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Rhaella se abrazo a sus piernas y se metio en aquel hueco entre los pasadizos. Los hombres se habían ido, pero el daño ya estaba hecho. El frío la hacía temblar y buscaba cubrir su cuerpo desnudo con sus manos. Afortunadamente habían escuchado el grito, pero Aemond llego demasiado tarde.

—¿ Rhaella? —aparto la vista cuando vio a su hermana desnuda y maldijo —¿ Qué sucedió?

—Ellos....

—¿ Te obligaron? —susurro —Dime y haré que los busquen por todos los siete reinos y conocerán el fuego de un Targaryen.

—No lo sé — sollozo.

Aemond se quito su abrigo y se lo tendió. Esta se lo coloco y el peliblanco le tendió la mano para que la tomara y saliera de aquel hueco en el  que se había metido.

—Aegon—susurro —¿ Donde esta Aegon?

Aemond no dijo nada y juntos volvieron a la habitación de Rhaella. El rey estaba ahí junto a su esposa y cuando intentaron acercarse Rhaella los freno.

—Aegon, ¿ Donde esta mi hermano?

—Rhaella, cariño — la reina intento acercarse y nego.

—¡ Mi hermano! ¡ Necesito a mi hermano!

El rey le pidió a una Doncella que buscará a Aegon y se alejo de ellos, pegándose a la pared mientras negaba y ella misma se jalaba sus cabellos.

Minutos después la puerta se abrió dejando ver a Aegon que entró como si le hubieran dicho lo peor. Se acerco a Rhaella con miedo de su reacción y le tendió su mano.

—Ninfa, estoy aquí, soy yo —susurro y esta le dio su mano —No temas, nadie te hará daño.

Rhaella se abrazo a él como si su vida dependiera de aquello y lloro como nunca antes lo había hecho. Se sentía horrible, sucia, usada y lastimada. Tenía unas pequeñas heridas en su cabeza y otras cuantas en sus piernas.

—No me dejes sola, no otra vez, por favor — susurro buscando pegarse más a él.

Los reyes salieron de la habitación y el rey maldijo al ver la carta que había en la mesa.

S,V,T

Era todo lo que decía y sabía perfectamente quién había mandado a atacar a Rhaella.

—¿ Te das cuenta del error que haz cometido, esposa? —miro a Alicent —Aegon y Rhaella eran los que debían casarse desde un principio.

Camino lejos dejándola sola ahí y segundos después el maestre llegó para atender a su hija que se negaba a soltar a Aegon.

—No te vayas, por favor — susurro dejando que el maestre la atendiera —No me dejes, Aegon, no otra vez.

—Rhaella, el maestre va a revisarte y tus Doncellas han preparado un baño con agua caliente para ti. Estaré aquí.

—Ya me haz visto desnuda —susurro —Te aseguro que en estos cinco años nada ha cambiado.

Reprimi mi carcajada y negué. Quería comprobar aquello, pero no era el momento. Salí de la habitación para dejar que el maestre la revisara y sus Doncellas la ayudarán a asearse. Minutos después entre nuevamente y ella estaba en su mueble recostada mirando a un punto fijo.

—Mate a un hombre —susurro y me abrazo —He matado a un hombre, Aegon.

—Fue en defensa propia, esta más que justificado —dejo  un beso en el dorso de su mano —Estarás bien, nadie volverá a hacerte daño, lo prometo.

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ENTRE SOMBRAS {AEGON II TARGARYEN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora