O33☆

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bemaste.

Eva's pov.


—¡Mamá, mamá! — La voz de Olivia me hizo sobre saltar de la cama, ella estaba a mí lado con una sonrisa y Enzo entraba en la habitación junto a una bandeja con desayuno.

—Buenos días... — Dijo Enzo y Oli agarró unas flores que estaban al costado para entregarmelas, sonreí con ternura al ver como sus pequeñas manos las dejaban sobre mis piernas. — Oli y yo te vamos a consentir durante todo el día.

Sonreí en agradecimiento y Enzo dejó la bandeja en mis piernas, se inclinó para darme un beso y...

—¡Buenos días criaturas del señor! — Gritó Julián entrando como si fuera su casa y se acostó al lado mío afanandome una tostada. — Están riquísimas.

Se saboreo mientras que Enzo y yo lo miramos mal, parecía que Julián sabía arruinar momentos lindos con su hermosa presencia, aunque si no fuera por él, mis días serían aburridos. Abrazó a Oli dejándole un beso en la cabeza y continuó comiéndose mi desayuno, digamos que comí un poquito de este ya que mi querido hermano había entrado con un hambre voraz.

Enzo se sentó a mí lado y se rio de cada cosa que él hacía, capaz era su forma de pagar por haberlo dejado solo en la habitación la noche anterior. Sonreí al ver nuestra familia nuevamente unida, Olivia amaba a Julián como un hermano, claramente los dos tenían la misma edad mental y por eso se llevaban tan bien, ella siempre pedía irse con Julián porque obviamente le cumple todos los caprichos que Enzo no le deja.

—Olivia. — Dijo Julián parandose de la cama dejándonos atónitos con Enzo. — ¡Ahora!

Ambos sacaron almohadones de no sé dónde y comenzaron a pegarnos con ellos, Enzo la agarró a Oli para que parará mientras yo me subí a la espalda de Julián tapándole los ojos y evitando que siguiera. Las risas invadieron la habitación en cuestión de segundos por la joda que hicieron la menor y el boludo grandote, nos acostamos los cuatro mirando al techo tratando de recuperar la respiración después de las carcajadas que se hicieron parte de cada uno de nosotros.

Extrañaría bastante estas mañanas en las que Juli nos visitaba y jugaba con Olivia, sabía muy dentro de mí que por más que la distancia nos separe, seguiríamos siendo una familia. Julián quizás nos visitaría de vez en cuando y nosotros a él, no habría separación definitiva alguna, seríamos una familia a distancia, podía quedarme tranquila de que Julián ya estaba bien y que tenía a su pareja estable. Cuando más lo necesité, él estuvo para mí y yo hice lo mismo, ahora es momento de dejarlo ir.

—Está enana maldita, me dejó un dolor en la espalda. — Rezongó Julián refiriéndose a mí y la acrobacia que hice para subirme encima de él.

—Olivia, a partir de hoy, te prohibo que sigas las órdenes de Julián. — Dijo Enzo con la respiración agitada y con su antebrazo tapando su cara.

—Concuerdo con el turrito. — Dije haciendo que este me mirara de reojo.

—¡Jajajaja, te dijo turrito! — Julián metió púa y comenzó a reírse otra vez a carcajadas.

—¡Tulito! — Repitió Olivia con dificultad haciendo que entre Julián y yo estallen las risas nuevamente.

Enzo nos miró serio y un poco molesto por lo que paramos de reír para incorporarnos en la cama otra vez, me lancé a abrazarlo y Julián hizo lo mismo junto a Oli. Comprendí lo absolutamente enamorada y feliz que me hacía sentir mi nueva familia, aún con dificultades y muchas cosas más en el camino, seguimos protegiendonos como si fuéramos un escudo.

𝗦𝗜𝗡𝗚𝗟𝗘 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora