Maia mia

Capítulo 6 (4ta parte)

Capítulo 6

Maia

"¿Florencia o Wendy?" pensé. "¿Wendy o Florencia?".

Contemplé el techo de mi habitación como lo venía haciendo desde una hora.

"¿Nadir o Maia? ¿Hombre o mujer?"

Me reincorporé y me examiné el cuerpo como si fuera la primera vez que lo veía. Por encima de mi ropa, seguí con la mano la circunferencia de mis pechos. Hice lo mismo con mis caderas. Por último, me dirigí a mi pelvis. Metí la mano dentro del pantalón y con la yema del dedo toqué mis genitales, ya no los sentía ajenos como tiempo atrás. Sabía muy bien el aspecto que tenía, sus formas y... sus sensaciones. Retiré mi mano, y fue el tiempo de acariciar mi cabello, era más fino y suave que el anterior, caía en cascada sobre mis hombros. Acaricié la suave piel de mi rostro. Me coloqué de pie, sabía que desde mi transformación me había achicado unos pocos centímetros. Me contemplé en el espejo durante unos pocos segundos.

–¿Hombre o mujer? –me volví a preguntar.

Mi madre entró en la habitación y al verme de pie, se acercó y me abrazó por detrás.

–¿Sin decidirte todavía? –me dijo.

Ella era especial, no necesitaba preguntarme nada para saber que pensaba o como me sentía. Me había acompañado y apoyado en cada decisión que había tomado desde el cambio, y aún hoy lo seguía haciendo.

–Cuando todo esto comenzó –expliqué –, deseaba con todo mi corazón volver a ser Nadir. Pero hoy siento que Maia es más real. Vos ¿qué preferís? –Me volteé para mirarla.

–Yo lo que prefiero es que mi hijo o hija sea muy feliz en su vida. Y siempre va a contar conmigo para lo que necesite.

Nuestra conversación se interrumpió cuando el timbre de la casa sonó insistentemente. Bajé las escaleras, abrí la puerta y me encontré de frente con mi mejor amiga. Estaba eufórica y una sonrisa le surcaba la cara de un lado a otro. Entró sin esperar mi permiso, algo que ya era costumbre en ella.

–Wen estaba por llamarte, yo... lo que sucedió con Ulises en el viaje...

–Eso ya no importa –acompañó sus palabras con un gesto de la mano –. Él ya me explico todo.

–¿Ah sí?

–Sí –me abrazó en forma juguetona –. Nunca dudé de vos Maia, se que seguís siendo casta y pura –se burló –. Pero no nos desviemos del tema.

–Y ¿cuál es el tema?

–¿Viste las noticias?

–No.

–Y ¿tú celular?

–Está sin batería, estaba en mi habitación... –me interrumpí al recordar la examinación de mi cuerpo.

–¿Ah sí? Y ¿qué estabas haciendo? –exclamó con una sonrisa cómplice al ver que me ponía roja como un tomate.

–Nada que te importe. Solo descansaba.

–Claro, seguro –continuó con un tono burlón.

–¿No era que no debíamos desviarnos de lo importante?

–Sí, es cierto.

Caminó a un lado y a otro de la sala de estar de mi casa con las manos en la cintura dándome la espalda.

–Nad. Yo no sé qué pasa por tu cabeza –continuó con un tono más serio –. Pero cuando oí esta noticia me alegré mucho y vine directo a contártelo –se volteó para mirarme.

–¿Qué noticia?

–En una semana, el 30 de septiembre habrá una lluvia de estrellas.

–¿Esa es la gran noticia?

–¡Oi tontita! –me golpeó la cabeza simpáticamente – ¿No entendés? Tu cambio lo produjo una estrella fugaz y ahora va a haber una lluvia de ellas. Finalmente vas a poder pedir el deseo de volver a la normalidad.

No dije nada, tampoco me moví de mi sitio, estaba congelada. Por alguna razón en mi cabeza solo resonaba el pensamiento que tuve más temprano.

"¿Nadir o Maia?" "¿Hombre o mujer?"

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Bueno amigos, nos estamos acercando al final de esta historia, muy pronto veremos qué decisión toma Nadir/Maia con respecto a... todo.