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Rhaella trago grueso al ver a su tío esperando una respuesta.

—Rhaella.

—¿ Si?

—¿ Qué estas haciendo aquí?

—Es que......quería escribir una carta para mi madre, pero no sabía donde encontrar tinta y.....

—¿ Por eso estas llorando? — se acerco a ella y limpio la lágrima que había resbalado por su mejilla.

Asintió.

—Pediré a las sirvientas que te lleven tinta y papel. Ve a descansar o pasa tiempo con Jace.

Asintió y dejo la carta en la mesa para salir de ahí. Rogaba a los Dioses para que Daemon no se diera cuenta de lo que estaba haciendo.

El hombre se acercó a la mesa y maldijo al ver la carta medio abierta. El quería que Rhaella supiera la verdad, sería cruel para ella, pero tenía que saberlo.

—Este— señaló Lucerys —Creo que es el más bonito

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—Este— señaló Lucerys —Creo que es el más bonito.

Rhaella tomo aquel huevo de dragón y asintió.

—¿ Qué opinas, Jace?

—Creo que Joffrey debería elegir, Luke eligió el suyo y sería justo.

—Joffrey esta pequeño — dijo el pelinegro.

—Podemos traerlo y que tome el que más le gusta. ¿ Si?

Los hermanos asintieron y fueron en busca de Joffrey. Rhaella tomo al pequeño entre sus brazos y Jace sonrío haciéndole muecas a su hermano.

—¿ Y ahora que están haciendo? —Rhaenyra se cruzo con ellos en el pasillo —¿ Piensan escaparse con mi bebé?

—Syrax ha entregado una nueva nidada y el tío Daemon dijo que podíamos elegir uno para Aegon y pensamos que Joffrey podía hacerlo porque Luke eligió el suyo —Rhaella explicó —¿ Nos dejaras ir?

Rhaenyra frunció el ceño, pero asintió.

—Siempre y cuando estén acompañados por sir Tommen y no dejen que Joffrey se lastime.

—Bien, prometo que no pasará nada —murmuro y dejo un beso en la mejilla de su hermana para ir  a buscar a los huevos.

Los tres salieron del castillo para buscar el huevo de dragón.

Jace tomo los dos huevos de dragón y los puso frente a Rhaella y Joffrey.

—Elige uno—Joffrey miro a Rhaella y esta le sonrío.

El niño puso su mano sobre un huevo dorado en la mano derecha de Jace y su tía asintió.

—¿ Ese? —Joffrey junto sus manitas regordeta y Rhaella se encogió de hombros.

—Creo que ha elegido ese.

Los Velaryon asintieron y volvieron al castillo. Rhaella frunció el ceño al ver la cara de su hermana y tío. Rogó a todos los Dioses cuando vio la carta que tenía Daemon entre sus manos, la misma que ella había roto la noche anterior para leer su contenido y hubiese leído más de no ser por su tío.

ENTRE SOMBRAS {AEGON II TARGARYEN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora