14. "Pasado"

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—Piénsalo, todo el mundo encontrará raro que no vaya, y no puedes tampoco actuar como yo estando solo y delante de tanta gente. Lo mejor es ir juntos...— explicó, tragando su vergüenza —Es el día de la amistad también— añadió lo que Hinata le había dicho.

Vió como Sasuke dudó un momento y otra vez sus mejillas se colorearon, haciéndolo estrechar los ojos al percatarse.

—No me gustan los bailes— murmuró —Nunca he ido, no sabría que hacer...

—Por eso estaré a tu lado— sonrió amplio. Sasuke encontró bastante extraño ver su rostro con esa expresión tan alegre y abierta.

—No estoy seguro de que sea buena idea.

—Entonces piénsalo y me dices después— dijo pasando a su lado con dirección a las aulas.

—Entonces piénsalo y me dices después— dijo pasando a su lado con dirección a las aulas

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—Naruto...— llamó Shikamaru, cuando el primer turno de clases había terminado. Sasuke lo miró un momento y luego siguió recogiendo las cosas para ponerlas debajo del pupitre —¿Recuerdas que hay entrenamiento hoy?

—Eh...— Uchiha miró a Namikaze en la primera fila de mesas y luego asintió —Sí, claro, pero... la verdad no me siento muy bien ¿Crees que puedas encargarte?

—Que molestia— bufó y se fué cuando el verdadero Naruto se acercó.

—Creo que se enojó— mencionó Sasuke y él se encogió de hombros.

—No lo creo, nunca he visto a Shikamaru enojado— señaló —¿Vamos a estudiar?

—Si eso quieres...— mencionó —Pero solo un rato, estoy muy cansado ¿Qué le pasa a los Gryffindor que se ponen a jugar en las noches? Por eso es que siempre te quedas dormido en los repasos— reprendió.

—Me atrapaste— rió avergonzado y ambos se encaminaron hasta ese discreto sauce, que ya a mediados de febrero, comenzaba a mostrar los primeros vestigios de primavera.

Ahora era la voz de Naruto la que leía los largos textos de los libros, y Sasuke se encontró disfrutando mucho de ello, imaginando que era el verdadero quien los recitaba en su oído. Ir al baile... Por supuesto que sería como amigos, pero una pequeña parte de él lo imaginaba como una especie de primera cita.

—(...) y fué así como después de mayo de 1998, la varita de sauco desapareció nuevamente, quizás devuelta a su dueño anterior— terminó de leer y miró a Naruto, quien lo observaba también con mucho detenimiento. Carraspeó y cerró el libro —¿Alguna duda?

—¿Por qué es tan especial tu varita?— preguntó, sacando la misma de su bolsillo y ofreciéndosela.

—¿A qué te refieres? Para un mago la varita siempre es importante, ¿o me vas a decir que la tuya no lo es? Yo la encuentro bastante peculiar ¿De qué es el centro?

—Pluma de Fénix. Y sí, por supuesto que es importante, padre la hizo para mí. Él es fabricante— explicó bajo la mirada asombrada del Uchiha —Me extraña que no lo sepas, por lo que veo no compraste la tuya en Diagon Alley.

—No...— murmuró y luego Naruto lo notó indeciso para hablar —Mi madre la compró para mí.

—¿Dónde?

—Japón.

—¡¿Japón?!— exclamó asombrado y se acomodó después, mostrando interés en la historia, lo que hizo a Sasuke resoplar una risita.

—Yo vivía con ella, en Kanto, era profesora de inglés. Cuando cumplí siete, como es costumbre allá, un profesor del colegio Mahoutokoro vino a casa y le habló de la magia, al fin aclarando el hecho de que yo era tan "diferente". A partir de ese momento debía ir a la academia todos los días, hasta cumplir los once y ser internado ahí definitivamente.

—Es diferente a Hogwarts— observó Naruto.

—Sí... Bueno, mi madre estaba sola conmigo y le fué muy difícil comprar lo que necesitaba, sobre todo cuando la varita que me escogió, fué una de cerezo. Suelen ser muy apreciadas en Japón,— se encogió de hombros —pero ella tuvo que vender el departamento y rentar uno mucho más pequeño para poder obtenerla. Aún así, se mostró realmente contenta por ello.

—Es una historia muy linda— observó Naruto con una sonrisa triste —¿Y entonces...? ¿Por qué estás aquí?— Sasuke puso el libro a un lado y abrazó sus rodillas —Si no quieres decirme...

—No, está bien. Es solo que sería la primera vez que lo cuento, pero confío en tí— Namikaze apretó su puño a escondidas, intentando mantener ocultas las emociones que esas palabras generaron en él —Mi primera semana en Mahoutokoro fué todo un suceso, debido a la varita de cerezo los maestros tenían muchas expectativas puestas en mí. Era tan increíble asistir allí; pero madre, queriendo compartir su orgullo, le escribió a mi padre. Ellos no habían tenido contacto hacía años, desde que ella le informó de mi nacimiento y él no se mostró interesado— Naruto frunció el ceño —Pero al saber lo que ocurría conmigo, regresó a Japón y simplemente...— su voz se quebró y tuvo que carraspear para hablar —Dijo que Hogwarts era mejor, todos los Uchiha habían estudiado aquí, y que desde ese momento yo era uno. Madre no tuvo oportunidad de objetar porque no conocía éste mundo y yo solo era un niño de ocho años. Así que vine a vivir al Reino Unido, lejos de ella y todo lo que amaba. Lo único que pude concervar fué ésta varita— la miró y luego a Naruto.

—¿Por eso odias estar en Hogwarts?

—Al principio, sí. El orgullo y la atención de mi padre nunca fueron muchos, pero al quedar yo en Ravenclaw y no en Slytherin, como todos los Uchiha y mi medio hermano mayor, dijo que no podía esperar nada del hijo de una mugle y me abandonó aquí.

—¡¿Pero qué le pasa?!— inquirió exaltado y se enderezó —¿Cómo fué capaz de decir algo así?

—No me importa, de verdad— murmuró —Prefiero quedarme en la escuela que volver a esa casa. Cada que pasa el curso es una tortura— se forzó a reír y entonces entre ellos se hizo un largo silencio.

Naruto se quedó observando como Sasuke acariciaba la madera de la pulida varita con un dedo, pensando en la historia tan triste que había ignorado hasta ese momento, y lo incapaz que se sentía de hacer algo al respecto.

—Si pudieras... ¿volverías?— preguntó en un tono que obligó a Sasuke a mirarlo rápidamente. Naruto no escondió la angustia en su expresión, así que el Uchiha no pudo sostenerle la mirada por más de tres segundos.

—No, ya te dije. Tengo razones para quedarme— murmuró —Además, madre ya no vive en Japón; se mudó a Londres cuando estaba en segundo año— sonrió apenas.

—¿Y entonces por qué no vives con ella?

—Padre no lo permite, pero cuando cumpla dieciocho ya no podrá decirme que hacer— exclamó enojado.

—¿Entonces no la ves desde los ocho, estando tan cerca?— se arrepintió de preguntar cuando Sasuke bajó la cabeza y escondió el rostro entre sus rodillas.

—No...— sollozó.

—Oye... no llores con mi cara, me la llenarás de mocos— bromeó, intentando distraerlo. Verlo llorar era doloroso.

—¿De qué hablas, idiota? Son tus mocos— resopló Sasuke, limpiándose con la manga.

—Entonces no los derroches— exigió, ganándose una pequeña carcajada.

—¿Por qué eres así? Dices cada tontería...

—Si hago reír a mi mejor amigo, pues pasaría todo el día diciéndolas.

Sasuke rió por última vez y tras suspirar para calmarse, mordió su labio antes de hablar.

—Sí quiero...

—¿Sí quieres?— preguntó Naruto, despistado.

—Ir contigo al baile— aclaró y Namikaze se incorporó rápidamente, para luego disimular su efusividad rascando su nuca.

—Que bien...— murmuró bajo —Será divertido, ya verás.

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