Rhaella Targaryen
La hija adoptada de la reina Alicent y el rey Viserys I
La mejor amiga de su hermano y la niña más querida por sus padres.
Aunque era "Adoptada" la sangre del dragón corría por sus venas, pero muchos solian decir que era una bas...
—¿Estás segura de esto?—el hombre miro a su esposa—Puedo torturarlo con Aemond.
—No, quiero que sea así.
Se subió a Dagahra con cuidado y dejo que Jacearys subiera a Vermax. La dragona pálida tomo gran altura dejando a Vermax atrás.
—¡VAMOS!—Le grito—¡SEREMOS MUY FELICES!
Cuando Vermax salpicó el agua con sus patas Rhaella disparo la primera flecha lastimando al dragón en una de sus alas.
—¡RHAELLA!—grito el joven de cabello castaño.
Una segunda flecha lastimo el ala del dragón que luchaba por proteger a su jinete.
—¡NO HAGAS ESTO!
Una tercera flecha impacto en el hombro del joven haciendo que cayera de su dragón. Rhaella disparo dos flechas más matando a Vermax y Dagahra se acerco a Jacearys que agonizaba a la orilla del mar
La reina se bajo de su dragona y miró aquellos ojos castaños que la habían hecho sonreír en su infancia.
—Yo te amo—susurro—Tú...tenías que ser mi reina como lo decía el abuelo Viserys en su sueño.
—Sí, tal vez se confundió—susurro—La diferencia es que yo jamás te ame Jacearys. Solo quería hacerme esa idea porque pensé que las cosas con Aegon jamas serían posibles...
—Rhaella...
—Mi hijo será vengado con Fuego y Sangre, Jacearys.
Cerro sus ojos con fuerza y disparo la flecha que se incrustó en el pecho de su sobrino arrebatandole la vida. Sus ojos habían quedado abiertos y Rhaella solto el arco mientras lo miraba.
Aegon corrió hasta su esposa junto a su hermano.
—¿Estás bien? ¿No te hizo daño?
—Estoy bien, cariño—lo abrazo—Por fin me siento bien.
Aemond se acerco hasta el cuerpo de su sobrino y cerró sus ojos. Vermax seguía agonizando a las orillas del mar y Rhaella disparo otra flecha acabando con la vida del dragón.
—Daemon Targaryen—susurro—Él debe pagar por la muerte de mis padres.
Tomo la mano de Aegon y juntos caminaron de vuelta al salón.
—¿Dónde está mi hermano?—Aegon miro a aquella mujer y Rhaella le sonrío—Viserys necesita a mamá.
—Viserys estará bien, cariño—se acerco a él y acario su cabello—Mientras tu madre resuelve unos asuntos yo voy a cuidarlo.
—¿Me dejarías verlo? No le gustan los ruidos fuertes y se asusta fácilmente.
—Lo sé y si podrás verlo, pero cuando yo termine mis asuntos, Egg. Como tu madre también soy una mujer ocupada.
El niño asintió y salio del salón dejando a los tres peliblancos.
—Necesito encontrar a Daemon Targaryen y hacer que se arodille ante mí.
—Primero debes descansar—Vaegon la miro—Después podrás matar a todos los que quieras.
—Ya dije que no—miro a su esposo—Estoy bien, solo falta una luna para que este con nosotros. Te prometo que en unos días estaré todo el día en cama.
—Por lo mismo debes descansar—Aemond la miro.
—¿Tú también?¿En serio?—rodo los ojos—Solo falta que Helaena venga a decirme lo mismo.
—Ahí viene—señaló su esposo—Tan bella como siempre.
—Rhaella—susurro y se acerco hasta ella—La nana de Viserys te busca.
Rhaella asintió y se fue en busca de su pequeño.
—Hola, hola—sonrío y tomo al pequeño en brazos—¿Cómo está mi príncipe?
—Muy bien, su majestad—la Doncella la miro—El príncipe Aegon quería verlo, pero le dije que no podía sin usted.
—Ve por él y dile que ya puede ver a su hermano.
—Si...
—¡Dioses!—la reina se doblo del dolor—¡ABUELO!
Vaegon corrió en busca de Rhaella cuando escucho aquel grito.
—¿Qué me pasa?—tomo su mano—¡Me duele mucho!
Aegon la tomó por las piernas y la llevo hasta su habitación.
—Sal de aquí—Vaegon lo miro.
—Estás loco si crees que voy a dejarla, viejo—señaló a su esposa—Mírala, me necesita.
—Duele, duele mucho—susurro apretando las sábanas—¿Va a nacer ahora?
—Si, cariño—susurro su abuelo colocando un pañuelo en su frente—Solo debes esperar y ser fuerte.
—Aún falta—susurro—Egg, no te vayas. Nuestro hijo va a nacer.
—No iré a ningún lado—susurro—Siempre estaré aquí.
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Los gritos de la reina se escuchaban por toda la estancia.
—¿Está dando a luz?—susurro Rhaenyra a Helaena y su hermana asintió—Esta cumpliendo su sueño.
—Es lo justo después de todo lo que ustedes hicieron—susurro—Iré con ella no tiene sentido que este aquí.
—Cuando se recupere dile que me deje ver a Viserys—pidió—No puede ser tan cruel.
—Ni te imaginas.
Salio de los calabozos y se encontró con Aemond.
—¿Qué han dicho?
—¡Hola!—Aegon salio de la habitación lleno de sangre con una gran sonrisa—¡Tenemos a un príncipe!
Entro nuevamente cerrando la puerta y Helaena sonrío abrazando a su esposo.
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