Maia mia

Capítulo 5 (3ra parte)

Capítulo 5

Maia

Hasta hace unos meses atrás se podía decir que mi vida era relativamente normal. Pero una mañana me desperté y descubrí que me había transformado en mujer. A partir de allí mi vida cambió. Tuve que acostumbrarme a un cuerpo ajeno con realidades que desconocía.

Pese a todo me enfoque en volver a mí antiguo cuerpo. Pero, para variar, las cosas se complicaron: la chica que me gustaba se sentía atraída hacia mí en mi nueva forma. Dudé y dudé, pero al fin decidí abrazar mi realidad como mujer y estar junto a Florencia.

Sin embargo, el destino tenía guardado algo más. Como frutilla del postre mi mejor amiga, me confesó que está enamorada de mí desde hace mucho tiempo, y mi realidad no era un impedimento para ella. Como se darán cuenta pase de una vida común y corriente a una vida no tan simple.

Todo ello cruzaba por mi cabeza, o al menos creo que así fue, mientras Wendy aún me besaba. Cuando sentí sus suaves y deliciosas labios sobre los míos mi cuerpo se estremeció. Sabía que estaba mal, pero no me importaba, no quería que aquello se terminara, quería seguir. Por ello la tomé de la cintura e impedí que se alejara. Mi mente estaba en blanco no pensaba con claridad. Sentí mi sexo humedecerse.

De repente la imagen de Florencia vino a mi mente y alejé a Wendy, quizás de una forma más brusca de lo que se merecía. No pareció importarle. Dando ligeros pasos se me acercó de nuevo.

–Sé que estás con Florencia. Pero no me importa –sentenció con fría sinceridad.

Me tomó con suavidad de la cara con ambas manos, y una vez más volvió a unir nuestros labios. Cuando consideró que el beso había sido lo suficientemente largo como para demostrar todo el amor que sentía, recién allí me soltó. Despacio, con la misma delicadeza quitó sus manos, lo hizo arrastrándolas por lo tanto a medida que se separaba dejaba en mi rostro una caricia.

Durante unos segundos ninguna miró a la otra, no levantábamos los ojos de nuestros zapatos. ¿Sentíamos pena? ¿Vergüenza? ¿Enfado? ¿Pasión? O quizás era una mezcla de todos esos sentimientos, sentimientos que no queríamos reconocer que existían dentro de nosotros y eran inspirados por la otra.

–Ya no podía callar lo que sentía, lo siento –Wendy fue quien rompió el silencio.

–Yo... yo...

No sabía cómo terminar la frase o mejor dicho no sabía siquiera como empezarla.

–No necesitas decir nada, solo... solo necesitaba que lo supieras. Necesitaba quitarme todo esto que tenía dentro y que no me daba paz. Yo te amo, sin importar como estés o con quien estés.

–Pero Wendy yo no puedo....

–No necesito respuesta tampoco, solo necesitaba que lo supieras –me interrumpió.

Dio media vuelta y se marchó corriendo. No me permitió decirle nada, pero, aunque se hubiese quedado se me hacía imposible decir algo, porque no sabía que era lo que había sentido realmente. Estaba seguro de mis sentimientos hacía Florencia, sin embargo, el beso me había fascinado, no tenía dudas y a partir de aquel día ya se me haría imposible seguir viendo a Wendy de la misma forma.

* * *

No habían pasado ni cinco minutos de su partida cuando Wendy regresó. Algo en su expresión se había modificado, se la veía más segura. A paso firme ingresó otra vez a la casa sin esperar mi invitación.

–¿Estás solo? –preguntó. Apenas asentí con la cabeza –. Mejor.

–Wen... sé que debería decirte algo... pero...

–No. Ya te dije no es necesario.

–Aun así...

Me interrumpió colándome dos dedos en mis labios.

–Vos vas a ser mi novio o mi novia, no me importa. Al final vas a estar conmigo. Nada más importa, y te lo voy a demostrar.

–¿C... cómo?

Sin decir más, me besó de nuevo, con más intensidad.

–Wen, espera –la detuve.

–No, no lo voy a hacer.

Se echó para atrás, y con delicadeza y femineidad fue dejando caer sus ropas al suelo. Primero su campera y gorro, siguió su vestido y por último su ropa interior, hasta que quedó completamente desnuda.