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Eva's pov.

Desperté gracias a Julián que estaba haciendo bastante ruido en mi habitación sin razón alguna, la luz había vuelto y capaz se había quedado dormido para el entrenamiento. Bajé a la cocina para preparar el desayuno y así dejar pasar el día nuevamente, la verdad es que no salía por miedo a encontrarme con Santiago nuevamente, sabía perfectamente lo que pasaría si volvía a verlo y era lo que menos quería.

Enzo bajó con el pelo despeinado y una cara de dormido tremenda, se había despertado por Julián seguramente, eran como las 9 y Julián siempre se va a entrenar a esa hora. Le sonreí y dejé su desayuno en su lugar de la mesa, todo marchaba bien desde que ya no me sentía prisionera de alguien, no tenía una razón por la cual sentirme mal o simplemente vivir sola.

—¿Por qué no salís? — Dijo Enzo sacándome de mis pensamientos, lo miré rápidamente y él prosiguió: — Digo, capaz te hace bien un poco de aire. Estás todo el día acá limpiando.

—Es lo menos que puedo hacer por Juli, me deja quedarme gratis y creo que le devuelvo el favor así. — Respondí desviando la realidad del por qué no salía a la calle.

—Es una vuelta por el barrio, no es nada si lo pensas. — Insistió.

—No conozco el barrio. — Reproché para que dejará de insistir pero Enzo no se iba a rendir a menos que yo saliera de la casa.

—Vamos juntos, cambiate que te llevo. — Se levantó terminando de comer y lavó su plato en la bacha.

Lo pensé, no lo voy a negar. Hace mucho tiempo no salía desde que pasaron las cosas por miedo, pero era el barrio de Juli que además era privado, dudaba muchísimo que Santiago estuviera acá, pero las palabras de Juli de que no saliera por un tiempo me dejaron pensativa con respecto al tema. Luego pensé que si estaba con Enzo no me iba a pasar nada, salía acompañada y además por él.

Subí a cambiarme el pijama y en cuanto terminé, bajé con emoción en busca de Enzo. Él estaba vestido con un short y una remera negra acompañada de una gorra del mismo color con unos lentes, supuse que era por la prensa y que no podían reconocerlo, aunque se veía tan lindo de esa manera.

—Ya estoy. — Sonreí y él copió la misma acción mostrando sus dientes tan brillantes y blancos.

Por alguna razón, extendió su mano para que la agarrase, dudé bastante y lo miré con sorpresa. Enzo era bastante caradura en algunas cosas, podía ser un poco tímido cuando quería pero en algunos momentos se le caía esa máscara. Me decidí por agarrarle la mano y salimos a dar un par de vueltas por el barrio, lo máximo que había visto de verde era el pasto del patio que encima era sintético, se sentía bien volver a caminar de esta manera y sabía que se iba a volver a repetir ya que le había perdido el miedo a salir.

—¿Viste que no pasaba nada? — Dijo cortando el silencio entre ambos, asentí con una sonrisa mientras miraba todas las casas del barrio.

La mayoría se parecían entre sí pero la que más resaltaba era la de Juli. Enzo me miraba fijamente, intentaba ignorarlo ya que capaz me hacía la cabeza yo sola, eso pensaba hasta que me plantó un beso en el cachete sin previo aviso. Volteé a mirarlo y estaba con una de sus sonrisas, no me quedó de otra que sonreirle y hacer como que nada había pasado.

Volvíamos a la casa de Juli mientras hablábamos como la noche anterior, las conversaciones surgían así como si nada y eran bastante entretenidas, Enzo entró mientras que yo miraba algunas cosas del patio delantero, habían flores que estaban marchitas y que tenía que arreglar, realmente no entendía como Julián podía tener su casa de esa manera.

—Eva. — Escuché una voz muy familiar que me dejó completamente congelada en el lugar.

No quería levantar la vista porque sabía perfectamente se quién se trataba, rogaba para que Julián llegará en ese preciso momento y lo echará pero eso no iba a pasar. Hice la sonrisa más falsa y decidí mirarlo fijamente, me miró de arriba a abajo y simplemente se rio.

—Santiago, ¿Qué haces acá? — Pregunté sin rodeos y él mostró las bolsas que tenía en sus manos.

—Me mudé acá al lado. — Y ese fue el momento preciso en el que mi mundo se cayó abajo. — ¿Podemos arreglar las cosas?

—No creo que sea necesario, yo ya seguí con mi vida y vos con la tuya.

—Sabes que lo que pasó en Pinamar no fue nada, muchas parejas se perdonan infidelidades. — Dijo con una sonrisa cínica, estaba loco si pensaba que iba a volver con él.

—Pero vos y yo no somos pareja. — Aclaré firme y estaba a punto de entrar a la casa pero algo que dijo me frenó.

—Bue, si así lo querés, — Espetó ninguneando las palabras que había dicho. - nada más tené por seguro que nadie va a querer estar con vos.

—¿Qué decís?

—Fui el único pibe que te dio bola en tu vida, ¿Te pensas que alguien te va a dar cabida?, ¿Alguien que no sea yo? — Preguntó con sarcasmo y aires de grandeza. — ¿Realmente te lo crees eso?, mírate un poco y fíjate lo que vas a hacer.

Sin más que decir se fue a su respectiva casa dejándome en un mar de lágrimas. Me había destrozado nuevamente como lo había hecho durante esos tres meses en los que me engañó, Julián tenía razón, no debería haber salido de la casa.

Abrí la puerta viendo a Enzo parado atrás de ella, simplemente me abrazó con fuerza, estampé mi cara en su pecho mientras sollozaba por todas las palabras hirientes que había escuchado, todas esas palabras que había dicho la persona que amé por dos años. Enzo acarició mi pelo y trató de calmarme como pudo.

—No le hagas caso a ese gil, nada de lo que te dijo es verdad, ¿Si? — Dijo separandome para mirarme a los ojos. — Vos te mereces algo mucho mejor que eso Eva, no vuelvas con él por lo que te dijo.

—No pensaba hacerlo. — Sequé mis lágrimas con el dorso de mi mano.

—Me hace bien escuchar eso. — Sonrió y simplemente por inercia hice lo mismo. — Vamos que te compro un helado.

Acarició mi cara tranquilizandome y dejándome en paz conmigo misma. Enzo tenía razón, necesitaba algo mejor que una persona que siempre buscaba lastimarme, el amor no debería doler, no debería hacerte sufrir. Y si, Enzo me mostraba ser muy diferente a Santiago pero un miedo interno no me permitía dejarlo entrar tan rápido a mi vida de esa manera, por más que él fuera la mejor persona del mundo.

Esperaba a que fuera pasajero el dolor que habían dejado las palabras de Santiago, esperaba a que se pasará después de pasar tiempo con Enzo.

Esperaba a que ese viejo dolor nunca volviera.


𝗦𝗜𝗡𝗚𝗟𝗘 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora