O24

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déjame ir.

Eva's pov.

Creo que estaba de más decir que no dormí nada por la noche, me quedé toda la noche despierta pensando en ese beso, no podía imaginarme otra cosa que no fuera eso y me estaba comiendo la cabeza poco a poco. Había amanecido y aún seguía sin pegar un ojo, me di la vuelta para mirar hacia la ventana observando la playa y como el sol salía por el centro del mar, la puerta sonó asustandome y me levanté a abrir preocupandome por lo temprano que era.

—¿Licha?, — Lo miré sorprendida y salí al pasillo junto a él. — ¿Qué haces acá tan temprano?

—Estoy por ir al entrenamiento pero quería dejarte esto. — Miré a sus manos y tenía un chocolate, de los que más me gustaban.

Sonreí y me lancé a abrazarlo en agradecimiento, él era bastante tierno a veces y sacaba su mejor lado conmigo. Escuché la puerta de la habitación de al lado abrirse dejando ver a Enzo y Julián ya vestidos para ir a entrenar, noté la mirada seria de Enzo al verme abrazada con Lisandro y sentí el verdadero miedo.
Parecía tener resaca después de la borrachera que tuvo la noche anterior, me separé de Lisandro y saludé a mí hermano con una sonrisa.

—Bueno, vayan a entrenar. — Palmeé el hombro de Lisandro y este sonrió sacando su mano de mi cintura.

Enzo me pasó por al lado con una mirada bastante fuerte, casi que me pega un ojeo de la puta madre.

—¿Te gustan los defensores ahora? — Julián se burló de mí y se fue riendo mientras golpeaba su brazo.

Ante ese comentario, Enzo volvió a darse la vuelta y mirarme pesado, sabía que a la mañana no se podía hablar con él pero me arrepentía infinitamente de la escena que tuvo que presenciar. Entré nuevamente a la habitación viendo que Ori ya estaba despierta con su celular, me acosté a su lado dispuesta a tener una charla motivadora, tenía mucha confianza con ella y capaz que podía ayudarme.

—Ori, necesito un consejo. — Dije recostando mi cabeza en su hombro.

—¿Qué pasó reina? — Preguntó con la vista en el celular aún.

—Estoy entre medio de dos chicos.

Ella se enderezó en la cama y se sentó enfrente de mí con los ojos abiertos de la sorpresa. Alcé los hombros sin saber que más decirle pero ella aún no salía del shock después de lo que le había confesado.

—¿Quiénes?, ¿Del plantel? — Se acomodó en la cama y guardó el celular. — Paulo puede esperar. — Reí por su comentario y asentí a las preguntas anteriores.

—El Licha y Enzo. — Ori hizo una expresión dando a entender que ya se lo imaginaba, se podía sentir la tensión en el ambiente cuando estaba con cualquiera de los dos.

—Pero, ¿Cómo pasó que quedaste entre los dos? — Preguntó confundida. — Me habías dicho que Enzo ya fue.

—Eso pensé. — Confesé pasando una mano por mi pelo estresada. — Pero ayer me beso estando en pedo, entonces ahora no sé.

—¿Y el Licha?

—Es tierno y detallista, pero no me convence. — Comencé a jugar con mis dedos nerviosa, Ori quedó pensativa.

Si bien Licha me hacía sentir cosas, no eran tan fuertes como las que sentía con Enzo. Parecía que intentaba tapar un amor con otro y llenar un hueco que nadie más que Enzo podría llenar, me sentía mal por jugar con Lisandro sabiendo que mi corazón le pertenece a otra persona. Sabía que meterme en ese terreno sería un desastre, ambos juegan juntos y no podía separarlos por eso, tenían que estar más que unidos.

—¿Por qué no probas con el Licha? — Dijo interrumpiendo el silencio en el ambiente. — Digo, Enzo ya formó otra familia y capaz sólo está buscando tu atención para que no estés con Lisandro.

Oriana tenía razón, Enzo ya había formado otra familia con su nueva novia y Olivia, yo no podía interponerme ahí y por otro lado, Lisandro era un buen pibe y se notaba su interés por formar algo serio conmigo. Las dudas se fueron antes de que Ori volviera a hablar, tendría que olvidarme de Enzo como pudiese y si tenía que arrancarmelo a la fuerza, lo haría.

La vida sigue sin Enzo.

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Los chicos tenían la tradición de hacer fiestas antes de los partidos, supuestamente era una cábala y que lo hicieron durante todos los partidos en la Copa América, decidieron hacer una fiesta en la playa aunque sabían que en Qatar eran bastantes estrictos con el tema de las jodas. Me terminé de cambiar y esperé a Julián en el pasillo para ir juntos, la charla con Ori me había dejado bastante pensativa sobre Lisandro y como era conmigo, tenía derecho a que le dé una chance, pero no sabía cómo le caería a Enzo una cosa así.

—Dale pulga, vamos. — Julián salió con una sonrisa y me abrazó por los hombros.

Decidimos ir en el auto que Julián había alquilado para la estadía, fue silencio total pero Julián tenía que abrir la boca para preguntar cosas incómodas, como siempre.

—¿Qué onda con el Licha? — Preguntó con la vista en el camino, el auto de Ota iba al frente de nosotros y se podía ver a los brazos de Enzo a fuera de la ventanilla.

—Normal. — Contesté cortante para evitar más preguntas, pero Julián no capta indirectas.

—Hoy discutió con Enzo. — Me miró de reojo y la preocupación invadió mi cara.

—¿Cómo que discutieron? — Pregunté alarmada.

—Se ve que Enzo se levantó con el culo dado vuelta y le tiró un par de palazos a Lisandro. — Explicó ya llegando a la playa, detuve la conversación ahí sintiendo culpa por separarlos de esa manera.

Creo que Julián había captado que ya no quería hablar más del tema, no mencionó a ninguno de los dos en lo que quedaba de la tarde. Crucé miradas con Lisandro que no tardó mucho en acercarse a mí, a lo lejos vi a Enzo con Sofía y Olivia sintiendo un poco de peso en mi corazón, a lo mejor ya era hora de dejarlo ir.

—Eu, ¿Estás bien? — Licha me codeó llamando mi atención con una sonrisa. — Te re tildaste.

Asentí riendome y ayudé a bajar algunas cosas que quedaban en la camioneta de Otamendi, y la tarde transcurrió normal. Fuimos a comer a uno de los restaurantes más famosos de Qatar y después fuimos a pasear por la playa. Lisandro no se despegó de mí al igual que Julián, la verdad que parecían dos garrapatas a mí lado.

—Che, — Licha me llamó y lo miré a los ojos dibujando una sonrisa en su rostro. — ¿Te pinta hacer algo después del partido?

—Che Licha, — La voz de Enzo se hizo presente antes de que pudiera responder. — ¿Hace cuánto estás con Eva vos?, digo, es que parecen una pareja casada ya.

Sonrió con maldad ante la pregunta y mis venas se hincharon de la bronca, obviamente lo había hecho a propósito y por celos, las miradas de todos se posaron en nosotros y Licha se puso bastante nervioso. Julián miraba la escena con una sonrisa escondida y mientras tomaba de su bebida.

Agarré a Enzo del brazo y lo arrastré hasta el otro lado de la playa, un poco lejos de los chicos.

𝗦𝗜𝗡𝗚𝗟𝗘 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora