𝗦𝗜𝗡𝗚𝗟𝗘 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯 ©

O15

Eva's pov.

Continué guardando mi ropa sin darle mucha importancia a Enzo quién me miraba sin saber que hacer, agarró a Olivia y la llevó hasta donde estaba Julián, subió y volvió a cerrar la puerta pero está vez con traba. Volteé a mirarlo con indiferencia e intenté contenerme a la tentación de correr a sus brazos y pedirle perdón por tratarlo así.

—¿Qué te pasa? — Preguntó sin sacar la vista de todo movimiento que hacía.

—Nada, ¿Me tiene que pasar algo?, mejor te cambio la pregunta, — Dije con sarcasmo y me paré enfrente de él colocando mis manos en mi cintura. — ¿Me tengo que enterar de algo?

Me miró sin saber que responder, alzó los hombros haciendo un puchero intentando excusarse. Mi mirada se mantenía firme a la de él y esperaba a que en ese momento se diera cuenta.

—No sé de qué te tenes que enterar. — Y esto ya estaba pasando a otro nivel, tanto que me sentía boludeada por él. 

—¿Cuándo me ibas a decir sobre el contrato que tenes que firmar? — Tensé mi mandíbula y con un semblante serio lo miré.

Él simplemente sonrió y se rio de mí en mi cara, la bronca me subía por las venas y no entendía como se podía ser tan cínico en momentos así. Se me notaba bastante el enojo para andarse riendo de esa manera, crucé mis brazos y él quiso abrazarme por la cintura con una sonrisa.

—Te lo iba a decir pero no te enojes así conmigo. — Sonrió intentando que olvidase todo, pero esta vez no iba a funcionar.

—Una sonrisita compradora no va a funcionar está vez. — Dije con un tono bastante serio que hizo que su sonrisa se borrara. — ¿Cómo era el plan?, anoche me prometías hasta las estrellas, ¿Y hoy te burlas de mí?

—No me estoy burlando Eva. — Dijo intentando que mis brazos se relajaran para poder abrazarme y terminar con la discusión.

—Entonces explícame la sonrisa en tu cara mientras que yo te hablo de algo serio. — Repliqué nuevamente con enojo y no dejando que me toque ni un pelo.

Para él era un juego al parecer, se estaba comportando como un pendejo en vez de poner los huevos arriba de la mesa y decirme lo que en realidad pasaba. Se rascó la nuca estresado pero yo iba a manternerme firme porque tenía mis razones para enojarme.

—Me dieron un contrato para jugar en Europa, en Benfica en específico. — Dijo con seriedad pero se notaba que le había afectado mi forma de reaccionar.

—Yo fui sincera con vos desde el principio, te conté todo de mí y me entregué a vos, ¿Por qué me lo ocultaste? — Pregunté con la voz quebrada y con los ojos llorosos.

—Nunca te lo quise ocultar, en serio te lo digo Eva, — Dijo agachandose un poco a mi altura y poniendo su mano en su pecho. — pero yo pacté ese contrato antes de conocerte, sólo pensé en el futuro de Olivia y el mío como jugador.

Y sí, era una oportunidad gigante para que Enzo triunfará en el fútbol, así como Julián tenía su propuesta para el Manchester City. Por un lado estaba siendo egoísta, Enzo tenía un buen futuro enfrente y yo le hacía un berrinche por no decirmelo.

—¿Cuándo te vas? — Pregunté en seco y este bajó la cabeza.

—En un mes. — Tragó saliva y me miró fijamente a los ojos de manera seria. — Pero yo quiero que vengas conmigo y con Oli.

Sabía que con esas palabras me iba a comprar pero si lo pensaba bien, no quería alejarme de mi hermano. Juli y yo tenemos una relación bastante fuerte, a tal punto de que no podemos estar tan separados el uno del otro.

—Perdóname. — Las lágrimas se escaparon de mis ojos sin previo aviso. — Soy re egoísta, perdóname.

—No, perdóname vos a mí por no decirte nada. — Me abrazó dejando mi cara en su pecho. — Tenés razón en enojarte conmigo.

Agarró mi cara entre sus dos manos y me dio un beso para dejarme tranquila, creo que entendía las razones por las que me había puesto así, más que nada por el miedo a perderlo cuando lo había tenido por tan poco tiempo. Me habían engañado por tanto tiempo que podía llegar a desconfiar de cualquier persona.

Me sentía bien después de expulsar todo eso.

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La noche había llegado y los cuatro estábamos bastante cansados, decidimos pedir delivery para comer más rápido e irnos a dormir de una vez. Al terminar de comer, Enzo decidió dormir en mi habitación con Olivia, ella se acostó entre medio de los dos y ambos nos miramos antes de dormir profundamente.

—¿Estás seguro que querés que vaya con ustedes? — Pregunté mirando sus profundos ojos marrones.

—Obvio. — Sonrió dejándome totalmente tonta. — Te conozco poco, pero eso no quita el hecho de que te quiera mucho.

Mi corazón se derritió en ese momento, Enzo solía tirar piropos mal armados o grasas, no solía ser muy romántico y cuando lo hacía me podía. Creo que no sería mala idea ir con él y Olivia, empezaría una nueva vida junto a ellos dos pero extrañaría Argentina con el alma.

—¿Cómo sabías del contrato? — Preguntó haciéndome mimos en el pelo, cerré mis ojos con rapidez al sentir su tacto.

—Te escuché hablando con Juli en la costa. — Suspiré recordando ese momento horrible.

Enzo siguió acariciando mi pelo hasta que me quedé casi dormida, antes de poder dormirme completamente lo escuché decir unas palabras que me dejaron lo más tranquila posible:

—Hoy cuando te enojaste pensé que se me acababa el mundo. — Susurró pero fue muy audible para mí, mantuve mis ojos cerrados para seguir escuchandolo. — Ya no me puedo imaginar una vida sin vos, Eva.

Mi corazón pálpito con locura al escuchar lo dulce que sonaron esas palabras en su gruesa voz, con eso sólo pude darme cuenta que Enzo no era cualquier pibe, no era como Santiago. Enzo nunca quiso lastimarme ocultando la noticia del contrato, otra persona capaz se hubiera ido sin siquiera decirme acerca de ello y ahora tenía en mente una sola cosa, Enzo valía oro.

—Sé que te lastimaron bastante, pero yo nunca haría nada para hacerte sufrir. — Dijo con la voz quebrada mientras me acariciaba la mejilla, se levantó un poco sin aplastar a Oli y me dejó un beso en los labios para culminar.

Sabía que si abría los ojos él se iba a avergonzar después de todo lo que dijo, así que decidí quedarme con ese momento para mí sola, amaba ese lado de Enzo y esperaba que se quedase conmigo toda la vida.

Con Enzo no tenía necesidad de sentirme insegura.