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Argentina - Arabia Saudita

Eva's pov.

Era mi primer día de trabajo como kinesiologa de la selección argentina, estaba un poco nerviosa por que se acercaba el primer partido y los chicos tenían que demostrar que eran lo suficientemente buenos para ganar la Copa, así como lo hicieron en la Copa América y en la Finalissima. Mientras los chicos entrenaban, yo acomodaba mis cosas en la oficina pero no tuve mucho tiempo a solas por que se presentó Lisandro en mi puerta.

—Buenos días, doctocita. — Me reí por su atrevimiento, se asomó por el marco de la puerta con una sonrisa.

—¿No tendrías que estar entrenando con el resto? — Pregunté acomodando unas libretas en la mesa.

—Tendría, pero vine a visitarte en tu primer día. — Se acercó a mí con una sonrisa traviesa.

La relación con Lisandro se volvió más fuerte debido a que el juega en el Manchester United y vive en Inglaterra, nos veíamos seguido por Julián y además no llevábamos muy bien. A veces se siente un poco de tensión entre ambos pero prefiero ignorarlo, solamente tengo ojos para una sola persona.

—Andá a entrenar. — Señalé con la cabeza a la cancha desde afuera.

—Es que tengo un dolor acá. — Se tocó el hombro y expresó molestia en su cara. — Abajo del hombro.

Me acerqué preocupada y toqué la zona, Lisandro agarró mi mano y me acercó a él con una mano en mi cintura sonriendo. Rodeé los ojos con molestia y me solté al escucharlo reír, le pegué un buen golpe en la zona donde había señalado antes y este chilló.

—Ahora si te va a doler. — Reí y él me miró con una sonrisa divertida.

Escuchamos a alguien toser desde la puerta y rápidamente nos alejamos, pensé que era alguien parte del plantel pero era Enzo. Este tenía una mirada seria y Lisandro me dedicó una media sonrisa antes de irse, dejándome sola con Enzo.

Me apoyé en mi escritorio y dejando que Enzo entrará al consultorio, me asustaba el hecho de quedarme a solas con él después de tanto tiempo.

—¿Necesitas algo? — Rompí el hielo con una frase bastante profesional.

—En realidad, no. — Dijo cerrando la puerta detrás de él y adentrandose en el consultorio.

—Entonces podes ir a entrenar tranquilo. — Dije mirando unos papeles que estaban sobre la mesa.

—Bueno, creo que ya está, ¿No? — Habló con seriedad y colocó sus manos sobre su cadera.

—No entiendo a qué te referís.

—Me evitas todo el tiempo, me hablas cortante, me tratas mal. — Dijo cruzando miradas conmigo, mantuve la calma aunque poco a poco se acercaba a mí.

—Creo que los dos sabemos la razón por la que lo hago. — Me senté en la silla del escritorio y fingí que él no estaba presente en la sala. — Si no presentas ninguna lesión, te pido por favor que te retires.

Debí controlarme con mis palabras en ese momento, soné bastante tajante al decir eso y más si me había visto jugar con Lisandro momentos antes. Comencé a mirar el historial de los jugadores en mi planilla e intentando ignorar su presencia.

—No, vos y yo vamos a hablar. — Cerró mi planilla para que le prestara atención. — Hace un año que me vengo guardando todo y a vos parece no importarte nada.

—¿De qué querés hablar? — Pregunté irónica, me levanté de la silla y me incliné en el escritorio.

—De que tengo un dolor acá, — Palmeó su pecho indicando su corazón. — que no me puedo sacar con nada.

—No parece. — Dije dejándolo confundido y sin palabras. — Enzo andá a entrenar.

—Puede venir cualquier persona, pero ninguna te va a hacer sombra a vos. — Dijo antes de irse, finalmente me senté nuevamente en mi silla mirando hacia el campo para ver a los chicos entrenando y a Enzo caminando hacia ellos.

No entendía como captó la indirecta de su nueva novia, era obvio que una persona como él no iba a estar solo por mucho tiempo. Volví a mirar la planilla repasando la historia clínica de los jugadores intentando distraerme de la conversación que tuve recién con Enzo.

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Enzo's pov.

Volví al entrenamiento bastante enojado por la indiferencia con la que me había tratado Eva, si bien había seguido con mi vida junto a Sofía, la única que seguía en mi mente todos los días era ella, pero cada vez me convencía más que había algo entre ella y Lisandro. Me acerqué a Julián para que nos hagamos pases entre los dos mientras Scaloni preparaba las posiciones para el partido de mañana.

—¿Ya la fuiste a ver? — Preguntó Juli sacándome de mis pensamientos.

—Se. — Dije con la vista en la pelota y un poco bajoneado. — Me trató como a uno más.

—Es una boluda, se culpa por todo la tarada. — Dijo Julián haciendo jueguitos con la pelota.

—¿Eh? — Pregunté sin entender a qué se refería.

—Te trata así porque siente culpa por haberte dejado. — Dijo alzando los hombros y continuó dando pases.

Scaloni llegó al campo con la planilla en sus manos y con una sonrisa, hoy se daría a conocer quienes serían los titulares y los suplentes, estaba muy ansioso por saber si sería titular pero tenía varias en contra, como que había mejores jugadores que yo en el equipo. Iba nombrando a los que era obvio que jugarían como titulares, Messi, Di María, Acuña, De Paul, etc.

—A los que no nombré van a ser suplentes, acuérdense que todos son un equipo, los 26. — Finalizó y descubrí que mi destino sería estar en el banco de suplentes, pero podía demostrar que podía ser titular.

Julián palmeó mi hombro intentando darme ánimos después de la noticia, creo que lo que más me preocupaba era que Eva no estaría en el primer partido de la selección, según Julián ella era una especie de cábala. El entrenamiento finalizó y cada uno volvió a su habitación después de pasar por las duchas del vestuario.


Me adentré en la habitación donde estaba Sofía para ir a buscar a Olivia, ambas estaban acostadas durmiendo la siesta, me acosté y abracé a Sofía por la espalda consolando todo lo que había pasado hoy. Por dentro deseaba que fuera Eva la que estuviera en mis brazos en este momento. Llevo guardandome un montón de cosas desde hace 1 año y todavía no pude decirle ni la primera, con un nudo en la garganta me dormí pensando en que quizás mañana sería un buen día.

Todavía quedaba el partido y no podía mantenerme pensativo por si capaz jugaba. Mi mente se imaginaba a Eva y mis manos se desplazaban en sus mejillas a punto de besarla, pero me choqué con la realidad y a la que estaba besando era a Sofía.

Deseo cada noche poder sentir sus labios otra vez.




𝗦𝗜𝗡𝗚𝗟𝗘 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora