Capítulo 3 (2da parte)

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Capítulo 3

Wendy

No podría decir que lo vi llegar, más apropiado era decir que la vi llegar. Era la viva imagen de una jovencita de dieciséis años que regresa feliz luego de un día de shopping. Ya no podía distinguir ni el más mínimo rastro de mi amigo.

–W... Wen ¿Qué haces acá? –preguntó nervioso y dejando a un lado los paquetes.

–Te estaba esperando, quería hablar con vos –expliqué aún sorprendida.

–Ah... ah... bueno aquí estoy.

Me paré y me acerqué para verlo mejor.

–¿Tenés puesto... maquillaje?

–Ah... bueno eso... eso –Se sonrojó, y nervioso jugueteó con un mechón de cabello, hasta que se lo pasó por detrás de la oreja.

–No importa, no me tenés que dar explicaciones. Me voy ya es tarde –Le pasé por al lado.

–P... pero espera ¿no querías hablar?

–¡Sí! –respondí dándome vuelta para mirarlo molesta – ¡Quería hablar con Nadir, no con Maia!

Se me quedó mirando con expresión de tristeza, mientras yo respiraba en forma acelerada.

–Wen no es lo que crees –dijo al fin.

–Todo lo contrario, es lo que pienso y ese es el verdadero problema... el único problema –añadí con un nudo en la garganta –. Yo... yo venía disculparme por mi actitud del otro día, pero creo que no es necesario. Tal parece que no me equivoqué.

–Wen...

–Voy hacerte una última pregunta, y espero que seas sincero ¿cuánto hace que no miras hacia el cielo durante las noches para buscar una estrella fugaz? Por qué yo lo sigo haciendo todas las noches.

No encontré respuesta.

–Supongo que tendré que acostumbrarme a la idea de que mi amigo se fue y solo me quedó una amiga –sentencié.

Caminé hacia la puerta.

–Hace tiempo te enojaste y dijiste que no te gustaba ser una mujer, que lo odiabas. Me pegunto... que dirías un día como hoy. Pero lo cierto es que no se si me animo a escuchar la respuesta. Por lo que veo en tus bolsas, ya ni hasta la ropa te incomoda –sentencié sin mirarlo.

Salí. El mini verano se estaba acabando y comenzaba a sentirse el fresco típico del otoño, por eso abroché mi saco y abracé mis brazos para defenderme del frio.

Sentía una gran angustia, unas ganas terribles de llorar, una fuerte tentación de gritar de bronca, pero no hice nada de eso, solo caminé en soledad hasta mi casa.

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A Wendy le cuesta cada vez más ocultar sus sentimientos, aunque no sera la única....

Gracias a todos los que siguen la historia y comentan en cada capítulo.

Maia miaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora