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|Actualidad|

2:00 a.m.

Karina debía irse a trabajar, pero seguía mirando a Winter dormir con su ceño fruncido y su mandíbula tensa.
Estaba molesta, y al menos llevaba media hora con esa expresión, ¿cómo podía dormir así? Un misterio.

Se sentó al borde de su cama y miró el suelo sin saber exactamente por qué, solo lo hizo, y pareció perder mucho tiempo allí porque el brinco inesperado de Winter la asustó hasta caer de golpe en el suelo.

—Mierda... —masculló. Miró hacía arriba a Winter sobre sus rodillas, apenas respirando correctamente.— ¿Qué te ocurre, idiota?

No hubo respuesta, luego los ojos de Minjeong miraron con terror toda la habitación hasta ver a Karina aún en el suelo con su expresión molesta.

—¿...Jiminie?

Habló tan despacio y bajo que Karina dudó un momento de que siquiera haya hablado, pero esa mirada en ella la hizo preocupar un poco.
Quitando el hecho de que despertó asustada y seguía sin decir nada, solo miraba con esa expresión de vacío y miedo en ella.

—Jiminie...

Escuchó su nombre nuevamente.

Ignoró que literalmente le dolía aún el trasero de la caída y fue hasta Minjeong, lentamente acomodándose de nuevo sobre la cama.

—¿Qué sucede?

Quizá era esa aura tranquilizadora de Jimin, pero Minjeong hizo otra cosa inesperada esa madrugada. Abrazar a Karina.

—Oye, ¿qué haces?

Pregunta estúpida. Pero Karina estaba tratando de no sentirse tan agobiada con el mar de sentimientos que la golpearon como un pequeño bote en el extenso mar.

Minjeong se acomodó hasta que su rostro quedó en el cuello de Karina. Sus brazos estaban alrededor del cuello de Karina, una posición incómoda por el simple hecho del contacto tan íntimo.

Es la manera estúpida en que Jimin siempre caía. Winter solía tener muchas pesadillas, siempre despertando asustada y buscando algo o alguien; específicamente Karina, para apoyarse.

Nunca descubrió con exactitud qué tipo de pesadilla era, pero ese contacto tan cercano parecía servir como remedio temporal.

—¿Fue otra vez ese sueño?

—Sí.

Jimin abrió sus ojos sorprendida. Minjeong sonó tan vulnerable, como si no fuera capaz de matar ni una mosca, pero sabía que solo era por esos momentos, de ahí simplemente le daría ganas de cerrarle la boca porque cada vez que hablaba decía algo peor.

—Aquí estoy, eh.

Y si eso ya era lo suficiente raro, lo que dijo Minjeong antes de dormirse, dejó a Jimin sin dormir.

—No sé qué haría sin ti... realmente no tengo a nadie.

Fue casi un susurro, un lamento silencioso.

Jimin carraspeó. Un nudo en su garganta se formó.

Retiró los brazos de Minjeong de su cuello y la acomodó mejor sobre ella, solo estaba jugando con el cabello de la rubia mientras veía el techo. Su corazón estaba inquieto y eso estaba siendo una tortura auto impuesta. Fácilmente podría quitarla de encima de ella, la podría haber dejado allí sola, o incluso la pudo haber insultado, pero no, Jimin no podía hacerlo. Su enojo justificado estaba en pausa, o realmente no estaba lo suficientemente dentro de ella para hacerla entrar en razón.

Siempre era eso. Minjeong tenía esa mirada y esa forma de ser que lejos de hacerla sentir horrorizada, la hacía sentir más curiosa. Jimin desde niña fue muy curiosa, siempre quiso saber el por qué de todo, siempre trataba de estar ahí para los demás, ella tenía aún ese sentido de curiosidad y salvavidas. Ella quería ayudar.

Su sueño frustrado siempre fue la medicina. Incluso la misma Minjeong le dijo qué tal vez debería haber rendido el examen, pero sabía que vería menos a MinJeong, y eso la asustó en su momento. Su dependencia emocional frustró sus planes, y eso pudo haberla enojado, pero no, no lo hizo. No puede culpar a la menor, en sí, no fue su culpa.
Lo hizo más complicado de manejar.

Duró toda la madrugada recordando y recordando, como lo único viable que halló.

Sin importar qué tanto huya de sus sentimientos, siempre la alcanzarán.

Escuchó la puerta de su habitación siendo abierta. Miró a Haewon, quizá tampoco debería dejarla dormir sola tanto tiempo, no solía hacerlo, pero desde que llegó Minjeong ella sola quería irse a su habitación.

Tan oportuno...

—¿Mami?

—Minjeong. Tengo que trabajar, despierta.— Su voz salió cansada y sin ningún ánimo, ese intento torpe de moverla pareció funcionar.

Vio a MinJeong removerse en su cuello y luego irse moviendo hasta quedar de espaldas.

—¿Seguirás durmiendo? — Preguntó irritada. Ella no durmió y ver a Winter tan despreocupada era molesto hasta cierto punto. Sin pensarlo dos veces, con su pie la pateó fuerte hasta tirarla de golpe fuera de la cama.— ¿Ya?

Karina sin dormir daba miedo. Haewon cerró lentamente la puerta y fue a su cama de nuevo.

Minjeong no parecía molesta. Comenzó a reírse mientras se sentaba en el suelo, recargó su cabeza en la orilla de la cama.— ¿No dormiste?

—¿Contigo encima? Adivina.

—Disculpa. No lo recuerdo, pero...— se levantó hasta ver a Karina directamente.— gracias, Rina.

Hizo una mueca rara, y soltó un resoplido antes de irse al baño.

Jimin apretó sus labios formando una línea, por alguna extraña razón quería sonreír. Se levantó y fue por Haewon, un poco de café tendría que ayudarle con su mañana.

...

Al regresar de su jornada, Jimin encontró demasiado silencio en su casa y la ausencia de dos personas. Se preocupó, buscó en su habitación y no las encontró, al pasar por la habitación de su hija escuchó su risa y la abrió de golpe mirando a Winter de espaldas y a su hija con su ceño fruncido.

—Ustedes dos, ¿qué están haciendo?

Ambas miraron a Jimin. Winter tenía un pasador en su cabello sujetando su fleco y Haewon sostenía otro en su manita.

—Dijo que quería ver mi cara, y otras cosas que no entendí.— Murmuró la mayor. Tuvo que acceder porque según Taeyeon entre más cosas permitiera, mejor le caería y Karina podría enamorarse de eso. Así que lo hizo.

—¿Desde cuándo eres tan... —buscó una palabra que definiera lo que sea que estaba pasando allí.— permisiva? Ni siquiera a mí me dejabas tocarte cuando nos conocimos.

—Ella al menos me preguntó. Tú me obligadamente a ver una ardilla a 5 metros de la escuela, solo porque según tú era muy linda.— Winter negó.— No lo era, incluso estaba sin pelo en ciertas partes.

—¡Y sigues reclamándome! Ugh, me largo.

Minjeong sonrió de lado y miró a Haewon.— Tu mamá es fácil de distraer.— Comentó con burla.

Su hija solo rió, aunque no lo entendió en absoluto.

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Gracias por leer 🤝 

Psycho || WinRina G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora