7. Gomitas

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Lo más agotador de trabajar en bienes raíces era tener que fingir estar dispuesto a todo siempre. Lo más gratificante era conseguir un buen precio de compra luego de una pelea de negociación. Lo más delicioso, la bonificación por venta que dejaba la jefa en su escritorio. Lo más importante, tenía horarios flexibles para pasar tiempo con su familia.

Su familia se reducía a Jungwon. Sus padres vivían lejos como para visitarlos más que un par de veces al mes. Sin hermanos y habiendo conservado sólo un amigo desde que entró a la universidad, sinceramente no había mucho más que Jungwon, y le encantaba.

Se sentía bien buscar a su hijo al taekwondo, comprar algún bocadillo de camino y comerlo en cualquier lugar de la casa mientras conversaban de cómo había sido su día.

—¿La casa tiene un tobogán?

Sí, son las preguntas curiosas de su hijo cuando le habla de su trabajo.

—No, pero tiene la cocina marmolada y muy buena recepción de luz en la mañana.

—Es aburrido si no tiene un tobogán —determinó Jungwon volviendo su vista al rollo de canela que quedaba en el plato.

—Es cierto mi amor, era una casa aburrida, pero a papá le dieron un buen bono por venderla —aseguró Beomgyu echándose completamente acostado al suelo.

Jungwon, quien no entendía lo que era un bono, solo continuó comiendo de la manera más tardada posible el rollo de canela. Una manía que adoptó de Beomgyu y por la que este no tiene la moral de regañarlo. Quizás un día le deja de parecer y ya está.

Decidió dejar solo al niño un rato mientras iba a rellenar los vasos de jugo en la cocina.

Suspiró cuando vio que su sabor favorito, manzana, se había acabado y solo quedaba jugo de naranja. Al menos a Jungwon le gustaba. A Jungwon y a él, quien ya no estaba y aún se pregunta por qué lo sigue poniendo en el carrito de compras.

—¡Wonie, acompaña a papá a la tienda!

Y solo minutos después se hallaban con una pequeña canasta deambulando por los pasillos, cuando inicialmente sólo habían ido por un par de cajas de jugo de manzana.

Jungwon señaló un paquete de gomitas que se encontraban a una distancia que no alcanzaba. Beomgyu miró el producto y a su hijo pensando si debía hacerle caso. Obviamente terminó rendido.

—Solo porque papá ganó un bono y está de buen humor, pero es lo único que compraré.

Jungwon emocionado se abrazó a la pierna de su padre y luego a su nuevo paquete de gomitas. ¿Debía contarle a papá Taehyun que tenía un nuevo paquete de gomitas en forma de ositos en casa? También le llevaría algunas porque eran realmente deliciosas y su papá amaba los dulces.

Giró para preguntarle a su padre si podía hacer lo que estaba pensando cuando lo que vio le hizo fruncir el entrecejo.

—Papi —llamó siendo cruelmente ignorado— Papá —volvió a insistir alargando la última vocal— ¿dulzura?

¡Sí!

—¿Wonie, pasa algo? —Su papá se había agachado quedando un poco más cerca de él y el hombre con quien hablaba lo miró con una sonrisa que no le gustó.

—¿Podemos ir con papá? Quiero darle gomitas.

—No es tiempo de ver a tu padre, mi amor.

"Jungwon, Jungwon, ¿qué haces?", dijo dentro de sí Beomgyu ante la inoportuna pregunta de su pequeño.

Todo doble | Taegyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora