WHAT IF...?

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love of my life.

Eva's pov.


—¿Sabes por qué nunca vamos a poder estar juntos? — Agaché la cabeza intentando respirar. — Porque siempre estamos peleando, si no es por Sofía es por Lisandro y yo no quiero vivir así. — Mantuve la mirada firme en la suya, sus lágrimas me hacían débil pero debía fingir que no me afectaban. — Yo te amo Enzo, te voy a amar siempre pero creo que por ahora quiero probar otra cosa. A lo mejor, — Pausé viendo por la ventana a Lisandro mientras entrenaba. — me enamoro de Lisandro como me enamoré de vos.

Enzo había quedado estático al escucharme decir esas palabras, yo tampoco creía que eso había salido de mi boca, precisamente porque yo no era así. Había sentido muchas cosas por Licha la noche anterior, sus besos sabian diferente y me gustaba mucho esa sensación. Todo era tan inocente y bueno junto a él, sentía que el destino quería que ambos nos encontraramos.

—Está bien, que seas feliz con Lisandro. — Dijo finalmente para irse sin mencionar ni una palabra más.

La respiración se me agitó debido a las lágrimas, caí al piso en una llanto sin control y la vista se me nublaba por las lágrimas. Sentí unos pasos en la puerta y vi a Lisandro parado frente a mi bastante preocupado por la situación.

—Eva, ¿Qué pasó? — Preguntó agitado y se arrodilló enfrente de mí abrazandome.

No tuve que decir nada ya que lo había entendido todo, siempre fuimos así. Creo que todo esto confirmaba la realidad, me había enamorado de mi mejor amigo.

—Llevame al hotel, por favor. — Dije en un sollozo, no tardó mucho en actuar y me ayudó a levantarme del piso para llevarme hasta mi habitación.

El viaje fue en silencio, aún no me recuperaba del todo por dejar ir a un amor que no tenía futuro. Lisandro puso su mano en mi muslo en forma de apoyo mientras volvíamos al hotel, había dejado el entrenamiento para estar conmigo porque sabía que me sentía bastante mal, una razón más para amarlo.

—Sí no querés hablar de eso está bien, yo sólo quiero que estés mejor.

Pronunció cortando el silencio entre los dos, intenté sonreirle pero sólo salió una mueca de mis labios. Sin darme cuenta, Lisandro cambió el camino del hotel, nos dirigiamos a la playa y sinceramente no quería preguntarle nada, con la mirada ya me había dicho todo lo que quería hacer. Después de unos minutos llegamos a la playa, sorpresivamente no había nadie en el lugar a donde estábamos, Licha agarró mi mano y nos dirigimos hasta la orilla del mar.

—Vamos al agua, dale. — Comenzó a sacarse la ropa del entrenamiento mientras yo lo miraba con detenimiento.

—Está muy fría el agua. — Dije tocandola con mi pie, me eché para atrás pero Lisandro no tardó en colgarme en su hombro como una bolsa de papas. — ¡Lisandro, bajame ya!

Después de pronunciar esas palabras, sentí mi cuerpo sumergirse en la fría agua y la sal quemar mi piel. Lisandro simplemente se reía mientras me miraba desde su lugar, sentí el impulso de besarlo y con rapidez logré hacerlo, parecía sorprendido hasta que sus manos se pusieron en mi cintura y enredé mis piernas en su cadera.

Sus labios tenían ese gusto a sal que nos había dejado el mar en la piel, mi corazón comenzó a latir con mucha fuerza y me separé un poco para mirarlo a los ojos, tenía un brillo único que me hacía querer entregarle todo. Sus manos se deslizaron por mi espalda por debajo del agua desbrochando las tiras de mi top, ya no pensaba en el dolor que sentía en el pecho hace unos momentos, eso demostraba que mi amor por Enzo no era tan fuerte como lo creía antes.

—¿Estás segura que querés esto? — Preguntó separándose de mí, parecía preocupado así que acaricié su mejilla para tranquilizarlo. — Es que no sé, no quiero obligarte a hacer algo de lo que no estás segura.

—Estoy segura, Licha. — Dije firme en mi decisión.

Dudó nuevamente al no creerme pero agarré su cara y nuevamente volví a besarlo sin freno, sus labios eran una perdición y sabía usarlos bastante bien. Nunca me había imaginado que Lisandro podría ser así de bueno besando, siempre lo había visto como un chico tranquilo.

Licha y yo nos dirigimos hacia el auto nuevamente, aún mojados nos subimos al asiento de atrás, se recostó encima mío sin aplastarme volviendo a unir nuestros labios en un beso infinito. Su abdomen se interpuso entre mis piernas mientras bajaba sus besos a ellas, no había mucho espacio pero era lo suficiente para que ambos pudiéramos sentirnos.

Dejó varios besos húmedos en mis muslos, deseaba con ansias sentir la adrenalina correr por mi cuerpo, sus toques daban una corriente de electricidad por mi piel. Sus labios se adueñaron de mi cuello lentamente dejando ciertas marcas, suspiraba por cada roce que el cometía por encima de mí ropa. No tardó en quitarme el resto de la ropa, sus manos se movían ágiles mientras que las mías acariciaban su abdomen bien marcado.

Ambos nos hundimos en el placer, no hubieron barreras después de todo y pude sentir su tacto siendo único en mi piel, dejando huellas que nadie podría borrar. La mirada de Lisandro se centraba en la mía por momento, lo que hacía que mi corazón se volviera un tambor, deseaba tenerlo así todo el tiempo aunque durase poco. Finalmente, me recosté en su pecho en el poco espacio que teníamos en el asiento, básicamente estaba encima de él sin poder moverme con comodidad.

—Te amo Eva. — Susurró en mis labios para volver a besarlos, sentí un montón de mariposas retumbar en mi estómago al escucharlo.

—Te amo Licha. — Se rio y ambos con la respiración agitada miramos al techo del auto.

Mi vista se dirigió al cuello de Lisandro, tenía muchas marcas en su cuello y suponía que el mío estaba igual, no me creía capaz de hacer una cosa así.

Nunca me creí capaz de enamorarme de mi mejor amigo.

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2 meses después.

Estaba mirando el partido del Manchester United viendo como mi novio, Lisandro Martínez, se llevaba a todos los jugadores del Barcelona puestos. Mi vida junto a él era maravillosa, hace poco habían ganado el mundial y la temporada que estaba haciendo Licha en el Manchester estaba dando frutos.

—Eu, ¿Viste que Enzo firmó para el Chelsea? — Julieta me mostró la noticia en su celular mientras el partido llegaba a su fin con la victoria del Manchester. — Dice Juli que lo va a tener como huésped en su casa.

Probablemente no deba visitar a mí hermano durante un tiempo, no si Enzo estaría ahí. Las cosas terminaron bastante mal y no quería verlo nuevamente, aunque hubiera cambiado.

—Felicidades, amor. — Dije abrazandome a su cuerpo y este depositó un beso en mis labios, las cámaras se adueñaron de nosotros y probablemente todo saldría en los diarios mañana.

—Te amo. — Enredé mis brazos en su cuello mientras ambos labios se unieron en un solo beso, largo y suave.

Lisandro me hacía la vida más fácil, deseaba que toda la vida se quedara conmigo y de esta manera, más enamorados que nunca.

Finalmente me había enamorado de mi mejor amigo y no me arrepentía de ello.

𝗦𝗜𝗡𝗚𝗟𝗘 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora