Capítulo 6 (3ra parte)

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Capítulo 6

Maia

Allí estaba, totalmente desnuda frente a mí. Ya me era imposible verla como mi mejor amiga, solo podía verla como una mujer, una mujer hermosa. Su piel delicada y blanca como la nieve, con apenas un enrojecimiento en las mejillas debido a la vergüenza que le provocaba la situación. Por primera vez prestaba atención a lo bello y perfecto que era su cuerpo, sin exageraciones en sus curvas, pero armoniosas.

Sin saber cómo actuar me quedé de pie contemplándola.

–Por favor, Nad. Me muero de la vergüenza hacé algo.

–Es que no sé qué.

–No soy tonta –exclamó tapando sus genitales con las manos –. Sé que vos y Florencia estuvieron juntos.

–¿C... cómo?

–No preguntes, las mujeres nos damos cuenta y punto. Así que acá el de experiencia sos vos.

–No es que tampoco tenga tanta experiencia –Mi mente estaba en blanco, no podía pensar y decía las cosas sin pensar.

–Entonces solo déjate llevar.

Con delicadeza tomó mis manos entre las suyas y lentamente me las apoyó sobre sus pechos, en ningún momento dejó de mirarme a los ojos.

–Pero Wen en este cuerpo yo...

–No me importa tu cuerpo, ya te lo dije. Y esto que vamos a hacer es la prueba más grande que te puedo dar. No creas que para mí es fácil, es incomodó, pero lo que siento por vos es más fuerte.

–Ya me lo demostraste –por primera vez intenté ser dueño de la situación.

Tomé sus manos, me acerqué y la besé en la boca.

–Con todo lo que hiciste ya me demostraste lo que represento para vos.

Acaricié su rostro con la misma delicadeza que se toca un pétalo de flor, mis dedos se perdieron entre sus cabellos dorados, y mis deseos más íntimos en sus ojos celestes.

Me estremecí al sentir el contacto de su piel, la descubrí tan suave como la mía. Ella cerró los ojos, y se dejó envolver en mis caricias. Me respiración se aceleró.

–Te amo -exclamé.

Wendy me miró sorprendida.

–T... tú voz -dijo.

–¿Qué? –inquirí.

Ahí me di cuenta que era más grave y no tan aflautada como antes.

–No solo es tu voz... vos.

Me toqué el rostro y lo sentí más áspero. Continué con mi pecho que se había aplanado.

–Nad... volviste...volviste a la normalidad –exclamó mi amiga sorprendida.

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WOW que final, será que a partir de ahora la historia se llamara Nadir mío? Ya veremos.

Maia miaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora