Capítulo 18
Maia
Como todas las mañanas lo hacía me levanté y me miré en el espejo. No sabía por qué, pero aquel día me encontraba particularmente hermosa. Me contemplé desde distintos ángulos, y todos me demostraban la misma belleza. Me levanté un poco el camisón y me miré el abdomen ya comenzaba a notarse. Sonreí con emoción y alegría. No podía creer que en una abrir y cerrar de ojos, ya habían transcurrido cinco años desde que obtuve mi nuevo cuerpo.
Rebusqué en mi armario una ropa acorde al día. Empecé con la ropa interior. Imaginé que algo sexy correspondía, y luego pasé al resto de la ropa. Después de ver unas cuantas prendas me decidí por un bello vestido sin mangas. Cepillé mi sedoso cabello y lo decoré con un listón.
Estaba muy entusiasmada sabía muy bien que era una jornada especial y sobre todo sabía que sería un gran día.
Llegué al lugar del encuentro a la hora pactada, y allí ya estaba "mi chico", se veía muy guapo como siempre. Al verme me sonrió como también yo lo estaba haciendo.
Nos abrazamos, y de la mano caminamos por la peatonal. De vez en cuando yo me arrojaba sobre él para besarlo y en otras ocasiones era al revés.
–Y ¿cómo va la pancita? –me preguntó al tiempo que apoyaba su mano en mi vientre.
–Bien –respondí con una gran sonrisa –. Creciendo como corresponde.
–Desde que me diste la noticia –se detuvo y me tomó de los hombros –me hiciste el hombre más feliz del mundo.
–Y yo soy la mujer más feliz del mundo.
Se inclinó un poco ya que yo apenas le llegaba al torso, me acarició el rostro con el revés de la mano y sentí mi cuerpo estremecer. Finalmente me besó con apasionado desenfreno. Haciéndome sentir la mujer más especial del mundo.
* * *
Me desperté sobresaltado. Estaba bañado en sudor de los pies a la cabeza. Respiraba de forma entrecortada.
Cuando logré ordenar mi mente y tranquilizarme, salté de la cama, prendí la luz de mi cuarto y me miré en el espejo. Aún era una bella mujer, pero vestía el pijama de siempre, el de varón, no un camisón como en el sueño.
Luego me miré la panza, era plana como desde hacía un tiempo, nada se asomaba allí. No estaba embarazado.
Lo siguiente que intenté descifrar es si el estrógeno estaba causando algún efecto indeseado en mi mente, para ser más exacto si me estaban a comenzado a gustar los hombres. Pero de sólo pensar en ello me causó nauseas, eso me confirmaba que no era así. Y aún tenía dieciséis años.
Sin fuerzas me apoyé sobre el marco de la ventana.
–Esto es lo único que falta, que después de todo lo que tuve que vivir, ahora también tenga horribles pesadillas.
* * *
Cuando el sol comenzó a asomarse por el este yo no había logrado conciliar el sueño. Dándome cuenta de que dicha empresa se volvería imposible, me levanté fastidiado.
¿Alguna vez sintieron que nada de lo que soñaron salía bien, que todo iba en la dirección contraria? Eso sentía yo desde que pedí el deseo, cada segundo desde aquel día. Como hacia cada mañana al levantarme, me miré en el espejo que estaba obstinado en devolverme siempre la misma imagen, una que yo no deseaba.
Fui al baño y evacué mi vejiga como mujer. Tomé mi uniforme escolar, el de mujer, y me vestí. Peiné, para acomodar un poco, mi cabello de mujer y salí directo a la escuela esperando que el día sea igual de malo que los anteriores o ¿por qué no? peor.

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Maia mia
RomantizmDespués de un rechazo amoroso, Nadir se encuentra devastado. Pero como si eso no fuera suficiente, se despierta una mañana transformado en mujer. Mientras intenta recuperar su cuerpo se afronta a un mundo desconocido. Pero ¿qué sucedería si en esa f...