Los pequeños ojos azules de la bebé miraban con ensimismamiento las llamas rojas que se desprendían de las manos del menor, de algunos 5 años, mientras que ella siendo dos años menor que él, de 3 años, no tenía el conocimiento pero sí la curiosidad de porqué sus manos emanaba el fuego que solía ver en las velas cada vez que pasaba por un restaurante.
El pelirrojo, al notar la curiosidad de la niña que se encontraba en las piernas de su madre, se acercó a ella a pasos lentos, siendo visto por sus padres y la madre de la niña.
— Hola — saludó él. La pequeña inclinó la cabeza —. Mi nombre es Touya. ¿Cómo te llamas?
— Ori — dijo con una diminuta voz.
— Su nombre es Saori — respondió su madre —. Está aprendiendo a hablar.
— Ya veo — comentó. Sonrió ampliamente — ¿Puedo mostrarle mis llamas?
— Touya, ten cuidado con ella — dijo su madre, quien a su lado estaba una pequeña; era su hermana —. Saori aún no ha desarrollado su Quirk, procura no lastimarla.
— No te preocupes, mamá — dijo él —. No le haré daño.
La mujer de cabellos oscuros dejó en el suelo con lentitud a su pequeña, cerca de sus piernas. El menor se arrodilló frente a ella para luego mostrarle sus llamas otra vez.
— ¿Sabés que en este mundo existen las Quirk? — negó —. Una Quirk es una habilidad que puede poseer una persona. Nací con el mismo poder de mi papá, una Quirk de fuego — la pequeña de ojos azules estiró sus manos con la intención de tocar el fuego pero el menor se alejó unos pasos de con ella —. El fuego quema, no te quiero quemar.
Apagó sus llamas para sentarse frente a ella. La menor, con curiosidad, miró el cabello del niño, así que comenzó a gatear para tomar el cabello del niño.
— Es muy curiosa, ¿no? — preguntó el padre del niño.
—Sí, demasiado curiosa. Pero ella misma conoce sus límites — respondió la mujer.
— ¿Mi cabello? — asintió — ¿Te gusta? — volvió a asentir. El chico se inclinó para que la niña acariciara los mechones rojizos, no emanaban calor pero sí suavidad. Se detuvo cuando vio que estaba lastimando con sus pequeños zapatos las piernas del niño.
— Perdón — se disculpó. Touya, por su parte, rió y alborotó los pequeños cabellos oscuros de la niña.
— No te preocupes.
No sabían que después de ese breve encuentro, la vida de ambos niños sería sacada de un cuento de hadas, claro, si todos los cuentos de hadas incluyeran dolor, sufrimiento, ansiedad y depresión.
Esperaba por él en las escaleras de la escuela. Ella de 5 años y él de 7. Aún no acababa su clase, pacientemente siempre lo esperaba en los escalones.
— Listo — dijo el menor acercándose a ella —. Vamos a casa — dio leves palmadas en su cabecita. Le dio la mano para ayudarla a ponerse de pie. La tomó y pudo levantarse — ¿Cómo te fue en tus clases?
— Bien, hice un dibujo, ¿lo quieres ver? — preguntó animada. Touya sonrió.
— Llegando a casa me lo puedes mostrar — asintió contenta.
— ¿Y a ti cómo te fue?
— Bien, muy bien. Aunque... Hay una tarea que se me complica un poco.
— ¿Qué cosa?
— Fracciones.
— Puedo ayudarte con eso.
— Veo que te gustan mucho las matemáticas.
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Judas; Dabi x OC x Hawks.
Fanfiction«Jesús es mi virtud Y Judas el demonio con el que quiero estar». [Libro II; Saga: Little Monster]