pequeño, la enfermera hizo que la inflamación en el codo de Naruto comenzara a bajar y después de que lo vendaron para que no lo moviera tanto durante unas horas, ambos salieron rumbo al comedor a por su almuerzo. Aunque las cosas habían vuelto a ser como antes, algo había cambiado, pues eran las miradas furtivas y leves sonrisas avergonzadas, las que señalaban que entre los dos la amistad había tomado otro matiz. Sin embargo, ninguno dijo palabra al respecto, simplemente se sentían bien con la compañía del otro y no querían arruinar el ambiente con cosas más profundas.

Ya el sauce del jardín trasero tenía todas sus hojas verdes, que lucían como una cortina suave, mecida por la primera brisa de primavera. Y no queriendo perder la tradición, se sentaron en sus raíces a estudiar. Los exámenes para el Título de Magia Ordinaria, llegarían en la primera semana de Junio; solo tenían tres meses de preparación. Para Naruto era bastante tiempo, pero a Sasuke no le parecía suficiente.

—Azkaban fué vigilada por los dementores hasta que la mayoría de ellos se revelaron y se unieron a Lord Voldemort, en el verano de 1995. Como resultado, los mortífagos de Voldemort se fugaron en masa para unirse a su maestro en 1996 y 1997...— Sasuke dejó de hablar y miró a Naruto, creyéndolo dormido después de que no había dicho palabra por un rato; pero lo encontró acostado, con las manos sobre el pecho y mirando el cielo despejado entre las ramas flexibles. Su expresión era realmente melancólica, tanto, que casi podía sentir su dolor —Naruto...

—¿Mhh...?— preguntó sin voltearse —Te estoy escuchando, no te preocupes.

—¿Cómo quieres que no lo haga, si luces así de triste?— entonces Namikaze lo miró y forzó una sonrisa que se volvió bastante incómoda, cuando Sasuke no la respondió. En su lugar, alargó una mano, poniéndola sobre las de él y provocando que suspirara pesadamente —La última vez que vinimos aquí, te conté un secreto...— instó.

—Es solo que... ayer, cuando ví...— se mordió el labio inferior con impotencia —Me quedé congelado, no pude siquiera mover un dedo. Esa escena solo se repite en mi cabeza cada vez que cierro los ojos o te veo.

—Solo fué el Boggart— murmuró, ocultando la conmoción causada por las palabras del rubio —¿No estoy aquí, ahora?

—Sí...

—Entonces olvídalo. No vale la pena estar deprimido por una ilusión— aconsejó, dejando el libro a un costado y acostándose junto a él.

Naruto sonrió un poco y cuando colocó las manos a su lado, notó la de Sasuke demasiado cerca. Sus dedos meñiques se rozaron y entrelazaron en un movimiento tímido y secreto.

—Tienes razón— murmuró el Gryffindor.

—Siempre la tengo— el comentario prepotente los hizo reír a ambos, pero luego siguieron observando las nubes, sin atreverse a decir nada sobre su enlace, pero tampoco a separar sus manos.

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