19. "Cosas el descubierto"

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No recordaba siquiera haber dormido tan bien antes de esa noche, y los sucesos recientes hicieron que mantuviera una sonrisa casi perpetua en su rostro. Levantándose animado, se dió una ducha cálida, no sin saludar a los sorprendidos Ravenclaw que estaban en el baño de los varones.

Quizás el hecho de que estando en el cuerpo de Naruto, las personas se le acercaban a hablarle, había logrado que Sasuke se acostumbrara a las conversaciones banales, no pareciéndoles ahora una molestia.

—Oye... ehh, Uchiha— llamó Neji, un Ravenclaw que le pisaba los talones en la lista de los primeros. Sasuke se volteó a verlo, rodeando su cintura con la toalla blanca —¿De casualidad no tendrás la lista completa de los ingredientes para el Felix Felicis? El profesor Orochimaru solo dió cuatro, pero no he logrado encontrar los otros en la biblioteca.

Era la primera vez que requerían su atención, y se sintió extrañamente bien. A lo mejor, después de todo, sí había quedado un pedacito de Naruto dentro de él. El pensamiento lo hizo sonreír, luciendo aún más extraño a los ojos de sus compañeros de casa.

—Son seis— explicó —Si quieres después te paso la lista.

—Eso sería estupendo— exclamó Neji, con una sonrisa aliviada —¿Cómo los conseguiste?

—Solo le pregunté una vez. Cuando se pone a hablar de si mismo, le sacas lo que sea— mencionó y varios alumnos se acercaron.

—Eso es verdad, es todo un parlanchín— exclamó Sai y la conversación se hizo amena.

—Sobre todo si lo halagan— mencionó otro y Sasuke rió en acuerdo.

Con el mismo buen ánimo se vistió, tomó la bolsa con la túnica de Naruto, la que había guardado después de limpiarla, y bajó las escaleras de caracol rumbo a la sala común. Allí se encontró a Hinata Hyuga, quien también iba dejando la torre bastante temprano.

Sasuke la miró un poco ansioso; Naruto le había dicho que Hinata descubrió lo ocurrido, y al parecer la chica notó el cambio, pues sonrió de manera dulce.

—Me alegra que hayan podido volver— murmuró en complicidad.

—Gracias por no decir nada— mencionó, ya bajando las escaleras.

—Y al parecer te hizo bien. Te veo más relajado, eso es bueno ¿De verdad eres Sasuke, no?

—Sí...— rió.

—Pues se nota el cambio— señaló, abrazando los libros que traía en una mano, contra su pecho —Deber ser bonito compartir una aventura así con un buen amigo. Naruto hizo un gran esfuerzo actuando como tú, aunque no le salía nada bien al pobrecito— sonrió y Sasuke asintió en acuerdo —Les tengo envidia, confieso.

—¿Por qué?— preguntó curioso.

—Por valientes, quizás. Él no duda en ayudarte y tú igual. Lo que hiciste en la clase... Quizás los demás no lo notaron, pero yo sí. El hombre de cabello oscuro que apareció era tu padre, ¿verdad?— Sasuke se detuvo frunciendo un poco el ceño —Lo supuse. Recuerdo haberlo visto par de veces con mi padre en su oficina. Trabaja en el Ministerio de Magia también.

—No me intereso mucho por esos temas.

—A mí tampoco me son agradables— murmuró algo afectada —Pero enfrentarte a él... Yo solo espero que estés bien con eso— confesó, ya al final de la escalera.

Sasuke percibió temor en los ojos grises de Hinata. Ella había sufrido el mismo tipo de rechazo, podía reconocerlo.

—Lo estoy,— aseguró —porque ahora no me siento solo.

—Nunca lo has estado, solo hay que abrir las puertas.

—Naruto me dijo lo mismo una vez— sonrió.

—Él es un buen chico... y te tiene mucho aprecio— Uchiha notó como apretaba los labios para ocultar una sonrisa.

—Creo que ya tenemos suficientes polillas— mencionó Sasuke revisando su bolsa, al zorro rojo que caminaba junto a él en el bosque oscuro

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—Creo que ya tenemos suficientes polillas— mencionó Sasuke revisando su bolsa, al zorro rojo que caminaba junto a él en el bosque oscuro. Naruto movió la cola y correteó a su alrededor, un poco juguetón —Aún en tu forma animal eres incansable. Yo estoy agotado, regresemos— se agachó y acarició su cabeza, cosa que solo se atrevía a hacer cuando el rubio se transformaba. El zorro saltó a su brazos para recibir más caricias, haciéndolo reír.

Generalmente, cuando un animago tenía la forma animal, sus pensamientos se volvían simples y sobre todo instintivos. Sasuke lo sabía, por lo que tomaba de manera ecuánime lo que hiciera Naruto como zorro, aunque admitía que le agradaban mucho esas muestras de afecto.

Caminaron de regreso a la cabaña de Jiraiya, donde dejarían los ingredientes animales antes de ir con Orochimaru, y dispuestos a informar que sería su última búsqueda del año, pues solo quedaban par de semanas para el comienzo de los exámenes y debían enfocarse mucho más en estudiar.

Al salir del bosque oscuro, Naruto regresó a su forma humana y estiró la espalda con un quejido, siendo observado por el Uchiha con diversión.

—Al menos el sabor a incectos no se me queda en la boca al regresar— hizo una mueca de disgusto y luego rió junto a Sasuke —Deberías cazarlas tú la próxima vez.

—No tengo los reflejos ni la agilidad de un zorro— mencionó lo obvio, ya cuando estaban delante de la puerta trasera de la cabaña.

Con la mano en el aire para empujar la madera, Naruto se quedó de piedra al escuchar unos gemidos y jadeos. Miró a Sasuke, quien al parecer había escuchado lo mismo.

—Deja de morderme, imbécil. Si los alumnos se dan cuenta... ¡ahhh!— era la voz de Orochimaru.

La cara del rubio se puso como manzana al darse cuenta de lo que ocurría, y lo mismo pasó con la de Sasuke. Ambos, al reaccionar, corrieron alejándose de allí y deteniéndose en el primer arco de piedra de la escuela. Se miraron otra vez, el Uchiha bajó la cabeza y Naruto carraspeó para quitar un poco de vergüenza.

—Será mejor... no decir nada de ésto.

—Definitivamente— acordó Sasuke y luego miró al rubio cuando éste soltó una enorme carcajada.

—Nunca creí que mi padrino...— resopló, ya con una mano en su estómago —Siempre pensé que era un mujeriego. Aunque seguro le da a los dos bandos.

—¿Estás... decepcionado?— preguntó Sasuke, tanteando el terreno y con el objetivo de conocer la opinión de Naruto respecto al tema.

—No— contestó, secando sus lágrimas —La verdad es que me alegra no ser el único de la familia al que le gustan los hombres— era la primera vez que alguno de los dos lo decía abiertamente, y la reacción del Uchiha fué otra vez de esconder su rostro debajo del flequillo y tratar de mantener su respiración calmada —Pero apuesto a que ya lo sabías.

—Yo no sé nada— exclamó realmente avergonzado, y Naruto rió.

—¡No mientas!— exigió, yendo tras él hacia el colegio —¿Por qué estás rojo?

—Ya deja de molestar— bufó Sasuke y lo empujó suavemente por el brazo —Eres un incordio.

—Tan tímido— murmuró y al ver que Sasuke se abalanzó sobre él, comenzó a correr con un Uchiha muy enojado detrás.

—¡Te voy a matar!

—¡Eres adorable, Sasuke!— se burló Naruto y siguieron persiguiéndose por largo rato, hasta que Kakashi Hatake los regañó.

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