Todo doble | Taegyu

11. A donde adoptan mascotas

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Ponerse lo zapatos solos aún resulta difícil, y como siempre, le dedica más tiempo que al resto de la ropa.

El hecho de que todos los muebles de su habitación estén a su alcance es un aspecto favorable. Entonces puede alcanzar una gorra y un pequeño bolso con facilidad. También consigue un poco que colonia que rocía sobre sí.

En el pequeño espejo puede verse y se siente satisfecho y feliz. Incluso quiere presumir ante sus padres que se vistió sin ayuda. Solo que eso no es parte del plan.

Kai es el único que sabe todo, pero no lo puede acompañar porque en su casa tiene a los abuelitos de visita. Así que hará esto solo. Con un poquito de miedo, admite, pero con confianza. Solo es ir a donde los perritos que están camino a la escuela y luego llevar su nueva mascota a casa.

Sale de la habitación y oye ruido en el patio lo que le asegura que su padre debe estar trabajando en algo allí.

La idea es irse en silencio. Kai le explicó que si le dice a su papá que irá por algo que no está en la lista de compras este se negará antes de que pueda ir. Así que se trata solo de irse y volver rápidamente.

Tardó un par de minutos en abrir la puerta, pero lo logró. Entonces volvió a cerrarla con cuidado y estando fuera solo se ubicó para su misión.

Kang Jungwon es un niño muy inteligente al que se le dan bien las direcciones. Suele caminar delante cuando va a lugares conocidos con sus padres. Conoce el camino de la casa al apartamento y de cada una de las viviendas a la escuela. También sabe dónde está la casa de Kai y dónde se toma el bus para ir donde la abuela. Reconoce el lugar del parque y de su pizzería favorita. Varias veces lo han elogiado por ello.

Así que con confianza camina en dirección a donde se adoptan mascotas y en el camino solo va pensando en qué debería escoger. Está claro que sólo podrá cargar con una. Lo que puede ser un cachorro o un gatito, porque aunque le gusten las serpientes le da miedo agarrar una.

Juega un poco bordeando los hidrantes y y se detiene cada que ve un animalito en la acera.

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—¡Wonie, ven a ayudar a papá! —exclamó sin recibir respuesta. —¡Wonie!

Nada.

Pensando que se había quedado entretenido con el televisor fue a buscarlo al salón pero allí no se encontraba. Lo volvió a llamar un par de veces y como no lo vio en la primera planta, pensó que estaba en una de las habitaciones ejecutando alguna travesura.

—Jungwon, respóndeme —ordenó con un poco más de fuerza, pero por la pequeña opresión en el pecho. —Kang Jungwon —volvió a llamar y, de nuevo, nada.

En ninguna de las habitaciones, ni los baños, ni en la planta baja. Tampoco debajo de ningún mueble o en el techo. Su hijo no estaba en ninguna parte. Entonces rápidamente se quitó los guantes con los que estaba trabajando y tentó sus bolsillos en busca del celular.

Su primer contacto: Soobin.

Uno, dos, tres, cuatro pitidos y no fue descolgada. ¿Dónde podría estar su hijo? No se le ocurría nada entre la turbación que había hecho casa en su cabeza. Y no fue hasta la tercera insistencia que su mejor amigo respondió.