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El estado de salud de la reina estaba cada vez más deteriorado. Para la paz mental del rey no había vuelto a tener que sostener su mano mientras estaba inconsciente.

—Trae a mi hijo—susurro—Si no lo traes yo misma iré a buscarlo.

—Él esta bien, esta en Antigua con madre, Hel y los niños.

—Eso no me tranquiliza—murmuro colocando aquella pieza en su maqueta—Ni siquiera pude despedirme de él.

—Lo veras cuando sea seguro, ¿Sí?—sonrío y acomodo su diadema—Ahora acompáñame a ser un intento de rey y concéntrate en tu salud y recuperación, por favor.

—Bien.

Ambos salieron de su habitación para ir a aquella sala donde todos se reunían diariamente.

—Borros Baratheon ha reconocido su reclamo, majestad—murmuro el consejero de la moneda.

—¿Pero? —la reina lo miro.

—Mis hijos no se van a comprometer con nadie. Que se olviden de la mano de la princesa Jaehaera—finalizo el rey—Si quieren apoyarme que lo hagan, pero no voy a vender a mis hijos como si fueran animales.

—Es la única alternativa que tenemos para obtener alianzas, su majestad...

—Ya dije que no, Lannister.

Todos miraron a Sir Arryk que abrió las puertas de golpe.

—Lo siento su majestad, pero es urgente.

—¿Qué sucede? —Rhaella se levantó de golpe—¿Gaemon esta bien?

—Hay un nombre con características valiryas y la esta buscando a usted mi reina.

Rhaella frunció el ceño y miró a su esposo. Aegon se encogió de hombros y se dispuso a  seguir a su esposa cuando salió de la sala. Por alguna extraña razón aquel acontecimiento le parecía curioso.

Cuando vio aquellos ojos y cabello se quedó estática observando de pies a cabeza al hombre frente a ella.

—¿Tú nombre?—Aegon se poso delante de su esposa.

—Vaegon—respondió la reina—Eres muy parecido a él.

—¿A quién? —Aemond la miro confundido.

—Baelon.

—¿Nuestro abuelo? —el tuerto estaba dudando de lo que decía, pero sabía perfectamente a quien se refería.

—No comprendo nada—Aegon miro a su esposa.

—Mil disculpas mis reyes—se inclino—Soy Vaegon Targaryen, hijo de el rey Jaehaerys y su esposa la reina Alyssane.

—¿Qué hace usted aquí?.

Otto Higwtower sabía lo que pasaba y aquello no le gustaba para nada.

—Hace muchos años me fui a las cuidades libres y me convertí en maestre. Semanas atrás me encontré con la noticia de que el rey estaba buscando una cura para su esposa. Me pareció conveniente venir ya que tengo años de experiencia.

—La reina ya tiene a un maestre y la cuida muy bien—murmuro el abuelo del rey.

—Creo que no hay nadie mejor que alguien de su familia para cuidarla.

—Me parece perfecto—Rhaella sonrío.

—Mi reina ya tiene a un maestre...

—He dicho que el maestre Vaegon estará a cargo de mi salud a partir de este momento.—sonrío cinicamente a su supuesto abuelo—Venga conmigo, le diré cuales son mis síntomas y como se han ido presentando.

Rhaella había pasado horas con Vaegon

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Rhaella había pasado horas con Vaegon. El hombre estaba encantado al ver a una copia de su hermosa hija, Shiera.

—Se que eres mi abuelo—susurro y el hombre la miro desconcertado—Se perfectamente que no soy una Higwtower y que tus hijos eran mis padres.

—¿Cómo sabes de ellos?

—Los he visto en sueños y descubri sus nombres por algunas cartas que encontré en Roca dragón y Marcaderiva.

—No le digas esto a nadie, Rhaella—tomó sus manos—Hay gente que quiere hacerte daño y yo estoy aquí para protegerte.

—¿Protegerme de quien?

—De Otto Higwtower—Rhaella solto sus manos—Tu eres un peligro para sus planes, lo que representas pone en riesgo el plan que ha hecho con tu abuela durante los últimos años.

La reina abrió los ojos de más y se acerco a él.

—¿Mi abuela?¿Saera?¿Daella?Yo estuve investigando, quiero saber sobre mi origen.

—Saera—confirmó.

—¿Por qué quiere hacerme daño?

—Por qué quiere acabar con los Targaryen—suspiro—Quiere extinguir nuestro linaje por venganza a nuestro padre.

—Escuche su historia...

—Su majestad—la Doncella abrió la puerta y entró con el vaso de té—Aquí tiene.

—¿Qué es eso? —Vaegon la miro desconfiado.

—Es un té que bebo desde niña—respondió  la reina con una sonrisa.

—¿Qué contiene? —el peliblanco miro a la Doncella con desconfianza.

—No lo sé, el maestre lo prepara desde hace muchos años y la reina lo toma a diario.

—Deje eso, su majestad—le quito el vaso—Llévate eso de aquí—le indico a la Doncella.

La mujer asintió y se fue llevándose el té intacto. Vaegon sabía que Saera estaba envenando a su nieta, pero jamás pensó que sería a través de un té de hierbas y hasta ese momento lo había entendido.

—No vuelvas a tomar nada que te ofrezca esa mujer—miro a su nieta—Yo me encargaré de tus medicinas y tu fertilidad.

—Yo no puedo tener hijos...—susurro y Vaegon—El maestre me dijo que era imposible.

—Nada es imposible querida, Rhaella.

Vaegon vino a poner orden en todo este desastre

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Vaegon vino a poner orden en todo este desastre. Lo amo tanto

Besos 😘

ENTRE SOMBRAS {AEGON II TARGARYEN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora