Faltaba una hora para el partido con Polonia, estaba terminando de vestir a Oli con su camiseta del 24 y una pollerita perfecta para ella. Sonreí al verla ya lista y decidí sacarle una foto para mandarsela a Enzo.
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Sabía con seguridad que les iría bien en el partido, me preocupaba el hecho de que Lisandro no jugará en ningún momento del partido, según Scaloni, dice que no se sentía muy bien para jugar. Mantuve mi distancia desde aquel día en el que los chicos me expusieron por un chupón, todavía no se me iba aquella marca y hasta el día de hoy seguían jodiendo con eso. Como ya era cábala todos los partidos, me dirigí con Oli hasta el vestuario de los chicos, tenía que asegurarme de que todos estuvieran en condiciones para jugar y de paso los visitaba.
Llegamos y ya se escuchaban a los hinchas cantando a todo pulmón desde la cancha, me emocionaba bastante este partido ya que sería el primero de Enzo como titular, sabía que lograría mantenerse en ese puesto hasta la final y que Julián haría lo mismo, ambos son grandes jugadores sin dudarlo. Al llegar, dejé a Oli con Oriana dispuesta a hablar con Lisandro, sentía que era una charla necesaria para ambos y que si no hablaba con él, sentiría un cargo de consciencia el resto de mi vida.
Saludé a los chicos al pasar y llegué hasta el lugar donde estaba Licha, hablaba tranquilamente con el Cuti que me miró un poco confuso.
—Hola, ¿Podemos hablar? — Pregunté con una sonrisa un poco hipócrita de mi parte.
—Sí. — Fue lo único que dijo y se levantó de la banca acompañandome hacia afuera de los vestuarios.
Estaba bastante nerviosa, sentía un peso en mis hombros que no me dejaba relajarme con facilidad. Lo miré a los ojos arrepintiendome de haberlo hecho, sus ojos eran una perdición, como si un cachorro te estuviera rogando por comida.
—Quiero pedirte perdón. — Dije y él simplemente agachó la cabeza, sabía que no estaba pasando por un buen momento. — Yo...
—Ya lo sé. — Me interrumpió antes de que terminará, pausó y pasó su mano por su cara. — Siempre va a ser Enzo.
—Sí... — Dije haciendo que la voz se me fuera al mirarlo a los ojos nuevamente. — Pero lo que pasó entre nosotros nunca fue mentira.
—Ya sé, pero no puedo competir contra lo que tienen. — Me dedicó una media sonrisa. — Aunque no me elijas a mí, siempre te voy a querer como si lo hicieras.
—Yo sé que alguien va a llegar para vos, alguien que este hecha a tu medida. — Acaricié su mejilla con la yema de mi dedo pulgar y este besó mi mano.
