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|Actualidad (continuación)|

Agarró ambas manos de Jimin y las puso hasta unirlas detrás de su cuello, sintiendo un cosquilleo por toda su espina dorsal; tan caótico en su interior como electrizante, tener a su chica así de cerca siempre le generaba tales sensaciones. Miró atenta los labios de Jimin y comenzó a acercarse más a su rostro.— Dime.— Susurró.

La mayor sintió un calor burbujeante en su interior, y luego ese mismo calor bajar a su centro. Recordó el sueño que tuvo; sólo el principio, antes de que terminara como cualquier otro sueño relacionado con MinJeong, en una pesadilla. Esos ojos que la estaban incitando, eran los mismos que había atesorado por un largo tiempo, sintiéndose vulnerable ante esa mirada, se sinceró.

—Me gustó, lo hiciste muy bien.

Minjeong sabía la respuesta, era obvio. Ella conocía esos "extraños sonidos" que hizo mientras dormía y la sonrisa que tuvo mientras se removía en la cama, fue tan atrapante como la primera vez que vio a Jimin desnuda frente a ella, tan jodidamente caliente para su bien. Sonrió con diversión y alardeó un poco.— Lo sé.— Tomó el mentón de Jimin sintiendo su suave piel con sus dedos.— Pero déjame demostrártelo de nuevo.

Jimin miraba atenta los ojos oscuros de Minjeong. Sabía que iba a perder su cordura en cualquier momento si seguían tan pegadas, tan unidas; no refiriéndose a este momento, sino a todos y cada uno de esos momentos que tuvo y tendrá con ella si no se detiene. Estaba sintiendo los indicios de la demencia y eso lo confirmó luego de no poder contener sus propios pensamientos y deseos.— Está bien...— dijo en casi un suspiro aceptando tal disparate como fundamento sólido de su nula racionalidad.

Debió haberse vuelto loca. Eso sería más razonable que el hecho de que está totalmente consciente de lo que está haciendo, de lo que los labios y la cálida lengua de Minjeong le están haciendo.

Minjeong no perdió tiempo y la retuvo contra la puerta de la habitación, quitando lo más que podía de espacio entre ambas; quería sentirla, necesitaba el tacto de Karina para no cometer actos delictivos, para no mancharse las manos, para estar bien. Necesitaba a Karina, y era una necesidad tan primitiva que la tenía al borde de perder los estribos si hubiese seguido sin tocarla, sin besarla, sin probarla; Karina era su cura ante cualquier mal, pero también era su droga, y una muy adictiva.

Sus manos sostuvieron de forma posesiva las caderas de Karina, manteniéndola pegada a ella. Entornó sus ojos sintiendo la pequeña fricción entre sus sexos, la cual continuó haciendo de forma persistente y necesitada.

Se separó del beso, respirando pesado, apenas racional.

—Rina —llamó mientras sus dedos aventuraban hasta rozar la ropa interior de la mayor.—, me gustaría continuar aquí, pero creo que debemos pasar.

—Ah, sí, claro...— mordió su mejilla por dentro y abrió la puerta detrás de ella. Cuando entró miró su habitación mientras caminaba hasta ver su cama frente a ella, sintió sus manos sudar.— en realidad, yo no me he depil-

Trató de excusarse hasta que escuchó el click de la puerta cerrada, dio un brinco y se giró sin esperarse ver a Minjeong quitarse su camiseta frente a ella dejando sólo su pantalón deportivo.

Cuando Minjeong estaba por quitarse también el pantalón se detuvo viendo los ojos dudosos de Jimin, volvió a mirar hacia abajo y negó levemente. Siguió caminando hasta tener a Jimin frente a ella; con su mirada dubitativa, sus manos cerradas a cada costado de su cadera, se estaba arrepintiendo. Acercó su mano hasta una de las de Karina sin dejarla de mirar, no pareció acceder al principio, pero finalmente dejó que tomara su mano hecha puño.— No tengas miedo de mí.— Le dio un corto beso a su puño. No tardó poco hasta que la mano de la mayor se abrió lentamente, acarició su mano lentamente.— Por favor.

Psycho || WinRina G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora