|Actualidad|
Minjeong estaba sentada en el sillón con sus piernas cruzadas y su cabeza de lado mientras veía a su hija ver una caricatura. Jimin tenía trabajo y pese a que trató de ausentarse más tiempo, fue llamada por su jefe inmediato para asistir o iba a ser despedida.
Normalmente dejaba a su hija con una amiga de ella. Sin embargo, no podía ese día y tuvo que confiar en MinJeong, además no sabría cómo explicarle esa situación.Y Winter estaba cumpliendo, quedándose solo en silencio, observando a su hija. No lo aparentaba, pero estaba ansiosa, ¿cómo debía hablarle? Esa pregunta la tenía más distraída de lo que creyó.
Se levantó del sillón llamando la atención de la infante.
—Baño.— Señaló torpemente. Vio a su hija verla y luego girarse.
Cuando llegó al baño, al cerrar la puerta soltó el aire, que ni ella sabía que estaba conteniendo.
Una de las cosas que Karina le había dicho esa mañana antes de irse, fue que que no le dijera a su hija que, bueno, eso; era su hija. Sería algo complicado de explicar y después de todo, Winter no se quedaría mucho tiempo. Lo que menos quería Karina es que su hija se pusiera triste al ver eso, así que tuvo que restringirle a Winter decir esa información, no era prudente. Extrañamente Winter estuvo de acuerdo con eso, no quería forzar las cosas, debía ir lento, tenía ya muchas cosas en su contra, y de verdad necesitaba hacer que Karina volviera a confiar en ella. Debía ser paciente.
Abrió el grifo y se echó agua en su rostro, repitió el proceso hasta que se sintió menos ansiosa. Se quedó viendo su reflejo; las marcas en su rostro aún eran visibles, sus ojeras por las horas de sueño invertidas buscando a Karina, sus labios partidos. Ella era un desastre andante. No era diferente a como la mayor la vio cuando iban en preparatoria, pero fue por Jimin que Winter trató de cuidarse un poco más.
Cada marca en su cuerpo era un recordatorio de su vida, de su presente, ya que ella jamás soltó el pasado. Eso la llevó a estar allí de nuevo.
Suspiró.
Vio sus manos con marcas de cortadas y sacó de nuevo sus guantes. No quería preguntas innecesarias y mucho menos algo que no puede explicar.
Salió del baño y vio a su hija enfrente de la puerta, esperándola. No se sorprendió, solo siguió de largo y volvió al sofá. La niña la siguió mientras arrastraba su manta, cuando MinJeong se sentó, la infante la acompañó, en la misma posición.
¿La estaba imitando?
Sonrió con ese pensamiento. Le gustaba que su hija tuviera los rasgos de Jimin, pero que tuviera ciertas cosas compartidas con ella, era algo bueno. Al parecer sí tenían cosas parecidas después de todo.
La niña se quedó mirándola fijamente y luego se levantó hasta tocar con su dedito la ceja de Winter. La mayor no recordaba que había dejado descubierta su frente, la curiosidad de su hija era latente. Entonces, como si no tuviera algo mejor qué decir decidió contarle, aunque es consciente que poco iba a entender.
—¿Esto? —Vio a la niña asentir.— Fue mi padre. Yo solía practicar boxeo con él.— Imitó unos movimientos haciendo a la menor aplaudir fascinada. Eso fue agradable.— Solía entrenarme mucho, en una práctica simplemente me comenzó a tirar cosas punzantes para esquivarlas —buscó un momento cómo imitar eso, pero no pudo. Lo dejó así.—, yo fallé y me golpeó algo en la ceja. Fue doloroso, supongo.— Resumió.
—¿Dolodoso?
—Me hacía llorar.
—¿Lloda?

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Psycho || WinRina G!P
FanfictionJimin cegada por su primer enamoramiento juvenil, y luego de creer ciegamente en las palabras de quién fue su pareja durante tanto tiempo, logra salir de aquella desastrosa relación. Sin embargo, Minjeong no está nada feliz con eso.