Capítulo 5 (2da parte)

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Capítulo 5

Maia

Entré en mi habitación, dejé los paquetes y me derrumbé sobre la cama. Desde allí miré el espejo, no era ninguna novedad la imagen que me devolvía. Lo que era nuevo era mi incertidumbre de si estaba de acuerdo o no con lo que veía, si me hacía feliz o infeliz.

Miré hacía la ventana que estaba a un lado. Me levanté, pero me costaba acercarme. Tenía miedo que después de tanto tiempo de esperarlo viera una estrella fugaz y no pudiera formular el deseo, o que lo hiciera y luego me arrepintiera.

Imaginando que esa noche nada iba a decidir, me fui a dormir, sabiendo cual sería la imagen que a la mañana me devolvería el espejo. Pero una vez más tendría la incertidumbre de si estaría feliz o triste.

* * *

Al día siguiente no tenía fuerzas para ir a la escuela y por ello me quedé en casa, acurrucado entre las sábanas de mi cama. Cerca del mediodía Ulises llegó para visitarme.

–Entiendo –exclamó una vez que le expliqué los acontecimientos de los últimos días –. Y ¿qué vas a hacer?

–Eso es exactamente lo que me gustaría saber –Me tomé la cabeza.

–Bueno si decidís volver a la normalidad de seguro encontrarás a una buena chica, y si decidís quedarte como mujer eres un buen partido para cualquier hombre.

–¿De qué estupideces estás hablando?

–Pensalo sos la mujer perfecta, no haces planteos molestos, te gusta el fútbol, frente a vos se puede eructar y tirarse pedos, sos el partido perfecto.

–Primero no soy una mujer, y segundo sos un idiota.

–Es un chiste, no te lo tomes tan a "pechos"–Estalló en una fuerte carcajada.

–Imbécil –respondí entrecruzando mis brazos frente a mi pecho y sonrojándome.

–Al menos te levanté un poco el ánimo –Me guiñó un ojo.

Apenas sonreí. Caminé hacia la ventana del living y desde allí vi cómo se avecinaba una tormenta.

–¿Qué es lo que debo hacer? –pregunté de forma retórica.

En pocos minutos comenzó a llover. El invierno se había hecho esperar, pero finalmente había llegado a la ciudad y a mi vida.

* * *

–¡Dios! ¡¿Cómo aguantan el frio con esta ropa?! –exclamé al tiempo que me tomaba la pollera del uniforme escolar para que el viento no dejara al descubierto mi ropa interior – ¡Me muero de frio!

–Podrías ponerte unas medias cancán. Aunque me extraña tu frase "como aguantan". Es como si fuera la primera vez que vistes pollera en invierno –Florencia me miró con curiosidad.

–Bueno es que... es que en mi anterior escuela podíamos ir con pantalón –inventé.

–Ah... ok –respondió sin mucha seguridad.

Seguimos camino a la escuela.

Aquel día tuvimos la última hora del día libre y mientras la mayoría decidió regresar a sus casas o programar una salida de último momento. Yo opté por dirigirme a la terraza de la escuela. El día estaba gris y frío, pero de alguna manera sentía que el aire fresco me ayudaba a ordenarme las ideas y pensar con claridad.

Debía tomar una decisión, pero ya no era tan sencilla.

Un viento huracanado hizo revolotear mi cabello en el aire y al mismo tiempo me levantó la pollera. Maldije el clima y el hecho de tener que usar aquella prenda escolar en un día como ese.

Maia miaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora