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Eva's pov.

Sorpresivamente la convivencia iba bastante bien, a pesar de ser sólo el primer día, Enzo y su hija son muy tranquilos y no causan molestia en la casa. Sé que el día de mañana cuando Julián firme oficialmente con el Manchester City tendré que viajar con él y abandonar Argentina, pero simplemente no puedo mantenerme sola después de todo lo que pasó, Julián ha sido mi único refuerzo toda mi vida y me hace sentirme acompañada todo el tiempo, pude haber ido a la casa de mis padres pero prefería mil veces venir con Julián. Aunque a veces era medio mandon.

—Eva, ¿Podés arreglar la habitación para los chicos? — Paré en seco, estaba a punto de irme a bañar cuando escuché la petición de Julián.

—¿No lo podes hacer vos?, justo me iba a bañar. — Reproché en un capricho y él sólo me dio la mirada para que dejará de hacerlo. — Supongo que mis berrinches ya no funcan con vos.

Al decir mi última frase escuché una risa desde las escaleras, Enzo estaba parado escuchando la conversación y seguramente esperando a que subiera para acomodar su habitación. Fulminé a Julián con la mirada y subí las escaleras con vagancia, entendía perfectamente que él entrenaba todo el día y que casi no tenía cuerpo para moverse, pero es que a veces casi que se abusa de ello. Saqué los acolchados de mi armario y un par de almohadas para la nueva habitación, la casa de Julián es gigante y tiene habitaciones por las dudas de que pasen estos incidentes, aunque me quedaría por unos meses, yo decoré la mía como si fuera a vivir toda la vida ahí.

Entré y comencé a armar la cama, era de una plaza y media que ocupaba un cuarto de la habitación, pude visualizar las valijas y cosas de Enzo, no mantuve mucho diálogo con él para saber por qué estaba así o de dónde conocía a mi hermano, no quería ser tan confianzuda y prefería que se dé con el tiempo, después de todo íbamos a convivir juntos. Mientras acomodaba las almohadas y tiraba perfume sobre las sábanas pude notar la presencia de alguien en el marco de la puerta, ahí estaba Enzo mirando cada detalle que hacía.

—No te preocupes, el resto lo hago yo. — Sonrió y se adentró a la habitación con dirección a sus valijas. — Gracias.

—De nada, cualquier cosa que necesites... — Él simplemente asintió y yo le dediqué una sonrisa, ahora que lo veía con más detenimiento podía notar que era bastante lindo y que tenía una sonrisa de ensueño.

—Eva. — Dijo antes de que pudiera salir de la habitación, giré sobre mis talones y lo miré. — Gracias por todo, vos y tú hermano son los mejores.

Sonreí en forma de halago, Enzo tenía una mirada fuerte y su sonrisa que me obligaban a no dejar de mirarlo, me costaba tanto mantener la cordura debido a su belleza pero debía pensarlo dos veces, él ya tenía una hija y quizás también tenía una esposa o novia, a lo mejor no debería pecar hasta saber con seguridad si era correcto avanzar. Bajé hacía donde estaba Julián y le tiré una funda de almohada en la cara, este reaccionó tranquilo y se rio ante el gesto.

Caminé hacía el baño y decidí darme una ducha tranquila, mis pensamientos se centraban en el misterio padre e hija Fernández, creía estar en mi derecho de saber por qué estaban solos, por qué no tenían otro respaldo que no sea Julián. Escuché como la puerta del baño se abrió y rápidamente tapé mi cuerpo desnudo con la cortina, asomé mi cabeza y pude ver a Olivia con su chupete pidiendo un juguete que estaba en el lavamanos, a lo mejor se lo había olvidado al momento de bañarse.

—¡Juli! — Grité al ver que no llegaba a alcanzarlo, entré en pánico ya que la toalla estaba arriba de la tapa del inodoro y no quería que una nena me viera como Dios me trajo al mundo. —¡Julián!

—¿Todo bien Eva? — Escuché la voz masculina de Enzo a través de la puerta y se me paralizó hasta el alma.

No sabía si hablar o mejor quedarme callada, Olivia sólo me miraba y señalaba su juguete, sabía que si no se lo daba se pondría a llorar, tan sólo ver el brillo en sus ojos lo decía todo.

—Emmh, Oli está acá adentro. — Alcé la voz y él suspiró con pesadez, quería que la tierra me tragara por la situación, prefería que mi hermano entrará antes que un desconocido. — Se olvidó un juguete en el lavamanos y lo está buscando, pero no llego para dárselo.

—Voy a tener que pasar, te juro que ni te voy a mirar. — Sonó convincente así que decidí confiar en él, poco a poco se escuchó como abrió la puerta, agarró el juguete y se fue con Oli acompañado de regaños a la nena.

Todavía podía sentir el calor en mi cuerpo, me había sonrojado a más no poder.

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—¿Les parece si vemos una peli? — Sugirió Julián, ya era bastante tarde y Oli hace poco se había dormido.

—Dale.

Aún no podía mirar a Enzo después de la vergüenza que pasé en el baño, no era culpa de Oli porque es una nena y no es consciente de lo que hace, pero cada vez que veo o estoy cerca de Enzo me sonrojo y lo evito. Ahora que él había aceptado ver la película, no había marcha atrás.

Julián se sentó al borde del sillón y Enzo a su lado, otra situación incómoda que tendría que pasar y por dentro lo puteaba a Julián por que parecía hacerse el boludo. Me senté a su lado y en cuanto la película comenzó, Julián cayó rendido. Intenté mantenerme tranquila y evitar las miradas de reojo que Enzo me daba, después de esto llegué a la conclusión que supe toda la vida.

Julián es un pelotudo.

—Se re durmió tu hermano. — Cortó el silencio entre ambos lo que me dejó atónita.

—Sí, siempre hace lo mismo cada vez que vemos una peli. — Ambos reímos y él me miró fijamente con cara de confusión.

—¿Cómo llegaste a vivir con el Juli? — Preguntó sin descaro alguno, tragué fuerte y me volteé un poco para verlo mejor. — Es que siempre vine y nunca estabas.

—Terminé con mi novio. — Solté en seco y él alzó las cejas en forma de sorpresa. — Hace meses me cuerneaba, yo lo sabía y yo me quedé con él porqué no quería quedarme sola. Entonces Juli me dijo que me mude con él para dejar de sufrir. 

Prestó atención a cada detalle que conté sobre mí ex relación, la verdad era que había sufrido demasiado con Santiago, mi ex. Más allá de la infidelidad, él era bastante abusivo psicológicamente y eso era lo que me mantenía a su lado, a través de la manipulación y ciertas cosas. Enzo se tomó su tiempo para escucharme, era comprensivo y a la vez se mostraba empatico con la situación.

—¿Y vos? — Pregunté sin rodeos, era mi oportunidad de terminar con la incógnita que tenía en mi cabeza desde la madrugada.

—La mamá de Oli falleció hace un par de semanas. Su familia no estaba  muy de acuerdo que estemos juntos y me sacaron mi casa con una orden, así que lo único que pensé fue en Juli en ese momento. — Abrí mis ojos con sorpresa al escuchar su historia, no entendía como alguien podía hacer una cosa así, menos a un pibe joven con una bebé.

—Perdóname, yo no sabía... — Expresé en el momento en que entendí que su pérdida era mucho más importante que la mía.

—No pasa nada. — Agachó la cabeza con una sonrisa escondida, sonreí de igual manera y me quedé mirándolo por varios minutos.

—¿Cómo lo conoces a Juli?

—Jugabamos en River, pero ahora estoy de licencia por lo que pasó. — Miró a mi hermano quien estaba boca arriba durmiendo como si estuviera volando.

—Creo que es mejor que vayamos a dormir ahora, no quiero que Juli se contracture. — Reí un poco y me levanté yendo a buscarlo, lo desperté un poco y lo levanté llevándolo a pasitos de bebé.

Enzo, por su parte, se quedó sentado en el sillón viendo toda la secuencia, antes de subir las escaleras le di una última mirada y lo saludé con mi mano libre, a lo que él imitó el gesto. Aún así, se quedó sentado en el sillón mientras yo llevaba a Julián a su habitación. 

Todavía no entendía como una persona como Enzo podía haber pasado por todo eso, parecía ser un pibe de bien, además es de la junta de Juli. Me recosté en mi cama y miré hacía el techo pensando en su sonrisa, en como con todo lo que le había pasado, no se le había borrado.

Una sonrisa que ilumina la vida de otras personas.





𝗦𝗜𝗡𝗚𝗟𝗘 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora