𝗦𝗜𝗡𝗚𝗟𝗘 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯 ©

EXTRA 1

La joda. 

Eva's pov.

—Dale gorda, es sólo por mañana. — Dice Enzo mientras me persigue por la cocina, niego con la cabeza varias veces e intento que deje de insistir tanto, aunque conociendolo no creía que fuera posible. 

—No voy a dejar sola a Oli. — Dije tratando de poner un paro a la situación, Olivia aparece junto a Bruno en medio de la discusión. Parecía con sueño y no tardó mucho en correr a los brazos de su papá, esté la alzó y ambos me hicieron puchero para que cambiara de opinión. 

Enzo había vuelto del entrenamiento con la noticia de que los chicos querían hacer una fiesta en parejas, pero sin los hijos presentes. Claramente me había llamado la atención, hace bastante no salíamos los dos solos y pasabamos un buen rato, pero Olivia se había vuelto una parte muy importante de mi vida de la que no me podía despegar. Tenía como cierta culpa al dejarla sola aunque sea por una noche, aunque fuera a dejarla con la mamá de Enzo. Serví la comida en la mesa y vi por debajo como Olivia estaba recostada boca abajo en las piernas de Enzo, sonreí con ternura al verla y como Bruno se había echado al lado de ella. 

La cena fue en silencio, ninguno de los dos habló para evitar una discusión sobre el tema de la joda. Lo cierto era que aún éramos jóvenes, teníamos ese sentimiento de querer salir de joda y hacer cosas que la gente de nuestra edad hace, aunque tuviéramos la responsabilidad de un hijo en nuestra casa. Lo pensé mucho, hasta cuando nos acostamos en la cama y Enzo estaba a punto de quedarse dormido. 

—Vamos, pero nos volvemos temprano. — Enzo volteó a mirarme con una sonrisa y se me tiró encima para dejarme un beso en los labios. Me reí de su euforia mientras negaba con la cabeza sin poder creerlo, él sabía que diría que "si" en cualquier momento. 

Dentro de poco le tocaría jugar un amistoso en China y le quedaba este fin de semana para descansar, había tenido una temporada terrible en el Chelsea y por dentro, creía que la joda lo dejaría mejor. Según lo que me había comentado, sería en un boliche que hay por acá cerca y siempre hay gente importante, obviamente no era un lugar para los hijos de nadie y con razón habían elegido ese lugar. Tenía la suerte de que mi hermano iba a ir junto a Julieta, ambos ya habían tenido a su bebé al que llamaron como Matías y ya tenía un mes de nacimiento, fue mi mejor momento convertirme en tía y además madrina de él junto con Enzo. 

Después de lo sucedido, decidimos con Enzo que sería mejor no buscar un segundo hijo para nuestra familia, él creía que primero iba mi salud antes que otra cosa y aceptaba su preocupación por ello.

Sentía que ya estaba completa con Oli y Enzo, aunque me gustaría crear una vida por mi propia parte. 

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Íbamos de camino hasta el lugar, Oli se había quedado a cuidado de la mamá de Enzo y me quedaba un poco más tranquila al saber que estaría bien. Llevaba un vestido metalizado con escote y corto, especialmente, el que más le gustaba a Enzo, durante el viaje me miraba de reojo haciendo que me sacara una sonrisa por lo obvio que era. Oriana y Paulo se encontraban en la salida esperandonos para finalmente entrar, me bajé con ayuda de Enzo quien me miró nuevamente con anhelo y susurró en mi oído antes de que pudiera avanzar, su mano se adueño de mi cintura pegándome a su cuerpo.

—Unas ganas de llegar a casa ya. — Dijo con una sonrisa seguido de un apriete en mi cintura que me dejó con cierto cosquilleo en el estómago toda la noche.