Capítulo 19 (3ra parte)

139 13 0
                                    

Capítulo 19

Maia

La idea del viaje y más aún la visita a las aguas termales era con el fin tranquilizarme y tomar una decisión con respecto... con respecto a todo, a quién amaba realmente, a como seguir con mi vida ¿ya me había acostumbrado a ser mujer? ¿me había resignado a volver a mi antiguo cuerpo? ¿Quería volver a mi antiguo cuerpo? Y sí lo hacía ¿qué pasaría con Florencia? Ni yo lo sabía.

Mientras veía, parada, a mis amigas a la distancia mi atención estaba centrada en su escultural imagen y me daba cuenta de que amaba a ambas, o eso pensaba. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando me di cuenta que un grupo de pajeros tenían los ojos clavados en las nalgas de mi trasero. Sonrojada volví a sumergirme en el agua.

-Y ¿qué tal Nad? ¿Estás más relajado? -preguntó mi amigo con los ojos cerrados y la cabeza apoyada sobre una roca.

-Relajado no es precisamente la palabra que usaría en estos momentos -exclamé viendo como los pervertidos ahora les prestaban atención a mis pechos.

Pocos minutos más tarde Florencia y Wendy regresaron junto a nosotros.

-Aún seguís escondiéndote? -inquirió mi novia con una sonrisa.

-No paran de mirarme.

-¿Querés que dejen de hacerlo?

-Por supuesto.

-Yo te ayudo.

Sin previo aviso, se arrojó sobre mí, se abrazó a mi cuello y me besó en la boca con pasión. No sé por qué, pero mi primer pensamiento fue mirar a Wendy que miraba la escena con recelo y seguramente con bronca.

-Ya está -exclamó Florencia separándose -. Dejaste en claro que no te interesan los hombres, verd... ¿eh? -se interrumpió al ver que mis ojos estaban clavados en Wendy.

-Ah... yo...gra... -balbuceé.

-Creo que ya es hora de que regresemos ¿no? -me interrumpió.

Sin esperar a ninguna respuesta salió del estanque.

-Flor esperá -la llamé, pero no me escuchó o no quiso hacerlo.

La seguí, pero recién la alcancé en los vestuarios.

-Florencia... ¿qué pasa?

-Nada, pero el agua caliente no esta tan buen para la piel.

-A vos no te importan esas cosas.

Mi novia guardó silencio, desvió la mirada unos segundos y luego me miró otra vez

-Maia, yo no pretendo que no mires a otras chicas -exclamó con seriedad -. Solo te pido que no seas tan obvia cuando lo hagas.

Me sentí avergonzada, no por lo que me decía, sino por mi actitud reprochable.

-Lo siento.

Florencia terminó de cambiarse y sin decir una palabra más, salió del vestuario.

Minutos más tarde Wendy entró y fue directo hacía mí.

-Wen, lo de recién yo...

Me interrumpió al besar mi boca con la misma pasión o quizás con más que Florencia.

-Ya te lo dije, no voy a perder. Vi cómo me mirabas -exclamó con una sonrisa.

También tomó sus cosas y salió.

-¿Qué voy a hacer? -exclamé una vez sola y tirándome de las pelos.

En el viaje de regreso no hubo mucho de qué hablar, Florencia no emitió ni una palabra. Por mi parte intentaba discernir por qué mis ojos últimamente iban hacia donde estaba Wendy, y no a mi novia que había sido el amor de mi vida desde mi primer día en secundaria.

Al llegar a la posada busqué algún momento de intimidad con Florencia con el fin de poder intentar arreglar las cosas. Cuando Wendy salió de la habitación para responder a un llamado de su madre, tuve el momento justo. Pero mi novia se metió en el baño sin darme la oportunidad.

Medité toda la situación, quizás lo mejor era ser sincera y pedirle un tiempo, la lastimaría, pero con mis actitudes también lo estaba haciendo.

Miré hacia la puerta y pensé decírselo, el no verla era más ventajoso. Pero antes de formular la primera palabra, oí el picaporte girar, la puerta se abrió y antes mis ojos apareció mi novia desnuda. No era la primera vez que la veía así, pero en ese momento algo era distinto, la vi tan inmaculada, con sus senos perfectamente redondos, sus largas piernas, su cabello negro cayendo en cascada hasta los hombros. Se acercó y se agachó para estar a mi altura. Yo no podía quitar los ojos de ella. Con el dedo índice de su mano tocó suavemente mi labio inferior y luego me besó delicadamente. Se alejó un poco y posó sus ojos de intenso marrón en mi rostro.

-Mientras me mires así, toda va estar bien entre nosotras -aseguró.

Me quitó la remera y luego desató las correas del corpiño de mi malla haciéndolo caer al suelo. No la detuve, no pude. Sí, lo sé, soy de terror.

.......................................................................

Nada, casi nada del final del arco. Gracias a los que siguen a la historia desde el inicio, y a los que se están sumando llevando esta historia casi a las 10000 lecturas, algo impensado cuando la inicié. Esto motiva para seguir adelante y seguir entregando sábado a sábado capítulos de calidad. Les aseguró que desde ahora todo lo que viene va a ser más vertiginoso.

Saludos!!!!!!!!!!!!!

Maia miaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora