17. "El mayor miedo"

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Delante de Sakura Haruno, el cofre se abrió y salió un enorme y rojo escorpión. La chica jadeó asustada, y Naruto desde su lugar pudo ver a Hinata llevar sus manos al pecho; pero conocía a la pelirrosa, ella era muy valiente, siendo Gryffindor después de todo. Levantó su varita y pronunció el conjuro, transformando aquel enorme artrópodo en un gran tazón de sopa de cangrejo.

Todos los alumnos de quinto rieron y vitoriaron emocionados, dando paso al próximo en la fila. No tardó mucho para que el turno de Naruto llegara, por supuesto que los estudiantes tenían el ojo puesto sobre él, pues a su vista, Sasuke Uchiha haría una magnífica demostración, como siempre.

El Boggart, que ahora lucía como una tortuga dada vuelta, formó un torbellino de energía oscura y cuando éste se aclaró, un jadeo general cubrió el salón. Delante de Naruto, estaba Sasuke, pero no el verdadero, sinó aquel monstruo transformado en el chico que quería, muerto, con su bufanda azul manchada de sangre, los ojos grises y la piel petrea.

Namikaze comenzó a respirar agitado, incapaz de levantar la varita de cerezo y de quitar la vista de la horrible escena.

—Tal parece que Uchiha le teme a su propia muerte— murmuró el profesor Tobirama, pero no se oyó nada más.

Sasuke miró la escena y luego a Naruto, quien había comenzado a sudar frío. No se tomó el tiempo de pensar en lo que ocurría, solo tiró de él y se puso en medio, haciendo que el Boggart cambiara de forma. Ésta vez se transformó en un hombre alto y de cabello negro, con una mueca severa en el rostro que acentuaba las arrugas de su boca. En la mano llevaba un cinturón de cuero, y a pesar del miedo y el odio que Sasuke sentía hacia esa persona, levantó la varita blanca y lanzó el conjuro.

¡Riddikulus!— exclamó con fuerza y el cinturón se convirtió en una serpiente que asustó al sujeto, haciéndolo correr por el salón.

Ignorando las risas, volteó a ver a Naruto. Éste abrió sus ojos negros saliendo del estupor y luego se giró sobre su eje y comenzó a empujar la multitud para poder salir.

—¡Uchiha...!— gritó Tobirama.

—Yo lo buscaré— anunció Sasuke y los alumnos le dieron paso.

Aún en su cuerpo, Naruto seguía siendo muy rápido, así que le costó alcanzarlo, teniendo que correr varios metros. Con brusquedad lo tomó del brazo y lo obligó a detenerse.

—¡Naruto...!— gritó al sentirlo forcejear. Luego él, como queriendo asegurarse de algo, comenzó a tocar su rostro con desesperación, hasta que se detuvo y comenzó a llorar —Estoy vivo— le recordó sin saber del todo porqué lo hacía —Estoy vivo...— murmuró más bajo.

Ésto pareció calmarlo un poco, entonces se limpió las mejillas con las mangas oscuras y desvío la mirada.

—Regresa al salón... yo... necesito un tiempo— raspó —Perdóname por no poder darte la nota... de la prueba.

—Eso no importa— aseguró y entre ellos se hizo un largo e incómodo silencio —¿Tu miedo, es...?

—¡¿No lo viste?!— inquirió molesto, otra vez dejando escapar sus lágrimas, pero aún sin mirarlo.

—¿Por qué...?

—¡¿Por qué crees?!— cuando sus ojos se encontraron, Sasuke retuvo la respiración. En sus facciones familiares apenas podía reconocer las emociones, pero la que había dibujado Naruto en su propio rostro, lucía desesperada y sincera.

—¡Oigan...!— la voz rasposa del profesor de pociones los interrumpió, y ambos disimularon mirando a un costado —¡Al fin los encuentro! Vayamos al salón, ya tengo la cura.

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