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Enzo's pov.

Llevaba a Olivia a casa de mis papás para que los visitará por última vez antes de que se fueran de vacaciones, sé que capaz tendría que haber recurrido a ellos en el momento más difícil pero sin embargo sentía un poco de vergüenza después de lo que había pasado. Olivia es todo en mi vida desde que Valu no está, en lo único que pienso es en su bienestar y que irme a Portugal con ella es una de las opciones para dejar atrás todo. Desabroché el cinto de la sillita de Oli y la bajé a upa para aceptar el recibimiento de mis papás, hace tiempo no venía a verlos por los problemas con Valu y los había descuidado bastante. 

—¡Enzo! —Mi mamá corrió a abrazarnos a Oli y a mí con una sonrisa gigante. — ¿Cómo está la nena de la abuela?

Agarró a Oli y mi papá salió atrás de ella para saludar igual, nos hicieron pasar y nos sentamos a tomar unos mates mientras charlamos de un par de cosas que venían pasando.

—Así que por ahora me estoy quedando con Juli y la hermana. — Concluí la historia viendo la preocupación en la cara de mis papás, al parecer no se esperaban tal reacción de la familia Cervantes.

—Hijo, creo que lo mejor sería que me lleve a Oli de vacaciones conmigo. — Dió un sorbo al mate y miró a mi papá que parecía estar de acuerdo con la decisión. — Sé que está situación te está causando mucho estrés, creo que necesitas un descanso de todo esto.

—Pero ma, Oli está bien ahora conmigo, la hermana de Juli me ayuda mucho con ella. — Dije con una sonrisa que rápidamente borré, de sólo pensarla ya tenía una sonrisa en el medio de la cara.

—Por unas semanas sin Oli no te vas a morir. — Respondió mi papá cebando otro mate dirigido para mí.

Y tenía razón, sin Oli por unos días no iba a ser el fin del mundo. La culpa de dejarla sola me invadía, soy su papá y lo único que le queda por ahora, comencé a dudar de dejarla con mis papás aunque sea unas semanas y además a tanta distancia. También pensaba en que si le pasaba algo a Oli no tenía auto para ir a buscarla a La Lucila, no podía sacarle el auto a Juli todo el tiempo como hoy. Aunque yo compré la nueva sillita y pagué la nafta que iba a usar, me sentía mal por tener que usar sus cosas cuando yo tenía las mías.

Julián era un muy buen amigo, desde que me quedé sin nada no tiene problema en prestarme cosas, siento que abuso de su humildad pero él simplemente me dice que no debería sentirlo así, yo necesito la ayuda y él me la brinda. Esa noche dejé todo en la casa, las llaves del auto y algunos juguetes de Oli, todo por lo que había pagado y luchado para conseguir lo perdí por un pedazo de papel.

Entre en una crisis de nervios y salí corriendo a la casa de Julián en busca de apoyo, por suerte lo recibí de parte de los hermanos Álvarez. Me quedé en silencio por varios minutos mientras sólo se escuchaban los sorbos del mate.

—Enzo, lo que queremos decir es que necesitas estar tranquilo por un tiempo. — Dijo mi papá tocando mi hombro en forma de apoyo. — Aunque no lo quieras creer, Oli es un peso gigante para alguien como vos que se quedó sin nada.

—Somos tus papás y queremos lo mejor para vos. Hacenos caso y déjanos a Oli. — Terminó mi mamá, capaz su idea era que pensará un poco en mí, el estrés me estaba consumiendo y ellos lo habían notado.

—Tengo que prepararle las cosas, seguro voy a necesitar ayuda de Eva. — Respondí indicando que había aceptado la propuesta de que Oli fuera a la costa con ellos.

𝗦𝗜𝗡𝗚𝗟𝗘 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora